parte 27

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De blanco a rosado, de rosado a rojo, de rojo a violeta, el teatro de Troop atravesó en una fracción de segundos todos los tonos de color posible que la piel humana puede mostrar. La sangre de su cuerpo recorría sus arterias, venas y capilares, tan rápido como si hubiera corrido una maratón de 40 minutos. La ira y la angustia que sentía en ese momento habían superado por un amplio margen su nivel tolerancia, una bestia iracunda intentaba salir al exterior y destruirlo todo.

"Tan cerca, estaba tan cerca..., faltaba tan poco para poder adoptar a Susan. ¿Quien fue? ¿Quien se atreve a intervenir en nuestro destino?"

P

ensaba Troop en su mente, sus ojos dilatados por la ira se dirigieron rápidamente hacia el causante de todo este mal.  Parado delante suyo estaba un joven de apariencia sencilla, que no superaba los 18 años, con una sonrisa burlesca, ojos agudos y un signo de desprecio en su tono, decía que fue un error, no importa que persona lo mirara, hasta un niño podría darse cuenta de que fue intencional y de que no había sentimientos de culpa alguna en su actuar.

—¿Cómo...? , ¿Cómo te....?, ¿¡Cómo te atreves....!? —exclamo el señor Troop con dificultad, la ira y cólera que sentía le dificultaban gesticular correctamente las oraciones

—¡¡esto es una completa falta de respeto!! — añadió inmediatamente la madre Marta quien claramente estaba molesta, su habitual rostro de poker digno de un santo estaba completamente arrugado y rojo ; similar al rostro de un demonio.

— eh vamos, ¿porque esas caras tan horrendas? ¿No dice la biblia que deben amar a sus prójimos? Demuéstrame un poco de tu espíritu creyente y perdona mis ofensas. Cómo ya dije anteriormente soy alguien muy torpe y a veces cometo errors como estos —respondió riendo de forma irónica Bartolomé — Además, ¿porque tanto drama? Estamos en el siglo XXI, la era de la revolución tecnológica, ¿No pueden simplemente volver a imprimir esos documentos?. Oh no espera..., ¡diablos que torpeza la mía! —exclamo llevándose la mano a frente en señal de arrepentimiento —¿No son esos los documentos timbrados por el ministerio de bienestar infantil verdad?. Que situación tan lamentable, esos documentos tardan al menos un mes en ser revisados y aprobados. Lo siento, no fue mi intención... — añadió con cero sentimientos de culpa en sus palabras.

— Miserable..., ¿acaso quieres morir? —exclamo iracundo Troop lanzándose en contra de Bartolomé — ¿¡Tienes idea de lo que acabas de hacer...!? ¿Sabes el esfuerzo y sacrificio que he puesto en este trámite. ¡Cómo te atreves a intervenir en mi proyecto familiar! —indico tomando al joven del cuello de la camisa y sacudiendolo con ira.

—señor Troop, por favor cálmense. No hay ningún beneficio en perder la compostura— exclamó la Madre Marta intentando traer de vuelta a sus cabales a  aquel desastre de ser humano. Si este individuo mostraba su verdadera forma de ser, violenta y con poca paciencia delante de tanta gente, el proceso de adopción no podría llevarse a cabo de forma sencilla. Los documentos fueron arruinados ¿Que importa? Con sus contactos dentro del ministerio de bienestar tenerlos listos nuevamente dentro de una semana o dos era posible, no era necesario echar a perder aquella transacción comercial solo por este percance menor. La fachada de padre amoroso y hombre trabajador era necesaria mantenerla hasta el final si deseaba adoptar a Susan sin problemas mayores.

—pero..., pero..., Pero este infeliz lo ha arruinado todo...!— contestaba el hombre molesto sacudiendo con mayor fuerza a Bartolomé. Su deseo primordial en este momento era matarlo, pero su cordura luchaba por sobrevivir en aquella tormenta de ira y le decía que se detuviera.

— Vamos señor Troop no se enoje tanto, no será bueno para su corazón exaltarse tanto — contesto Bartolomé con una sonrisa, sin importarle en lo más mínimo la sacudida que Troop ejercía con todas su fuerza sobre su persona — a veces es necesario tranquilizarse y respirar con calma — añadió colocando con suavidad su mano derecha sobre la mano del señor Troop que lo sujetaba. En cosa de segundos y sin entender el porque, aquel hombre corpulento y gran tamaño se encontraba en el suelo de rodillas jadeando mientras intentaba liberar su mano de aquel horrible agarre.

Un reemplazo para el diabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora