Parte 19 - Publicada El 21/02/2020

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Existen solamente dos clases de pecadores en el más allá, "los pecadores por elección" y "los pecadores por obligación". Los primeros son los más frecuentes ya que corresponden a aquellos seres humanos que durante su vida pecaron por voluntad propia y no se arrepienten de sus actos, ligando permanente su alma en dirección al infierno. Por otro lado, los "pecadores por obligación" son aquellos humanos que durante su vida tuvieron que atravesar diferentes adversidades, viéndose obligados a pecar para superarlas; como un ladrón que roba un pan para sobrevivir o un hombre que mata a otro en defensa propia. El demonio interno de Bartolomé sabía perfectamente que esta última clase de pecadores eran los más molestos de todos, ya que debido a sus circunstancias especiales los encargados de mandarlos al cielo o al infierno tenían piedad de ellos y les permitían regresar al ciclo de reencarnación borrando sus memorias; dándoles de esta manera una segunda oportunidad de determinar el lugar al cual irían al morir. Si algún demonio intenta que un ser humano cometa pecados guiado por el odio o la rabia, podría estar creando sin darse cuenta un "pecador por obligación", haciendo que sus esfuerzos por corromperlo terminen siendo inútiles al final. Por lo que la manera más eficaz de corromper a una persona y de que termine en el infierno, es utilizando los placeres terrenales que existen; como el dinero o el poder. Si el malvado demonio deseaba torturar a la pobre de Alicia hasta saciarse durante toda la eternidad, debía sembrar los frutos de la codicia, avaricia y soberbia en su ser, y luego cosechar los resultados cuando está muriese en una edad avanzada.

Los ojos de Alicia no podían creer lo que veían. Por alguna razón Bartolomé, el despiadado chico que la convirtió en su asistente personal de manera desleal, le estaba ofreciendo sin ninguna condición una hermosa mansión y no sólo eso, también pretendía cumplir todos sus caprichos y deseos. Cualquier ser humano precavido dudaría de esta oferta, pero al mismo tiempo se sentiría tentado a analizarla con el fin de determinar si aceptarla o no

— vamos Alicia, siéntete libre de firmar este contrato. No hay ninguna clase de cláusula escrita con letra pequeña que pueda dañarte ni afectar tu vida de manera negativa. Se trata de un simple documento que traspasa mi dominio sobre este bien raíz a ti — indico Bartolomé sonriendo sutilmente, la incertidumbre de no saber la decisión que tomará un ser humano a la hora de firmar o no uno de sus contratos es algo que aún está presente en su ser y que le genera cierto grado de emoción a su vida cada vez que lo hace

— es que no lo entiendo, esto es demasiado raro ¿porque me estás dando una casa? — cuestiono la chica

— la verdadera pregunta es ¿por qué no podría dártela? Soy un billonario recientemente creado, tengo dinero suficiente como para comprar un país pequeño ¿por qué no puedo usar mi fortuna para alegrar la vida de una desdichada amiga mía? — respondió el joven con su habitual actitud calmada

— ese es precisamente el problema, tú y yo nunca hemos sido amigos; antes de tu enfrentamiento con Eleodoro nunca habíamos intercambiado ni media palabra — contesto con franqueza Alicia

— eso lastima mi frágil corazón de diferentes maneras. Por raro que parezca una parte de mi ser creía fielmente que tú y yo habíamos logrado formar aquello conocido como amistad — dijo Bartolomé fingiendo estar triste

— amigos ¿tú y yo? No me hagas reír. Humillaste a un chico de nuestro salón delante de todos, arruinaste a su familia e implícitamente le prohibiste a los demás alumnos ser sus amigos. ¿En serio pensaste que tú y yo podríamos ser amigo luego de ver todo eso? — contesto Alicia molesta

— aunque no quieras reconocerlo Eleodoro era una verdadera basura que utilizaba su situación económica ventajosa para humillar a los demás y someterlos a su voluntad; lo que yo hice fue darle una cucharada de su propia medicina. Si te detienes a pensarlo con calma puede que incluso le haya hecho un favor, ya que con todo lo que le sucedió puede que cambie su retorcida actitud; sin mencionar que gracias a mi sus falsas amistades se alejaron del — contesto Bartolomé sin dejarse perturbar

Un reemplazo para el diabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora