Selene estaba de vuelta y ahora solo le quedaba...
LIBRO 2 DE SATURNO EL REINO DE LEYENDAS.
LEER EL PRIMERO PARA PODER ENTENDERLO.
Es una obra de mi autoría y nadie tiene permitido hacer adaptaciones o traducciones sin mi...
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EITHAN
El 20 de noviembre se colaba por mi ventana, el sol del día más importante de mi vida, llegaba a mi rostro y me desperté más emocionado que nunca.
—Idiota—me llamó Nora abriendo la puerta— a desayunar— dijo y me tiró una almohada para que despertara por completo.
—Voy.
—La sonrisa que traes en la cara me grita que vas a salir ¿Verdad? —asentí.
—Ahora bajo—salió de mi cuarto, me encaminé a la ducha, aquel día incluso tuve la energía para ducharme con agua tibia, por una simple razón.
Estaba feliz y en paz.
Era todo lo que ella me daba.
Bajé a desayunar, me encontré con mis hermanos, Bella y Dan en la sala, jugaban a las muñecas y Nora terminaba de preparar el desayuno.
—Buenos días— saludé, todos se encaminaron a la mesa, ayudé a Nora a poner los platos y a servir el desayuno, era fin de semana, ninguno de nosotros hacía algo emocionante que digamos.
Pero yo, aquella tarde, haría algo importante.
—Oigan, voy a decirles mi plan porque quiero saber si está bien— avisé, ellos me prestaron atención.
—¿Rosas, chocolates, un cachorro? —inquirió Dan.
—Algo un poco más difícil —les dije mi plan y todos me apoyaron.
—¿Alguna vez imaginaron que Eithan sería así de romántico? — preguntó Nora y los pequeños negaron con una sonrisa.
—Eithan es Eithan, hace todo a su manera— opinó Bella alzando los hombros y mostrando una sonrisa.
Me sentía nervioso, pero me llenaba de ilusión hacer esto. La vi leer y llenarse de expectativas, la vi sonreír con cada palabra de romance que leía, ser feliz entre las páginas de aquellos libros. Y lo que quería aquella noche, es que viviera su propio sueño, su propia historia, un amor real, sano y hermoso, que cumpliera todas sus expectativas.
[...]
SELENE
Mamá estaba en casa y bajé a desayunar.
—¿Qué vas a hacer hoy?
—Voy a salir.
—Últimamente has salido mucho— opinó dándole una mordida a su manzana verde—¿Tienes amigos?
—Sí— ella asintió con lentitud.
—Bien, antes de irte, arregla tu cuarto o lo terminaré haciendo yo del estrés que me provoca el desorden—dijo subiendo de nuevo a su estudio.
