Inconscientemente rodeo el cuello del demonio, escondió su rostro en su pecho y cerro sus ojos.
Temblaba por el miedo, ese terror que se presento sin saber el porque.
— ¿Y ese mortal?
Belial lo agarró con fuerza y no respondió la pregunta del menor de los hermanos, sino que, volvió a ver ese fuego que volvía a extenderse.
Abrió sus ojos cuando un movimiento rápido hizo la persona que lo agarraba, y después, vio como esta movía su cabeza a un lado por una llamarada morada que lo ataco.
Esta claro que ese fuego es controlado por alguien.
El semblante de Belial indicaba una sonrisa, una falsa y peligrosa muestra en dirección a ese caos.
— ¿¡AHORA QUÉ LE HICISTE!?
La tonalidad de Mammon era sumamente enojada. Bueno, ¿quién no lo estaría si su propia propiedad se viese afectada?
— Nada, nada, nada. Absolutamente nada —respondió con inocencia junto con un poco de diversión— se irritó de un momento a otro. Ni siquiera sé el porque.
El mayor de los hermanos iba a hablar y se notaba que no era simplemente dialogar sino gritar, pero cuando esta vez las llamas lo atacaron a él, saltó junto con el menor quedando en cercanía a los demonios inferiores.
Lucilius apretaba con fuerza el cuello de Belial, con esa sensación de no querer caerse ni ser dejado.
— Tranquilo, esto es más que común.
¿Común? ¿Cómo puede esta situación ser normal? ¡esto no es nada cotidiano!
Por otro esquivó que hizo el de ojos violetas a esas llamas, el rostro del ex albino se hundió más en el pecho hasta esa parte descubierta que dejaba ver la piel blanca demoníaca.
Un rubor se presento por tal cosa...
Las pequeñas risas traviesas del dueño de ese pecho atacaron sus oídos y de inmediato comenzó a removerse para que lo bajara.
— Tranquilo, tranquilo —indicó sin soltarlo— por ahora es peligroso estar lejos de mi. Cuando terminé, te bajaré.
Ante eso no le quedó de otra que aceptar.
De un a otros lado daba saltos evadiendo los ataques furiosos de esas llamas, aquellas se movían irracionalmente contrayéndose y volviendo a extenderse en su dirección y al fallar quemando a un más los objetos que estaban.
— ¡DESGRACIADO! ¡No vez que esta es nuestra mansión!
Eso hizo a Belial reír.
Lucilius vio lo despreocupado que estaba por la voz del dueño incluso eso de igual forma lo vio gracioso.
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Atracción Maldita
FantasyHermoso ser de luz... Oh, cada vez que te veo, no puedo resistir el impulso de ese sentimiento humano llamado amor. Tanto tu belleza divina como tu ser benevolente, provocan en mí una maldita atracción que no puedo resistir. Ah, sin ti, mi existenci...