Mi Pecado Más Dulce | Brahms y Tú |

Cap. 2- Seguir las reglas

Dejé al muñeco en la sala y me dirijo a la cocina para tomar un vaso de agua y ver que me puedo hacer de comer. Sentía un poco de incomodidad por el muñeco, me quedé pensando por que los dueños de esta mansión pareciera que le tuvieran tanto miedo.

Caminé hacia la sala donde después dejé al muñeco en el sofá. No sé por que razón llegué a imaginar que se movería o algo así, no quiero parecer loca como los dueños de esta mansión.

Observé al muñeco y realmente está muy bien detallado, las pupilas de sus ojos parecen como si fueran de un niño real, la tela de su ropa se siente fina al momento que la toqué, tiene algo que me hace pensar que es demasiado lindo y a la vez que es terrorífico por lo bien que está hecho.

-Te ves bien Brahms -solté de repente con una risilla tocando su cabello que se sentía tan real-. Se nota que tus padres son de billete, ya veré cuánto me pagarán estos ancianos.

Algo llamó mi atención y era de nuevo, el extraño ruido y esta vez logré saber que provenían de las paredes. Inmediatamente pensé que podría ser por lo antigua que es esta casona, así que decidí ignorarlo y me encaminé a arriba a ver las habitaciones.

Me encontré con cosas raras e interesantes, mientras avanzaba sentí la casa helada, me acerqué a las ventanas y me di cuenta que están selladas, seguramente porque ya son demasiado viejos para poder defenderse de algún intruso o también podría ser porque tienen cosas de valor.

Me metí al cuarto que pienso que ha de ser donde dormiré porque ahí estaban mis maletas a un lado de la cama. Veo la recámara y es linda, me acerqué a mis maletas para sacar mi teléfono celular y mi laptop, cuando me percaté de algo malo.

Ninguna red WiFi.

Solté un chasquido y pensé ¿Cómo pueden ser tan ricos -si es que lo son- y no tienen Internet? Imaginé miles de cosas que podría haber hecho si tuviera conexión a Internet, por un momento me arrepentí de estár aquí sin ningún entretenimiento más que solo un extraño muñeco.

Ahora entiendo porque se les hacía urgente irse de vacaciones.

Seguí investigando y lo primero que se me vino en mente fue ir a la habitación de Brahms para ver que tal era. Entré y tuve una extraña sensación, no sé porqué si sólo es un muñeco.

Observé una variedad de juguetes, libros y ¿Ropa? -Éste muñeco tiene más ropa que yo-pensé. Me reí al pensar en eso y escuché un golpe abajo que me distrajo, no era un golpe de que se había caído un objeto sino que era como si hubieran golpeado a propósito. Salí del cuarto y me dirijo a abajo a ver con que me encontraría pero no había nada y nadie. El muñeco seguía en el mismo lugar tal y como lo dejé.

-¡Hey! -era mi mejor arma para "espantar" a alguien.

Se escuchó ruido otra vez pero por toda la casa, y de pronto hubo un silencio, permanecí quieta esperando sin miedo a encontrarme con algo paranormal.

Cayó un libro de un estante del cuarto de lectura, eso hizo que brincara del susto y no sé porque rayos me acerqué ahí, por curiosidad, supuse.

Debe haber un animal.

-Creo que me estoy volviendo loca -me dije en voz baja.

Me voy para la sala y me doy cuenta de algo.

El muñeco no está.

Sonreí nerviosa para tranquilizarme y busqué al muñeco, estaba segura de que ahí lo había dejado pero no, no estaba.

Tuve la incómoda sensación de ser observada, imaginé que el muñeco realmente si tenía vida propia y que en algún momento me atacaría.

Se caen otro libros de la sala y escucho unos fastidiosos rechinidos de la madera y ese ruido se viene a mi dirección.

Corro asustada buscando una salida, aunque no conozca con totalidad la mansión, sigo corriendo, hay demasiadas puertas y eso me confunde demasiado y peor aún, en este trágico momento.

Encuentro la puerta que parece ser la salida y me doy cuenta que está cerrada.

Sí, yo la dejé sólo con seguro, pero esta vez está con llave o atorada.

Recargo mi espalda en la puerta viendo al frente y atenta a escuchar otro ruido, solo escuchaba el fuerte latir de mi corazón.

Se enciende la radio y suena una canción clásica en un alto volumen. Corro hacia allá y veo al muñeco mirando a mi dirección sentado con unas hojas en sus piernas, volteo a mi alrededor y habían más libros tirados.

-¿Qué? -sentí miedo, algo que hace mucho no sentía, quiero gritar pero por el miedo no me era posible.

Me acerco a la radio para poder quitar la música, no supe como apagarlo así que la desconecté para que no se volviera a escuchar más.

Quedó un total silencio y solo está el muñeco y yo.

Veo que en las piernas de el muñeco tiene las hojas que hace un momento vi, me acerco para verlas.

Son las reglas.

Sentí un gran escalofrío por todo mi cuerpo, ni siquiera sabía como reaccionar o como manejar la situación, lo único que estoy pensando urgentemente es en huir de aquí.