Prólogo

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Al principio de los tiempos, cuando nada existía, había un ser, un ser de luz que solamente se dedicaba admirar su alrededor vacío.

Al inicio, su figura no era entendible, es más, ni siquiera poseía una forma definida —tan solo era una luz que simulaba pequeñas partes de un fallido intento de cuerpo humano—.

En un largo tiempo —uno arduo y sin sentido—, aquella ceiatura de luz solamente se dedicaba a mirar un punto sin saber que hacer.

Hasta que... Un pensamiento apareció.

¿Qué pasaría si crea a otro ser para que este a su lado?

Ha estado mucho tiempo en soledad, así que, ¿por qué no crear a alguien con quien estar?

Este de inmediato comenzó a mover sus ya definidas manos, intentando hacer una suave luz en la palma, y de eso, las separó para que aquella luminosidad cayera a sus pies y comenzará a formarse una figura alta de hermosa luz.

Al momento de hacer eso, no evitaba sentir una sensación nueva, algo realmente maravilloso que tocaba todo su ser.

Felicidad.

Pero... Eso no perduró por mucho.

Al poco tiempo de que esa figura de luz comenzaba a formarse, está comenzó a teñirse de un negro profundo, y eso, lo atacó de forma violenta.

El celestia fue rodeado por esa oscuridad; esa tan profunda que le provocaba una terrible sensación de malestar y un agudo pánico.

Ni siquiera cuando estaba solo experimento todo esto...¿Miedo? ¿Pero qué es eso?

Al principio intento hacer algo, destruir esa cosa ya que esto no es lo que buscaba, sin embargo, cuando volvió a ver, esa oscuridad en realidad no lo estaba dañando, no, solamente lo estaba rodeando a una grata distancia.

Su mano se aproximó a una parte de esas paredes negras con el propósito de tocarla, pero se sorprendió cuando esta masa negra se alejó con suma rapidez para crear más distancia.

No entendió, no sabía el porque de esa reacción ni tampoco lo que estaba haciendo al retenerlo en esta supuesta cúpula de prisión oscura.

Volvió a tocar ese espesor pero nuevamente fue rechazado. Comenzó a caminar y con cada paso que daba, esa obscuridad se movía manteniendo la misma distancia.

Retrocedió, su mano la llevó a la parte superior de su figura y con un suspirar habló: — Pero que problemático...

Al ver que no cedía, este no continuó y se rindió. Se sentó en el mismo lugar en donde estaba y cerro sus ojos ya cansado.

La espesa masa negra al notar como este se encogió y se quedó quieto sin intentar hacer otro movimiento, con cautela, se aproximó dejando en el olvido la distancia que antes marcaba.

Aunque solo era una masa oscura sin forma y sin sentido, se le notaba su curiosidad por el ser de luz.

Al poco tiempo volvió a quedarse ahí, sin hacer nada, pero ahora observando esa oscuridad que lo rodeaba con más cercanía. Con cada mirada que le daba, notaba como esta se acercaba más y más hasta ya no haber un límite. Esos destellos celestes que se dejaban ver en su cuerpo blanquecino, se escondieron para no ver como la oscuridad lo esta consumiendo, pero luego al no sentir nada, abrió nuevamente sus ojos y esta vez vio la nada misma de antes.

¿Y esa masa negra? ¿Para dónde se fue esa oscuridad?

Iba a levantarse y buscar dicha obscuridad, pero cuando sintió algo apoyarse en su espalda además de unos ligeros hilos obscuros semejantes a cabellos azabaches que caían en su hombro, este no lo hizo.

Esa figura oscura se había sentado atrás suyo y apoyaba su cabeza en su ya definido hombro.

Sonrió y retomó su posición, cruzando sus piernas y apoyando suavemente su cabeza con la otra que reposaba en su cuerpo.

De cierta forma, ahora ya no estaba solo.

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