CAPITULO 28

12.4K 701 383
                                    

—¡No Brahms, no estás bien, recibiste un disparo!—buscaba su herida hasta que la encontré en su cintura, solo era un rose, aunque se veía mal, no dejaba de salir sangre.

—¿Ya viste? No me disparó bien, aproveché para actuar—habló despreocupado.

—Aún así necesitas ayuda, aunque no hayas recibido ese balazo te dejó una grande herida. Llamaré a un doctor por la mañana. Levántate.

Brahms se levanta y se queja un poco, aún así se mantiene de pie y fuerte. En su camisa blanca se veía esa mancha roja de sangre que crecía aún más. Él no dejaba de mirar el cuerpo de Vincent que aún tenía eso encajado en su estómago, en su mirada tenía un vacío sin fín.

—¿Que haremos con el cuerpo?—lo miré de lado, en ese instante me miró.

—Lo que se debe de hacer, ocultarlo—pasa por mi lado para irse, miré nuevamente el cuerpo de Vincent y me di la vuelta para ir detrás de Brahms.

—¡Espera!—me pongo frente a él y me mira. —Aún tienes esa herida, al menos déjame ponerte alcohol y una benda, no quiero que se infecte.

—Bien.

Caminamos hacia un cuarto, Brahms se sienta en el sillón mientras yo iba por las cosas, él sólo miraba cada cosa que hacía. Regreso a la habitación con las cosas y Brahms se prepara. Me siento a un lado suyo.

—Bien aquí están. . . ¿quieres hacerlo por tu cuenta o te ayudo?—dije mojando el algodón con alcohol.

—Tú hazlo, creo que sabes mejor que yo.

—Está bien, lo haré yo—pensé cómo decirle que tengo que levantarle su camisa para tratar su herida. —Brahms..

—¿Mmm?—me miraron sus ojos verdes.

—Tengo que levantar tu camisa para tratar tu herida, si no te molesta—solté una pequeña sonrisa por los nervios.

—Está bien—pone sus manos en la camisa y la sube.

—No no Brahms, no te quites la ropa, sólo déjame ver tu herida, no es necesario que hagas eso—sonreí.

—Oh ya, entiendo.

—Bien—levanté su camisa hasta ver su herida, no sabía que haría, pensaba solamente ponerle alcohol ahí y nada más, no era muy buena en estas cosas.

Tomé un trapo limpio mojado para limpiar su sangre, luego un algodón con alcohol para desinfectarlo, sabía que le dolería más no pensé que él no se iba a quejar, estuvo en completo silencio mientras yo limpiaba su herida.

—Brahms no hay bendas con qué tapar tu herida. . .

—Así déjalo, me pondré un trapo. Necesito deshacerme del cuerpo.

—¿Ahora? P~ero es noche, es peligroso si te ven.

—Es de noche, no me verán.

—¿Y si alguien viene por Vincent?

—Si ellos se interponen en mi camino no habrá de otra que deshacerme de ellos. Por lo tanto, ya debo de apresurarme antes de que me duela aún más la herida.

—Te acompaño, quiero estár contigo—

Me asiente con la cabeza y voy detrás suyo, llevamos el cuerpo atrás de la mansión, todo era árboles y más árboles, se sentía el frío en todo mi cuerpo.

—¿A donde vamos?

—Ya casi llegamos, un poco más.

Nos alejamos de la mansión, todo era oscuridad y árboles, miraba al cielo y se veía un montón de estrellas viéndonos cometer un grave error.

Mi Pecado Más Dulce | Brahms y Tú | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora