CAPÍTULO 14: ODIO TOTAL

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ISABEL.

Mis manos temblaron un poco por ver que Keitan sostenía algo entre sus dedos. A mí lado estaba Lucas, quien miraba la escena como si le divirtiera verme nerviosa y a punto de desmayar me por tenerlo frente a mí.

—Hola, fenómeno.

Intenté sonreír, pero mi hermano se rio al ver que una mueca extraña se formó en mi cara. Le pegué en un costado, él se quejó y carcajeo sin decir nada al respecto.

—Hola... —dije al castaño.

Pasó una mano por su cabello, despeinando un poco, haciendo que varias chicas que caminaban por ahí babearon y casi estamparan sus cuerpos con la puerta de emergencia.

Las entendía perfectamente.

Yo también suspiro por Keitan.

—¿Qué tal, hermano? —saludó chocando su puño con Lucas.

Mi hermano sonrió, —Todo bien, ¿qué es eso que traes ahí?

Keitan miró el objeto y por fin pude ver que era una especie de invitación. Me preguntaba qué podría ser, sabiendo que ya habíamos ido al baile de caridad de su empresa millonaria y no creía que ellos se la pasaran en cientos de reuniones.

O tal vez sí.

—Es una invitación. A mi cumpleaños. Es este sábado.

Tragué saliva fuerte y apreté la mano de Lucas, comenzando a ver puntitos negros en mis ojos y sentir que el suelo estaba más cerca de lo normal.

Vamos, Isa, es sólo una invitación a su cumpleaños. No puede ser tan malo.

—No quería hacer cartas, pero Rita me tenía sofocado.

—Que divertido—se burló Lucas—. ¿Y dónde será?

—En mi casa.

Keitan nos tendió ambas invitaciones y casi sentí que tocaba algo costoso, al ver las letras en dorado, diciendo el día, hora y la dirección de la fiesta. Todo muy pulcro y bonito.

—También les doy la de su padre —espetó dándole a Lucas otro sobre—. Es informal y Rita es quien organizó todo.

—Veo que se va a entretener mucho con todo esto —dije sin quitar la mirada de la invitación.

Subí el rostro y noté que no llevaba más cartas, lo que me hizo pensar que éramos unos de los pocos que irían a su cumpleaños, además de los Rhinos y algún miembro de su compañía. Imagine que tal vez también irían Rebeca y Sebastián, puesto que eran amigos de Keitan.

—Sí, está muy emocionada. Me ha preguntado cinco veces de qué sabor quiero mi pastel y si me gustan más los platos blancos o azules.

—Deberíamos ir a ayudarle mañana —susurré a Lucas, quien asintió sin dudarlo un segundo.

—Dile que iremos contigo después de clase —aviso Lucas a su amigo.

El castaño fijó su mirada en mí y pude sentir mi cara quemarse ante lo roja que estaba. Lucas se rio y vi como Keitan se acercaba más para pasar su mano por mi mejilla, haciéndome temblar y sentir cómo mis entrañas se removían.

—¿Te apetece ir? Si no quieres, lo entenderé.

Me dolió que creyera que no quería ir a su cumpleaños, después de que él estuviese siempre ayudando a mi familia en todo momento. Quería estar ahí en su día, con él, a pesar de que no supiera lo mucho que lo quería.

—Por supuesto que quiero ir, Keitan. No me perdería por nada tu fiesta de cumpleaños.

Mi repuesto lo hizo sonreír y cuando iba a decir algo más, acercó sus labios a mi frente y dejó un suave beso que duró una eternidad. Contuve la respiración, sintiendo su suave tacto y anhelando que no se moviera, pero lo hizo.

¿Caer Yo? Jamás ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora