parte 28

26 1 0
                                    

En este mundo nada es más intrigante y misterioso como la vida misma; nadie sabe cómo comienza, pero todos saben cómo termina. Hay tantos misterios asociados a ella que con el corto periodo de vida de un ser humano parecen no tener fin. Aunque el tiempo es lineal e igual para todos, hay momentos de la vida de un individuo dónde este parece detenerse o ir más lento. El ejemplo más citado es cuando una persona está a las puertas de la muerte, el mito popular dice que todo parece  ir en cámara lenta y que toda tu vida pasa delante de tus ojos en tan solo una fracción de segundos. No obstante, este efecto también se hace presente cuando presencias la muerte de alguien o un ser importante para ti se encuentra en peligro.

— despejen los pasillos, llevamos a un paciente de emergencia al quirófano 1. Necesita una transfusión de sangre del tipo O, el paciente presenta un corte pronunciado en su cabeza acompañado de una hinchazón. Contacten al neurólogo en jefe en caso de que sea necesaria su intervención....— decía la enfermera encargada de llevar al paciente recién ingresado en la clínica Wellington, la institución médica privada más importante de toda ciudad central. Detrás de la camilla corría con cierta incertidumbre un joven de aspecto lamentablemente, aquel con el corazón de un demonio se encontraba por primera vez con un aprieto que no entendía.

Todo fue demasiado rápido, nadie tuvo tiempo de procesarlo. Luego de que Alicia se golpeara la cabeza al caer de espaldas, el señor Troop, causante de su caída, huyó de forma rápida bajando las escaleras sin preocuparse de que su víctima estuviera bien. Todos los demás en la habitación estaban anonadados, sin saber que hacer. Los niños estaban comenzando a llorar, el padre Joshua estaba en estado de shock, la Madre Marta estaba acostumbrada a ver gente golpeada que se desmaya, pero nunca en su propia oficina. El único que reaccionó a lo sucedido de forma rápida en los primeros 20 segundos fue Bartolomé quien rápidamente tomo su teléfono y llamo al número de emergencia para estás situaciones.

La gente normal llamaría a una ambulancia y esperaría unas cuantas horas, pero en un mundo controlado por el dinero aquel que lo posee no duraría en usarlo y en cosa de minutos una ambulancia del hospital Wellington estuvo afuera del orfanato sacando a Alicia del lugar. Solo Bartolomé y Darlian tenían permitido subir en el vehículo, mientras que el padre Joshua y la madre Marta tuvieron que quedarse afuera al igual que los niños quienes se quedaron bajo el cuidado provisorio del sacerdote. La monja de poca fé quería quitárselos, pero el padre se negaba a entregarlos, un problema que enfrentaba a ambos clérigos de forma directa nuevamente.

—estos niños pertenecen al orfanato, si no me los entregas deberé llamar a la policía —exclamaba la anciana

—adelante hazlo, no creas que te tengo miedo. También cuento con abogados capacitados y ya sea que gane o pierda el caso al menos les daré tiempo a estos niños de encontrar una solución — respondió el anciano esperando que Bartolomé y Alicia pudieran hacer algo, de alguna manera sabía que aquel molesto chico no se quedaría de brazos cruzados luego de este evento

—anciano impertinente — respondía la anciana ingresando molesta a su orfanato, no tenía temor en llevar a aquel anciano a la justicia nuevamente. Aunque hasta ahora sus encuentros han sido un verdadero empate, en esta ocasión tenía un caso sólido con testigos. Llevarlo a prisión podría ser incluso una opción  viable con algo de suerte.

.....

En el hospital todo estaba alocado, aunque el quirófano solo tardo unos minutos en estar preparado el caso seguía siendo de riesgo. No importaba que tan leve haya sido, cualquier golpe en la cabeza que requiera operación tiene un factor de riesgo más alto que otros tipos de operaciones. Cuatro metro de largo, por cuatro metros de ancho, con una altura de 3 metros eran las medidas del quirófano donde se encontraban Alicia, el cirujano a cargo de la operación, la enfermera auxiliar, el anestesiólogo y un joven de apariencia extraña con una bata de enfermero mal puesta que estaba de observador. No importa el hospital o clínica, ni si es público o privado, normalmente no se permite que los familiares o amigos de un paciente ingresen a la sala de operaciones, pero en el caso de Bartolomé era diferente, él si tenía el dinero y la falta de criterios suficientes para sobornar al personal médico y estar presente en la operación. Su mirada estaba fija en la joven acostada en la mesa de cirugías, no quería perderse ningún detalle.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 17, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Un reemplazo para el diabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora