CAPITULO 32

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Bajé del coche, me encontraba en la mansión del señor Worsnop, al hombre que ya había conocido junto con Brahms en aquella reunión.

Toqué el timbre y esperé, segundos después me abrió un hombre musculoso y apuesto, me miró de arriba a abajo para asegurarse si no traía algo con qué amenazar.

—¿Se encuentra el señor Worsnop? —inquirí y el hombre asintió—. ¿Me permite hablar con él? Es algo importante.

De pronto escuché la voz de Sr. Worsnop que desde adentro mencionó mi nombre, miré y él se acercaba a mí con los brazos abiertos, tenía una sonrisa pero sin mostrar su blanca dentadura.

—¿Que te trae por acá muchacha? ¿Pasa algo? —me recibió el hombre rico y guapo, me tomó por la espalda—. Pásate.

Entré a la grande mansión, todo era hermoso e iluminado. Me llevó hacia una habitación donde él se sentó en su escritorio y yo me senté en el asiento frente suyo.

—¿Y, en que soy bueno? —sonrió.

—Señor, vengo a decirle algo muy importante es algo serio. Necesito su ayuda.

Worsnop quitó su sonrisa y frunció el ceño, sus ojos se guiaron hacia la ventana como pensando en algo.

—Dime, cuentas conmigo.

—¿Usted conoce la verdadera historia de los difuntos Heelshire?

Él asintió seriamente.

—¿Usted qué es de ellos? ¿Un pariente, amigo, familiar?

—Solía ser amigo de ambos. Cuando estaban vivos de vez en cuando hacíamos reuniones para convivir un rato, pero luego dejaron de hacerlo, dejaron de interactuar con los demás e incluso conmigo —me miró—. ¿Pero a qué se debe esta pregunta?

—¿También fue amigo del papá de... Brahms?

—Así es. Una vez... Bueno, unas tres veces, vino a buscarme, tomábamos y él se desahogaba conmigo. Él, me hablaba sobre su hijo, Brahms, decía que cada vez era más extraño, más violento. Me contaba muchas cosas que hasta ahora no se han descubierto.

—¿Y usted cree que Brahms aún esté vivo?

Worsnop me miró con los ojos más abiertos de lo normal y después relajó la mirada.

—Bueno... Yo no sabría que decirte... Él era un niño con manías.

—Disculpe, ¿como que le contaba cosas que aún no se han descubierto? ¿Me permite saber? Será un secreto entre los dos.

El señor permaneció en silencio por un minuto hasta que me volvió a mirar.

—Está bien —suspiró y habló en susurro, yo me acerqué para poder escucharlo mejor—. En las tres veces que el dueño y yo tomábamos, me contaba que Brahms era un asesino y los tenía a ellos amenazados. Estoy hablando de hace poco, bueno, no tanto. Me decía que con el tiempo él empeoraba, de pequeño no sabían nada más que castigarlo y entre otros castigos más, era un hijo con múltiple personalidad, malcriado y enfermo de la cabeza y ambos no querían a Brahms. Pero cuando creció y tomó fuerzas de un hombre y hasta sobrehumanas, como me dijo el señor Heelshire que en paz descanse, Brahms los comenzó a amenazar, se hizo como una maquina de violencia y sangre. Al principio trajeron muchas mujeres para tener el encargo de niñera —me miró a los ojos—. Pero cuando ellas se enteraban de como era el comportamiento de Brahms ellas huían, otras desaparecían y a otras se les sobornaba cuando resultaban ser lastimadas por él. Y recuerdo... Que días antes que fallecieran, la tercera y última vez que vino a buscarme fue para despedirse.

Mi Pecado Más Dulce | Brahms y Tú | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora