Unas grabaciones que desvelan demasiados secretos

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Si me llamases hoy, volvería corriendo a agarrarte las manos, con la misma inocencia de un niño que no sabe que las malas personas existen  - Ikeli O'farrell

La ausencia de la sonrisa de Annabeth al dar los buenos días al llegar dejaba claro que su enfado no había disminuido ni un poco. Tampoco miró hacia la mesa de Percy, como si no existiese, entró en su despacho dando un fuerte portazo que servía de prueba para la calidad del cristal.

-En verdad pensé que íbamos a tener que recoger cristales - dijo Piper que aún estaba apoyada en su mesa. - Se la ve enfadada.

-No me digas, pensé que iba a estar feliz porque le robasen su trabajo.

-Tu sarcasmo cada vez me cae peor - bufó. - ¿Vamos a ver ya las grabaciones?

-No - cogió el pendrive con la copia que le habían dado por si a su mejor amiga se le iba la mano y empezaba a verlas ella sola. - Annabeth dijo que luego de la reunión. ¿Por qué tanta prisa?

-He hecho una apuesta con Leo - reveló. - Dijo que el de contabilidad se fotocopia sus manos, es algún fetiche extraño.

-Hay veces que me da miedo trabajar aquí.

El único miedo que tenía Percy con respecto a las grabaciones era que se viese cuántas veces se distraía o miraba la foto de perfil de Annabeth en su móvil. A partir de ahora, tendría más cuidado o buscaría un punto ciego.

Era la primera vez que Percy veía a Malcolm correr, no parecía tan atlético como su hermana pero no tenía la expresión de estar apunto de vomitar el hígado por el esfuerzo. Percy conocía muy bien esa sensación, era la personificación ideal cada vez que amenazaba con llegar tarde.

-¿Ha llegado Dédalo? - preguntó apoyándose en la mesa de Percy, casi chocándose con Piper. - Menos mal, pensé que no llegaba. Se me hizo tarde - murmuró más tranquilo viendo a Annabeth sola en su despacho.

Aunque ahora nunca estaba sola, le acompañaba una profunda furia. Entre ayer y hoy, Percy ya la había visto hablar varias veces sola, insultos en su mayoría.

-Esto... Annabeth ordenó que no entrases - se rascó la cabeza con nerviosismo viendo el semblante sorprendido y un poco dolido del ojigris. - No has hecho nada malo solo... no quiere mediadores.

-Vamos que no quiere mensajeros de la paz - carcajeó Piper ignorando las patadas leves de Percy. - Se va a merendar a Dédalo.

-No sé si debería llamar a seguridad - murmuró Percy mirando a una muy furiosa Annabeth abrir y cerrar carpetas en su despacho con brusquedad, - o a una ambulancia.

Casi deseaba que el mandamás de ArquiLife no llegase, Annabeth estaba claramente mucho más enfadada esta vez que cuando su madre la estuvo mintiendo durante un tiempo. No le extrañaba, ya conocía suficiente a Annabeth como para saber que tenía a veces un orgullo desmesurado.

-¿Te han dado ya las grabaciones? - le preguntó cuando estuvo en su despacho.

No es que pareciese que le costaba hablar, pero notaba su tono de voz tan pesado que tenía total correlación con el aspecto agotado que lucía. Ni la ropa inmaculada podía disimular su rostro levemente más pálido y un pequeño índice de ojeras, casi invisibles, pero Percy se fijaba demasiado en el aspecto de Annabeth como para pasar por alto cualquier detalle.

-Se ve cansada - murmuró con cuidado mientras le daba el pendrive.

-Pasé todo el día acabando un nuevo proyecto que no debería haber hecho, entregando mi trabajo cinco minutos antes del cierre de la convocatoria como un estudiante de promedio, un irresponsable - habló con dureza apretando tanto el pendrive entre sus manos que Percy pensó que lo rompería y tendría que pedir otra copia. - Y luego, cuando llego a mi casa pensando que podré descansar ¿sabes qué recuerdo? Cómo me han robado en mis narices, adueñándose de un trabajo que es únicamente mío y de mi hermano - finalizó sin contener su rabia. - Sí, Percy, es normal que me vea cansada. Y para rematar ese imbécil llega tarde.

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