Un escaneo de pantalones en el peor momento

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Encontrar la risa y el orgasmo en la misma persona es felicidad y riqueza — Ikeli O'farrell

No podía parar de mirarla sin sonreír y mira que lo había intentado para no parecer estúpida, pero simplemente se había rendido a ella. Estaba comenzando a importarle muy poco si perdía el control de lo que siente, con Reyna no puede hacer otra cosa que no sea dejarse llevar por ella, desde el primer momento sintió que de verdad su CEO de Trivio era la que establecía cada parámetro entre ellas.

-¿De verdad, engendro gótico? - la miró rodando los ojos. - ¿Hasta el billar tiene que ser negro? Siempre ha tenido la superficie roja.

La veía pasar sus dedos por el negro terciopelo mientras caminaba alrededor del nuevo juego de Thalia para su casa. Había quitado una mesa de cristal que a Annabeth le encantaba, sustituyéndola por un negro brillar que le daba un toque interesante a esa sección de su casa. Acababan de instalarlo y como una niña pequeña enseñando sus juguetes de Navidad, nada más que Reyna llegó a su casa la arrastró hacia esa habitación para enseñárselo.

-Hasta ahora - respondió con orgullo mirando su nueva adquisición. - Sabes que es jodidamente genial así.

-Es elegante, eso te lo admito.

-Sé que en tu idioma eso es un "joder, me encanta, quiero follar encima".

-Yo jamás diría eso.

-Se lee entre líneas - respondió divertida viéndola poner los ojos en blanco aunque trataba de disimular una pequeña risa. - ¿Quieres jugar? Al billar.

-No, a trabajar.

-Podemos trabajar mientras jugamos - trató de convencer pero su mirada gélida le cortaba todos los próximos intentos que iba a hacer. - Bien, la señorita clásica y poco original manda.

Esa forma de trabajar era totalmente nueva para Thalia, pero le gustaba. Usualmente pedía todo lo que necesitaba y llamaba a su cliente si tenía alguna duda con respecto a su empresa, pero nunca pasaba horas junto a alguien, prefería la soledad para poder concentrarse mejor y hacer todo a su propio ritmo. Ahora, con Reyna sentada a su lado solo hablándole lo justo, cambiaba de parecer, pero solo con ella.

Notaba esa cercanía en ambas, ya la CEO de Trivio no dejaba casi un metro entre ambas en el sofá de Thalia o incluso en su mesa, estaban totalmente pegadas como si únicamente tuviese una plaza. Le encantaba, no podría negarlo ni aunque quisiera, su cercanía la tenía en una ensoñación constante.

-Siempre pensé que erais una sociedad comanditaria - comentó de repente Thalia leyendo. - Me falló el ojo.

-¿Hubiese sido mejor?

-Quizás, más fácil - se encogió de hombros. - Pero para ganar me gusta lo difícil, así que el que Trivio sea una sociedad anónima lo hace más divertido.

-Para ganar - repitió Reyna devolviéndole la mirada. - ¿No contemplas ni un pequeño porcentaje de derrota?

-No. Menos si te defiendo a ti, hay más presión, pero me gusta - aseguró viendo a Reyna quedarse en silencio sin contestarla. - Tendremos que cambiar Trivio a sociedad unipersonal, en vez de anónima.

-¿Por qué?

-Porque vas a ser el único socio, Lawtorm también es unipersonal. Además al contrario de una limitada, las acciones solo pueden venderse a socios de la empresa, no puede entrar nadie de fuera - alentó con positivismo. - Octavian solo podrá venderte su parte a ti.

-Suena... bien, diferente - apartó su vista de Thalia centrándola en la baja mesa llena de papeles. - ¿Es normal que me parezca un gran cambio? Sé que todo seguirá igual, al fin y al cabo he estado prácticamente dirigiendo yo sola Trivio pero...

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