CAPÍTULO 19: ¡OLVIDEMOS TODO!

123 8 2
                                    

ISABEL.

Cuando menos lo esperé, ya había pasado una semana desde que Keitan se enfermó. Después de aquel episodio, Rita le tenía prohibido quedarse despierto hasta medianoche y debía comer saludable.

Por mí parte, me tenía preocupada. Según él, Gabriel estaba haciendo todo el trabajo, pero igualmente lo veía tenso y hasta molesto. Mentalmente pregunté si se debía por las constantes llamadas de su madre, quien al parecer no iba a parar hasta que Keitan por fin contestara.

Ambas sabíamos que eso no iba a ocurrir.

Ese día, siendo un martes, uno de diciembre para ser exactos, estaba sentada en las gradas del campo de fútbol cuando lo vi acercarse. Su pelo azul ondeaba con el frío viento, que le daba la bienvenida al invierno, y traía un abrigo que le llegaba hasta el cuello. En su mano izquierda sostenía su celular, parecía hablar con alguien, mientras del hombro colgaba su mochila.

Guardo el celular apenas se detuvo frente a mí.

—Isabel.

—Dylan.

—Te ves hermosa hoy.

—Ve al grano, Lorke. ¿Qué quieres?

—¿No puedo saludar a mi antigua cuñada?

—Sé que tramas algo, no has parado de seguirme todos estos días. ¿Crees que no me doy cuenta?

El peli azul suspiro, con cierta pesadumbre, y tomó asiento junto a mí. Comenzaba a nevar, poco a poco, y mi garganta ardió cuando caí en cuenta de que el día de la muerte de mamá se acercaba.

—Sam quiere verte. A solas.

No me sorprendí, aunque hubiese querido, sino que bufé, molesta, y guardé el libro, de matemáticas, con algo de rabia en mi bolso.

Pobre libro, no merece que me desahogue con él.

—¿Para qué? ¿Para humillarme otra vez y destruir mi orgullo?

Dylan bajó la cabeza, riendo levemente, y la alzó segundos después.

—Eso mismo dije yo, pero no. No es para eso. Dice que quiere arreglar las cosas contigo.

Exasperada me levanté de las gradas, encarando a Dylan y queriendo que ambos hermanos me dejasen en paz.

—Mira, Dylan. Ya le dije esa vez en los bolos a Sam que lo perdone, pero no lo quiero volver a tener otra vez en mi vida. Ahora tengo novio, un novio al que quiero y si me valora, por lo que no tengo pensado botar mi relación de unas semanas por la ventana simplemente porque Sam quiera "arreglar las cosas".

Al enterarme, gracias a Dylan, que su hermano le había pedido que me vigilara después de terminar, supe que algo no andaba bien. Además, ¿para qué quería verme?

—Eso mismo dije yo. Bueno, excepto la parte del novio. Eso lo pondría furioso.

—Creí que salía con Sandra, el amor de su vida —dije con voz ácida—. ¿Por qué tendría que ponerse furioso?

—Está celoso —murmuró Dylan rascando su nuca—. Cree que Keitan es mucho más guapo que él.

—Es que lo es —obvié—. Y mucho más inteligente, sin ofender.

—No ofendes, es la verdad.

Rodee los ojos, ahora dándole la espalda a Dylan y escuchando sus pies crujir bajo el frío césped del campo.

—No me gusta que me dejes hablando así.

—Que mal, porque debo irme. Hoy es el cumpleaños de Rita y no quiero llegar tarde.

¿Caer Yo? Jamás ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora