Día 9

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Selene

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Selene

Salí de la terapia con los ojos llorosos, pero Eithan me recibió nuevamente en la sala de espera con una sonrisa ligera, ni siquiera buscó una respuesta de mi parte, me dediqué a respirar profundo, una que otra lágrima se me escapó, pero me sentía segura.

—Ahora, la sorpresa más grande de todas.

—¿Cuál?

—Debes ponerte esto— me entregó un suéter rosado con una estrella fugaz al centro y una diadema, él se colocó una gorra blanca y azul, con el pino, un chaleco azul marino y quedó listo.

—¿Dipper y Mabel?

—Y la cabaña del misterio—completó.

Salimos del lugar y me invitó a subirme al auto, cuando encendió el motor, colocó canciones antiguas y yo cantaba mientras él me veía con una sonrisa. Ya ni siquiera recordaba cuando tuve un cumpleaños tan genial y en donde realmente me sintiera segura y feliz, pero ver el atardecer a través del cristal, mientras cantaba y me colocaba el suéter, era un sentimiento único de libertad y emoción. Eithan se veía tan tierno vestido de Dipper, el camino comenzaba a ser un tanto largo.

—¿A dónde me llevarás?—Interrogué bajando un poco la ventana del auto para que el aire me golpeara el rostro.

—Al bosque.

—¿Matanza en grupo 0...?

—¡¿Por qué todos piensan que los van a matar?!— alegó Eithan a punto de reír— Alex, Anwar y Lewis, pensaron exactamente lo mismo— no pude evitar esconder mi risa y ambos nos echamos a reír.

—Es que, imagínatelo, la noche, un grupo de seis idiotas a la mitad del bosque, solos. Suena a asesinos seriales— alcé los hombros y él sonrió

—Pero ¿Nosotros somos las víctimas o los asesinos? —preguntas que no me dejaban dormir, me quedé pensando un poco y respondí a los pocos minutos.

—Creo que seriamos los asesinos, tenemos la pinta— bromeé.

—Según Lewis, seriamos las víctimas y él quería ir primero para ver el rostro de todos al llegar al infierno.

En efecto, mi grupo de amigos tenía serios problemas con los asesinos y el infierno, no nos culpaba, nos encantaban las series de ese tipo.

Seguimos hablando y bromeando hasta que llegamos a nuestro destino, bajamos y caminamos un poco.

Mis ojos se encontraron con aquella obra de arte:

La cabaña del misterio y lo mejor de todo era ver a cinco chicos frente a mí, vestidos como los personajes de la serie.

—¡Diooos! ¡Esto es genial!— di pequeños saltos de alegría y me acerqué a ellos para poder chocar los cinco.

Y esto no es lo mejor. Ya que soy el tío Stan, es un honor darles la bienvenida a la cabaña del misterio ¡Vendemos bolsos, pero no hay reembolsos! — dijo Alec, colocándose en la pose distintiva del Tío Stan, con su bastón y moviendo un poco su sombrero.

Realidad LIBRO II ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora