Reino - Hwang Hyunjin ✔️ [EDITANDO]

22

XXII

Hyunjin estaba llevando a cabo una reunión con los consejeros mientras yo solo podía quedarme tranquila frente al espejo mirando lo diferente que estaba y no para mal, estaba llevando bien mi alimentación... seguía siendo delgada, aunque verdaderamente creo que ya no parecía una varilla como antes, lo que estaba más que mal era el hecho de que me levantaba todos los días a una hora exacta de la noche y no podía quedarme dormida después. Hyunjin seguía insistiendo en que nadie debía enterarse de que estábamos esperando a un niño y seguía mandando a Kyle a vigilarme, las buenas buenas o malas, ni siquiera se, es que Hera ahora estaba rondando por la casa, con escoltas pero ya no estaba encerrada, todo estaba demasiado bien para ser verdad, excepto yo y Hyunjin, yo sentía que cada vez más sus deberes como Rey lo distanciaban de mi, y no era como si tuviéramos una relación muy estable o algo de eso, también entiendo que es que está cansado.

Estaba pasando el cepillo por mi cabello mientras veía por el espejo como él entraba quitándose su espada y dejándola en el lugar de siempre, ni siquiera me miró cuando se tumbó a la cama pero pude ver como apoyaba su espalda en el espaldar y me miraba desde ese puesto.

Me puse de pie y me acosté en mi lado de la cama dándole la espalda. Me está mirando y sé que lo está haciendo, por eso cerré los ojos y me repetí a mí misma que debía quedarme dormida, pero cuando comenzó a acariciar mi brazo desnudo con su mano volví a abrir los ojos de golpe.

—¿Tienes sueño?— preguntó, negué, después de ello lo sentí acercarse más a mi, y dejó su rostro en la curva de mi cuello— Se que estás molesta.

—No estoy molesta.

—¿Entonces por qué no me hablas?— no respondí— Escucha, Jane, no puedo dejarla encerrada en una habitación todo el tiempo, sería como...

Lo interrumpí.

—¿Crees que estoy molesta por qué dejaste salir a Hera?— le pregunté volteándome hacia él, en realidad yo no estaba molesta con él— Esto es el colmo.

—Jane.

—No, es que ni siquiera estoy molesta por eso, pero ahora que lo pienso bien... ¿A ella la dejas salir cuando hizo algo peor, y conmigo no tuviste ni siquiera la iniciativa de venir y preguntarme que se sentía estar encerrada?— pregunté y él intentó responder.

—Hay mucha diferencia.

—¿Cuál es la diferencia?— pregunté sentándome en la cama— Porque no la veo.

—Tu estás esperando un hijo mío— en serio no podía ni siquiera creerlo... ¿Quiere decir que solo me mantiene a "salvo" porque llevo dentro algo que es fruto de lo que ambos hicimos?, abrí los ojos como platos y me puse de pie.

—¿Esa es la diferencia...?— sonreí irónica.

—No es lo que estás pensando— se apresuró a decir.

—Entonces explícamelo.

No sé si era que yo tenía ganas de discutir, pero el embarazo me hacía insoportable. Y de la nada me entraron ganas de gritar como una loca.

—Solo debo preocuparme por su bienestar pero tú eres diferente.

—Dime de una vez la maldita diferencia.