III.

597 35 226
                                    

5 Días, solo 5 días demoro alistar todo para su matrimonio. Varian era un hombre muy organizado y sobre todo precavido, momentos después de que Rapunzel se pusiera de pie fue a hablar con el rey que ya era momento de arreglar su compromiso con Cassandra, el monarca intento retrasar la ceremonia con excusas de organización y demás, pero el alquimista ya tenía todo listo, había hablado con la gente de la cocina y tenía todo lo previsto para la fiesta posterior, los invitados no fue gran problema, el ya no tenía más familia y la de Cassandra estaba en el castillo, incluso le había escrito un par de cartas a los modistas de Corona y tenía una cita con ellos al día siguiente, donde el alquimista ya había dejado visto algunos diseños para ambos, tanto él como Cassandra tuvieron sus ropa lista en solo unos días.

Cassandra vagaba por los fríos pasillos del castillo. Sabía que estaba pronta la media noche y que mañana debía madrugar, pero se negaba que ese día terminará tan pronto, quería disfrutar de ser libre por más tiempo. Ya no tenía nada más que hacer que caminar, no podía ver a Rapunzel sin que esta llorara, su padre parecía muerto en vida y a Fitzherbert lo quería matar, así que solo caminaba en silencio recordando días mejores.

- Maldición.

Escuchó a un hombre reclamar detrás de la puerta que tenía a su lado. Se quedó unos momentos sin moverse atenta a lo que pasara.

La puerta se abrió de golpe, haciéndola retroceder de casi un salto para que no la golpeara.

- ¿Varian? – Dijo sorprendida al verlo. Tenía el torso desnudo y un corte pequeño en la mejilla.

- Hola, Cassie. – La saludo con una sonrisa torcida. – No me digas que vienes porque quieres una probada de la nuestra noche de bodas. – Dijo con picardía mientras la miraba con lujuria.

Cassandra apretó la mandíbula, quería golpearlo, su mano prácticamente le picaba por hacerlo. Pero debía gobernarse, aquellos eran momentos importantes, si quería tener algo de control en su matrimonio debía actuar de forma inteligente desde ese momento en adelante.

- ¿Problemas con la navaja de afeitar? ¿O te gusta el estilo "me enrollé con un gato rabioso"? – Pregunto con una sonrisa.

La sonrisa de Varian se desvaneció, ahora la miraba molesto. Definitivamente le había dado justo en su ego.

- No es tan fácil ¿Sabes? La navaja es muy filosa y corta muy fácil la piel, además que irrita. - Intento explicar Varian.

- Obviamente te va a irritar no te pones crema de afeitar, genio.

- ¿Crema de afeitar? – Pregunto con verdadera confusión.

- ¿Jamás te has afeitado?

- Aunque te parezca increíble, Cassandra, en las mazmorras no me facilitaban muchas navajas, ni instrumentos de higiene personal más allá de un cepillo de dientes. – Dijo con ironía. – Stan y Pedro me ayudaron un par de veces y solo usaron sus dagas de guardia, debían ser rápidos.

Cassandra quedo evaluando la situación unos segundos en silencio.

- ¿Quieres que te ayude? – Se decidió por preguntar. Sería mejor que él le debiera un par de favores. – Se lo que hago, cuando niña afeitaba a mi padre. – Explico al ver la cara de desconfianza del hombre. – Pero si quieres mañana llegar con la cara como si te hubiera afeitado un gato rabioso es tu decisión.

- Esta bien. – Acepto de malas ganas mientras entraba al baño seguido por ella.

Se sentó y observo como Cassandra tomaba un par de frascos y creaba una espuma blanca entre sus manos. Ella se acercó y con cuidado comenzó a frotarla por toda la cara, sus manos eran frías y un poco ásperas, Varian apretó sus manos contra sus rodillas, debía controlarse. Cuando la vio tomar y acercarse con la navaja, no pudo evitar alejarse levemente.

El elixirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora