III "Timador expuesto"

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— De todos los números

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— De todos los números... ¡Demonio! ¡Estás jugando una mala broma!

El de rizos blancos volvió a agarrar el dado y otra vez lo tiro, la pieza se movió el punto que daba y nuevamente agarró el objeto para volverlo a tirar.

Uno. Uno. Uno. Ese el número que se repetía una y otra vez.

— ¡Eso explica que tú controlas el juego! ¡No es posible que en los tres turnos que a dado mi señor se repita ese mismo número! ¡Demonio embustero!

Realmente es para burlarse.

Una y otra vez hacía la acción de agarrar y tirar, pero en cada una el mismo resultado salía.

— Sí, es probable. Solamente hay que tener fe.

Las risas traviesas de esa criatura comenzaron a provocar que las venas del serafín se expusieran. Él al ser una criatura tan leal y respetuosa con su creador, no iba a dejar que una inmunda alimaña de tan bajo nivel lo opacara de esta forma.

— Dejalo, él tiene razón.

— ¿Acaso no ve que él lo esta haciendo a propósito? ¡Es un demonio! ¡Está claro que solo quiere hacerlo perder!

— Como dije, es todo un chillón —interrumpió con sorna el azabache—.

Gruñó enterrando su manos en su ropa para finalmente darse la vuelta para darle la espada a la criatura y así dirigirse a Dios: — Sabe si sigue saliendo uno... será inevitable caer en ese cuadrado negro ¿no?

Cierto, ya llevaba al menos dieciséis jugadas y todas daban el mismo número.

Apretaba sus labios cuando nuevamente dejo caer el objeto.

El ser oscuro dejo ambos brazos en la mesa y observo como el pequeño objeto se movía a una casilla más: — Tres más y gana~

Su voz era suave, tan suave con un ligero hilo de sensualidad lo cual comenzaba a causar que la mujeres dejaran escapar un suspiro atontando.

Su apariencia era la de un joven como de veinte hacia arriba, ni tan adolescente ni tan adulto. En verdad guapo con firmes facciones que sobresalían de cualquiera de los presentes.

Bueno, que se podía decir de ambos celestiales, realmente hermosos y casi semejantes a una divinidad sino fuese porque se materializaron en la forma humana.

— Ahora que lo pienso ¿cómo es que un simple mortal posee esta piedra~? ¿Acaso la encontró? O ¿es otra cosa...? ¿Me lo dirá?

Al tirar el objeto y ver como este mostraba el mismo resultado, vio atentamente al demonio.

¿Pero que dice? ¿Desde un principio ese ser se percató que no eran mortales pero tampoco se dio cuenta de que clase de seres son?

¿Está bromeando no?

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