CAPÍTULO 5: PRIMERA FIESTA UNIVERSITARIA

158 11 16
                                    

ISABEL.

Cuando menos lo esperé ya era viernes. Ese día, entre junto con Lucas por las puertas de la universidad, ganándome la mirada de cada estudiante que se encontraba ahí.
Había pasado solo un día de lo ocurrido con mi casillero, pero aún sentía como si fuera el miércoles por la mañana.

Ese día, fue un martirio para mí.
Mis primeras clases fueron una locura, con murmullos, miradas y susurros por parte de medio Walton. No soportaba que hablaran de mi, me daba náuseas y me hacía sentir como si me asfixiara. Tal y como mis últimos años de secundaria.

Salí cuando sonó la última campana, empujando a quienes escuchaba decir mi nombre y murmurar cosas feas. Apretando mi bolso contra mi costado, llegué a la biblioteca exhalando aire algo aliviada.
Quería estar sola, sin nadie a mi alrededor.

Busque un par de libros, para hacer mi tarea ahí y no tener que cargar nada pesado a casa. Leí por cada estante, buscando lo que necesitaría y me dirigí a una mesa cerca de la ventana que daba vistas al campo de fútbol.

Sentada ahí, sintiendo como mis ojos se llenaban de lágrimas, pensé en mi madre.

Isabel, muchas veces querrán decir cosas feas de ti. Que eso no te desanime, más si aquellas personas no conocen lo dulce, gentil, amorosa y amigable que eres.
Ignora los comentarios feos y no bajes la cabeza, corazón. Nunca bajes la cabeza.

Lo había intentado. Y no lo decía por lo que había sucedido hace un día, sino por todo lo que tuve que soportar en secundaria.
Había odiado esos años, no quería odiar mi primer año de universidad.

No quise seguir pensando más en ello, así que me dispuse a hacer mis deberes antes de poder irme al trabajo. Lo único que me animaba un poco era que después iría a la fiesta de Sebastián con Lucas, el cual me esperaría en casa cuando acabara su entrenamiento.

La biblioteca estaba silenciosa, como siempre. Había pocos estudiantes y, gracias a Dios, ninguno me estaba prestando atención. Escribía apurada, queriendo terminar para poder irme y no tener que ver a nadie. Cuando por fin acabe, regrese los libros a sus estantes y guarde mis cosas, despidiéndome de June, la chica que estaba a cargo de la biblioteca.

Empujé la puerta, viendo que casi no había nadie por ahí siendo ya las dos de la tarde.
Caminé arrastrando mis pies, escuchando como mis zapatos rechinaban en el limpio suelo. Llegué a las escaleras y comencé a bajar, escuchando unas voces al pie de estas. Me detuve en seco, cuando al doblar la esquina, vi una escena que me dejó aturdida.

Keitan estaba rojo de la ira, con una mirada que podría matarte en segundos. Agarraba de la camisa a un chico, el cual supe de inmediato era Dylan por el color de su cabello. Lo tenía alzado, así que no podía llegar al suelo. Miraba al moreno, algo asustado, con el labio partido y un hematoma en su ojo.

¿Keitan lo había golpeado?

—Si vuelvo a ver, una próxima vez, que escribiste algo así en el casillero de Isabel, te dejaré el otro ojo morado y te romperé el brazo. ¿Me oíste?

Me sorprendió mucho haberlo escuchado decir mi nombre, cuando siempre me llamaba fea o fenómeno.
Estaba furioso, jamás lo había visto, en los pocos días que llevaba ahí, tan fuera de sí mismo. Con ganas de asesinar a alguien.

Dylan estaba aterrorizado, y no le salían las palabras, asintió levemente y Keitan lo soltó. El peli azul se movió a paso rápido, en la otra dirección, para así salir del campus.
En cambio, Keitan pasó sus manos por su cabello, suspirando lo más hondo posible y miró el techo.

Avancé, haciendo como que no vi y escuche nada. Él bajó su cabeza y fijo su mirada en mi, ya no se veía molesto lo cual me alivio bastante, sus ojos claros me miraron con cierta emoción. ¿Estaba feliz de verme? No comprendía su ánimo.

¿Caer Yo? Jamás ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora