Cassandra se dejó caer al lado de su mejor amiga que dibujaba en una pequeña libreta. Habían sido unos meses agotadores, al inicio apenas notaba su estado, pero las atenciones innecesarias de su esposo, las preguntas de todos los días de su padre para saber cómo se sentía y como todos la trataban distinto, como si fuera de porcelana, la estaban agotando.
- Llegaste casi corriendo ¿De qué huías? – Pregunto divertida Rapunzel levantando la vista de su libreta.
- De Varian. – Respondió estirándose un poco disfrutando de unos segundos de tranquilidad. – Ya estoy por comenzar el segundo trimestre y quiero medir mi abdomen, pesarme y Dios sabe que otras cosas. Me siento casi como un experimento.
- No eres un experimento, Cass. Solo está nervioso y quiere que todo salga bien. Además, es muy tierno que este tan atento de tu embarazo. – Opino con una sonrisa. – Ya es casi las 9 de la noche ¿Hoy te toca cenar espinaca? - Algo parecido a un gruñido salió de Cassandra, odiaba la espinaca.
- Tierno es que se preocupe del bebe, paranoico es que lleve un registro de mis medidas de cada semana, junto con lo que como día a día. – Aclaro. – Ayer casi me corta la mano por robarme un pastelillo porque "No es sano para el bebé" Tampoco me deja trabajar como se debe, si estoy más de una hora al sol me lleva una sombrilla. Si intento levantar algo que pese más de 2 kilos se apresura en quitármelo de las manos y llevarlo el. ¡Dios! Estoy embarazada no parapléjica o con una enfermedad terminal.
- Es padre primerizo, es normal que ponga tanto empeño en cuidarlas. – Varian ya le había dicho a todo el mundo que estaba seguro que sería una niña.
- Fitzherbert también es primerizo y te da tiempo para ti.
- Algo así, la verdad si me quejo, aunque sea levemente llega en cuestión de segundos y si la explicación no le convence me lleva en brazos donde el doctor. – Recordó con una sonrisa. – Mamá me ayuda a tenerlo algo ocupado.
La guardia se quedó mirando a su amiga, ya tenía siete meses de embarazo, su barriga estaba bastante grande, pero le preocupada, Varian había tenido razón, desde que la princesa cumplió los seis meses su salud comenzó a empeorar a grandes zancadas, ahora solo podía estar de pie un par de horas antes de cansarse.
Antes de que pudiera decir algo escucho perfectamente como algo se rompía a la lejanía y nos gritos molestos.
- Ese de be ser mi esposo en un vano intento de encontrarme, será mejor que me vaya antes de que lo expulsen del castillo.
Rapunzel asintió con una sonrisa y se dispuso a seguir en su libreta, se había puesto la meta de escribirle a su pequeño hijo, para que tuviera algo de ella a pensar de que ya no estuviera con el físicamente.
Cassandra por su parte acepto su destino y se encontraba comiendo lo que para ella era un asqueroso plato de espinaca cocida, junto a otro sin fin de verduras y un poco de pescado.
- Has tenido una subida de peso bastante gradual y el tamaño de tu vientre va con el promedio. – Anuncio muy feliz el alquimista mientras anotaba todo en su libreta. - ¿Cómo te has sentido? ¿Cansada? ¿Mareada?
- Todo bien, Varian. Solo un poco de asco por mi comida en este momento. – Se quejó jugando con su comida.
- No seas remilgosa, eso tiene muchas vitaminas como K, A, C, además de ácido fólico, magnesio, hierro y B12, además de que la K es muy buena para los huesos y no hay ninguna verdura tan rica como la espinaca de ella. Por su parte, el pescado es una buena fuente de proteína magra y una excelente manera de ingerir Omega 3.
Cassandra asintió mecánicamente, ya hacía mucho tiempo que acepto que había perdido el control de sus comidas, pero eso no significaba que de verdad les pondría atención a las explicaciones de media hora de Varian.
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El elixir
FanfictionLa salud de la princesa cada vez está peor, y él bebe que lleva en su vientre no ayuna en nada a la situación. Ya sin tiempo, el rey debe pedirle ayuda al joven alquimista recluso en el calabozo del castillo. Sin embargo aquella ayuda no será gratis...