XIV | Pure and Broken

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Hyunjin entró en su mente y adormeció sus sentidos, Seungmin permaneció sedado mientras sus ropas eran manchadas por el rojizo líquido, pintando su cuerpo pero no pudiendo tocar su alma.

Madre decía que hasta lo más puro podía ser manchado con maldad, pues fue a ella a la que le tocó vivirlo de primera mano, Luna fue siempre un alma pura que expandía su luz cegadora y pacífica hacia todos, iluminando las noches oscuras y acompañando a las personas desdichadas y solitarias. Ella fue una rosa blanca. Hasta que fue opacada por un furor mucho más fuerte que el suyo, uno que la devoró hasta extinguir su luz y convertirla en lo que era ahora. Al inicio recordarlo le traía euforia y suspiros tontos enamorados, un amor puro brotando solo por él aunque sabía que lo suyo no podía ser, pero entonces, cuando creyó que tenía oportunidad él le negó y pisoteó sus esperanzas, diciendo que no importaba cuantas veces se encuentren lo de ellos tenía inicio y final, con tiempo limitado. Sol había sido el dueño de la mancha en su corazón y cada vez que se encontraba con él no podía evitar pintarse de rojo por el odio desbordante hacia él.

De ese odio nacieron diez hermanos, ella se encargó de manchar esas almas puras con la misma pintura con la que ella fue manchada, amor. 

Cuando Luna descubrió a Sereth sintió en él el calor de su corazón y como este desprendía un brillo tan único y fuerte que la hizo sentirse amenazada, ella quería marcar su alma, pinchar su corazón y dejar que la sangre de este lo cubriera hasta ahogarlo. Quería que su alma se pintara de rojo y demostrar que incluso el alma más pura puede ser influenciada por la maldad hasta convertirse en una mas.

Todos sus hijos intentaron sus trucos más crueles contra el muchacho de ojos redondos y brillantes, incluso ella dió un paso tan grande en ese juego por manchar al joven humano. Pero ninguno lo logró.

Él expandió el calor de su corazón a todos los que lo rodeaban, aún si estos no lo merecían, les dió la paz que nunca tuvieron, era la rosa blanca más hermosa del jardín, pero eso no quiere decir que sea perfecta. Tal vez el odio y el rencor no llegó a su corazón pero este si se quebró. Después de todo nadie puede recibir tanta maldad y salir ileso de eso.

Sereth era puro, pero estaba roto.

Vivió dos vidas siendo engañado y en ambas sintió el dolor del rechazo, la traición y la soledad. 

En cuanto los gritos dejaron de escucharse y el techo dejó de gotear Hyunjin dejó que Seungmin volviera a la normalidad, y mientras el menor hacía eso Hwang se encargó de limpiar las manchas rojas en el cuello del castaño, pasando su tibia lengua por toda la zona degustando el sabor agrio y metálico mientras el aún humano se aferraba a su cintura consciente de que estaba bañado en sangre. 

— Eres demasiado — susurró antes de dejar un húmedo beso en la clavícula del más bajo antes de subir su mirada y observar los ojos cristalizados de su amor. —, ¿estás mejor? No recuerdo que temblaras cuando te manchabas por accidente en los anteriores carnavales.

Suspiró alto. — Te recuerdo que... hasta hace unas horas yo creía que era solo un chico normal y asocial que tenía diecisiete años y vivía con unos padres crueles que no confiaban en que podría tener un amigo.

— Tienes nueve. 

— Y un novio. 

Hyunjin negó antes de tomar su mano izquierda y deslizar en el dedo anular un anillo color plata con un rubí en el centro, jadeó asombrado cuando descubrió uno igual en la mano derecha de Hyunjin. 

— Prometido.

Salieron de la habitación cuando la Luna dejó de verse a través de la ventana, faltaba muy poco para el amanecer pues ya eran más de las tres de la mañana, Seungmin se sentía cansado y algo mareado, habían sido muchas noticias compartidas en un día, muchos recuerdos vistos de forma bastante rápida y muchos secretos revelados de golpe. 

The feast of freaks | HyunminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora