veinticinco

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|Capítulo XXV: "Extrañar"|

"Sólo en la verdadera distancia nace el verdadero amor por lo que deseas y extrañas"

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15 de Junio, 2021.

Santiago había tomado mucho ése día, demasiado. Tanto, que quebró tres veces y cayó desmayado. También llamó más de 15 veces a Cristian, aún sabiendo que no le iba a atender y que posiblemente haya cambiado su número. Su novia llegó al departamento luego de haber terminado su turno en la Universidad. Le tiró un jarrón de agua fría, lo despertó y lo obligó a comer algo. Luego, lo acostó y ella se acostó con él también, para dormir la siesta.

Siesta que se excedió de las dos horas y terminó durando 10, durmieron hasta el otro día.

Bueno, eso en el caso de María Paz.

Santi tuvo un intervalo en el medio.

Corrían las 9 de la noche cuando su celular comenzó a sonar y a sonar sin parar, al ritmo de "18" de One Direction. Sonó alrededor de 5 minutos antes de que el platense lo reconociera y se despertara asustado.

Llamada entrante de J🌞Á<3

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—Hola, Jú—. Saludó con una sonrisa, aún sin abrir los ojos del todo.

—Las bolas "Hili, Ji"—. Respondió haciéndole burla—. Pelotudo—. Soltó, enojado.

Y fue cuando Santi se levantó de la cama y fue al balcón. No quería que Mapi despertara, ni que se enterara.

—¿Qué pasó?—. Preguntó, sin entender nada en absoluto.

—Ah, y encima tenés el tupé de preguntar ésa boludez—. Contestó, haciendo enfásis en ciertas palabras.

—¿De qué hablás?—. Cuestionó—. ¿Qué hice?

Julián estaba enojado, muy enojado.

Y, en ése momento, sólo le salió reirse. Reírse con ganas, pero falsamente, sin gracia.

—Cristian—. Respondió el cordobés y Santiago sintió que el tiempo se detenía.

—¿Qué le pasó? ¿Está bien?

—Pero claro que está bien, pero no gracias a vos—. Contestó y Santiago lo entendió.

El morocho le había dicho.

—Julián, dejá que te explique—. Pidió, con un tono de voz suave, calmado.

—No quiero que me expliques nada, yo ya sé lo que pasó—. Aclaró, dejando a su mejor amigo con la palabra en la boca—. Le creíste más a Mapi que a Cristian—. Dijo, decepcionado. Sosa sintió su corazón detenerse, Álvarez nunca le había hablado así—. Te felicito, es más, te aplaudo—. Continuó, irónico, y, obviamente aplaudió—. Lo perdiste—. Finalizó y fue un baldazo de agua fría para el mediocampista.

—¡Lo puedo recuperar!—. Gritó, enojado. Enojado con sí mismo y se mordió el labio, tratando de controlarse.

—¿Cómo? Sí no te quiere hablar, no te quiere ver. Te tiene bloqueado, Sosa. No quiere saber de vos—. Contratacó y Santiago se rascó el cuello, con tanta fuerza que se dejó varios rajuños.

—No puede estar sin mí—. Dijo, como último recurso, ya no tenía más ideas para no romperse.

Pero Julián no lo sabía.

Horas | Santiago Sosa x Cristián FerreiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora