veintisiete

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|Capítulo final: "Finalizar"|

"El final siempre sorprende; aunque esté escrito desde el principio".

3 de Noviembre, 2021.

Era un día soleado, pero no hacía calor. Era un día con mucho viento, pero no hacía frío. Era un día bastante templado, un lindo día, un día ideal. Era el día ideal para ir a la plaza, para ir a la cancha, para jugar al fútbol...

Era el día perfecto para todo, menos para lo que yo estaba haciendo.

Dejé de mirar el cielo para enfocarme en la lápida de mi padre, solo. Vi su nombre perfectamente tallado en marmol; Juan José Sosa Echeverría. Vi la maceta de rosas blancas, su favoritas, que ya tenía las rosas formadas e incluso había abejas polinizándolas. Reí bajito al ver eso, diciéndome internamente que iba a felicitar a mi vieja por tener ésa idea. Bajé la mirada, mientras la sonrisa abandonaba mis labios y leí: "Hijo - Esposo - Trabajador - Hincha - Padre". Me limpié la lágrima que acababa de bajar de mi ojo derecho rápidamente para ver, según mi madre, la primera frase que él dijo cuando me vio.

"Cuando no tenga a nadie cerca y el dolor no lo deje pensar. Y sí no están mis ojos para buscar respuestas, el nene no llora".

Ésa frase dijo cuando me vio y ésa frase es la que está en la lápida, justo debajo de ésa frase pusieron una foto de nosotros dos. La que conoce todo el mundo: la que yo estoy con un corte de casquito, con la camiseta de River puesta, arriba de una bicicleta y él está al lado con una sonrisa enorme.

—Perdón, papá—. Pedí cuando empecé a llorar, a llorar en serio. Papá no quería que yo llorara y ahí estaba yo, llorando.

No lloraba sólo por papá, lloraba por todo. Por Julián, por Mapi, por Cristian. Más por Cristian porque era el primer año en el que yo estaba solo enfrente de la tumba de mi papá, los años anteriores Cristian siempre me había acompañado, pero este no. En ése no me estaba acompañando como siempre porque yo la cagué, la cagué en serio. La cagué en serio tanto con Julián como con Cristian que son dos de las cinco personas más importantes de mi vida.

Miro a mi izquierda y veo a Cristian con una sonrisa triste, como aquella vez que comprendí que mi papá no iba a volver, y, de alguna manera, me sentí en casa. Me sentí protegido. Me sentí protegido porque era él, porque él me vio en todas mis facetas y sigue a mi lado a pesar de todas las veces que yo intenté alejarlo y de todas las veces que él intentó alejarme. Me sentí protegido porque era una de las pocas personas que yo sentía impresindibles en mi vida y porque me había prometido nunca dejarme sólo en éste día tan importante.

Porque a pesar de todo nunca rompió su promesa.

"Te prometo estar para vos éste día, todos los años, hasta que el alzheimer nos haga olvidar que hoy murió tu padre y te prometo que voy a hacer lo posible para que éste día vos sonrías".

El recuerdo de lo que fue ir al cementerio en 2019 me rompe más, Cristian es sin dudas el amigo más fiel que tuve. Cristian fue sin duda la primer persona que amé en mi vida, a pesar de que me costó descubrirlo y asumirlo en su momento. Pensar en eso me rompe más porque este año no hay Cristian, este año no está el amor de mi vida al lado para abrazarme, para apoyarme porque yo la cagué.

Yo me equivoqué.

Le mandé mi ubicación personal a Cristian, para que sepa dónde estaba al WhatsApp, donde todavía no me bloqueaba. No estaba bloqueado, pero nunca me aparecía el "en línea", ni nada. Así que yo pensaba que había cambiado el número y yo no me había enterado. Sé que no quería saber nada más de mí y sí no iba a saber nada de mí, quiero que sepa que por mi parte hay un perdón y que yo sé que le fallé como nadie le falló.

Horas | Santiago Sosa x Cristián FerreiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora