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IV



Aburrida y dando vueltas por la habitación me encontraba, las chicas estaban cantándome unas canciones y aún así no podía relajarme por siempre estar en este interminable encierro, es como si tuviera un sentimiento inquietante dentro de mi, ese de que no podía estar tan tranquila si no me encontraba haciendo algo, solté suspiros y estaba metiendo y volviendo a sacar el anillo de mi dedo... el anillo que era símbolo de que estaba casada.

Entonces fue que ocurrió.

La puerta se abrió y de repente entró ella, entró Hera, me miró desde la cabeza hasta el final de mi vestido y después habló, ¿Por qué le costaba hablar?.

—El Rey ha ordenado que te arregles, te está esperando abajo— fruncí el ceño en confusión, pero de nuevo cerró la puerta y las chicas me atacaron rápidamente para arreglarme.

—Esperen— dije soltando un suspiro— Puedo hacerlo yo sola, ¿Tengo que ordenarles lo que quiero y no quiero hacer?.

Kenya habló.

—No tenemos permitido tratarla de otra manera, su alteza— sonreí irónica.

—Son mis amigas, no mis esclavas—sonreí— Pueden llamarme por mi nombre, hace mucho que nadie lo hace— ellas asintieron, después de eso Min se acercó al tocador que había puesto para que yo me arreglara y me invitó a sentarme en un banco frente a este.

Ellas estaban cepillando mi cabello.

—Kenya— la llamé y ella me miró a través del espejo— Tú estás casada, ¿no es así?.

Ella asintió, continuó cepillando mi cabello, me miró de repente como si acabara de darse cuenta de que le había hecho una pregunta rara, porque bueno, ella comentó algo de eso con las chicas una vez mientras velaban mi sueño y yo alcancé a escuchar, porque hasta eso hacían, me cuidaban mientras dormía.

—¿Cómo es?— pregunté de una vez.

—¿A que se refiere?— ella comenzó a tejer pequeñas trenzas tan diminutas en mi cabello— ¿A cómo es mi esposo conmigo?.

Asentí.

—Bueno... solo quiero saber...—suspiré— ¿Están enamorados?.

Ella se pensó un momento la respuesta.

—Pues, la gente como nosotros no debe estar atado al matrimonio de la misma forma que la realeza, podemos escoger y sí... a él lo conocí aquí, es caballero aquí en el reino— sonreí.

—Me alegra mucho que sean felices, saben que cualquier circunstancia delicada o cualquier problema pueden decírmelo... si no puedo hacer por mi, pienso que por lo menos si por ustedes— ellas asintieron y de pronto Ryn paró de dar toques en mi mejilla.

—Usted no es como las demás chicas de la corte. Es decir... usted es bonita pero no es pretenciosa, tampoco es cruel, es...

—Entiendo— sonreí, parando su trabajo porque ya era suficiente polvo el que tenía en el rostro— Y gracias, ustedes son mucho más bonitas que yo, porque mírenme... parezco que desfalleceré en cualquier momento, tal y como esas chicas pretenciosas.

A pesar de que eso no daba ninguna risa, ellas soltaron unas y agradecí por lo menos tener compañía en este lugar en el que me encontraba tan sola, mirándome al espejo me pregunté porque Hyunjin quería que yo bajara, me mantenía pensando en ello hasta cuando bajé las escaleras, al llegar al pasillo principal me encontré con Sir Hale, las chicas se fueron como si supieran que él estaba ahí para escoltarme, hizo una reverencia y extendí la mano como debía ser para que este plantara un beso en ella.

Reino - Hwang Hyunjin ✔️ [EDITANDO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora