Parte 26

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"¿Cómo se compara la calidad de un individuo?".

Esta pregunta puede generar conflicto, ya que para muchos seres humanos todos somos iguales; pero la respuesta a esa pregunta podría cambiar dependiendo de la situación. Imagina una situación hipotética en dónde debes elegir entre salvar la vida de un recién nacido, libre de toda culpa, y un asesino serial que no se arrepiente de nada ¿A quien salvarías?.

A simple vista es muy difícil determinar cuando un individuo es mejor que otro, no existe un sistema o medio creado por el hombre que permita hacer dicha hazaña, no obstante, si existiese una forma de hacerlo no existiría la menor duda de que el alma de la venerable hermana Marta sería del más bajo nivel; aquel destinado a asesinos y violadores. Asesinatos, robos, violaciones, secuestros, extorsiones, tráfico de drogas, entre muchos otros, no importa el crimen que puedas pensar, lo más probable es que esta mujer de apariencia sencilla haya participado a lo largo de su vida.

Detrás de aquella túnica negra característica de las "mujeres de Dios" se esconde una de las mentes criminales más depravadas del bajo mundo, una mente cuyo benefició personal está por sobre todo lo demás. No importa que dentro de su oficio público haa tenido que leer cientos o quizás miles de libros de desarrollo espiritual y amor hacia el prójimo, ninguna de las palabras adornadas en aquellos libros pudo penetrar en su podrido corazón.


Cómo un molesto ruido de fondo sin importancia, eran los gritos llenos de ira que salían de la boca de Alicia, quien desesperadamente intentaba quejarse de la actual situación. No importaba cuánto gritaste, ni cuánto esfuerzo gastará en su enojo, ninguna de sus palabras parecía entrar en el radar de la hermana Marta. Con una pluma en su mano izquierda, escribía lentamente la información que faltaba en el documento de adopción delante suyo. Un grito molesto y constante llegaba a su oído derecho, posición donde estaban de pie Alicia, el padre Joshua y aquel insolente chico de nombre Bartolomé quien anteriormente había alterado la mente de la "inocente monja". A su Izquierda se podía escuchar un grotesco sonido perteneciente a la respiración acelerada del corpulento hombre llamado Troop, un individuo de apariencia sencilla y poco cuidada que intentaba ocultar sus defectos corporales con un traje costoso carente del sentido de la moda. Determinar si aquel feo hombre pertenecía a la Alta o baja sociedad era difícil de hacer, especialmente considerando sus malos hábitos como antecedentes, no obstante, mientras tuviera el dinero necesario para adoptar a la pequeña Susan lo demás era irrelevante para la sierva del señor llamada Marta.

—¿¡Que significa esto...!?— exclamó Alicia iracunda con los ojos inyectados de sangre

— ¿Que cosa?¿Porque está tan molesta señorita Alicia? Sería tan amable de explicarme el motivo de su enojo — pregunto la madre Marta sin perder la compostura

—no intente bromear conmigo, sabe perfectamente a lo que me refiero. ¿Porque Susan está siendo adoptada sin avisarme? —cuestiono la joven poniendo a pequeña niña detrás de su falda de forma inconsciente

—¿explicar porque Susan está siendo adoptada...?. Vaya, que curioso en todos mis años administrando un orfanato nunca antes se me había preguntado porque los niños son adoptados. ¿No es acaso una buena noticia que la pequeña Susan haya encontrado al fin una amorosa familia que quiera adoptarla? — respondió la mujer haciéndose la desentendida.

—¡no se haga la ignorante señora Marta...! —contesto Alicia sin ninguna señal de respeto hacia aquella mujer — Según lo establecido en el reglamento interno del orfanato, el cual es de conocimiento público, en caso de que algún menor se encuentre en compañía de un tutor provisional este último deberá ser informado de forma oportuna ante cualquier propuesta de adopción. Susan se encontraba conmigo los últimos 6 días, por lo que debería haber Sido informada según lo establecido en la normativa —argumento Alicia llena de ira

Un reemplazo para el diabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora