Los cuervos de la Luna: Los Dos hermanos(Libro I) (Editando)

Historias del continente

Los tres Tomashis abandonaron la posada de Lost, aquel niño de cabellos rojos, ojos dorados, valiente y debiles sentimientos, hacía mas de 2 samanas Del acontecimiento de aquella sangrienta y atroz noche. Comenzaron a caminar por los iluminados y tranquilos caminos del bosque en dirección opuesta a la determinada, por la que llevaban la marcha de los caballeros que dieron masacre aquella noche, causando incluso las quemaduras a las pocas reservas de la posada que ya hace pocos días se acababan obligando a los tres tomashis cazar y llenar los estomagos con las frutas que de los arboles caía.

Lost, el niño que resurgio de las cenizas como el fenix con sangre de dragón y demonio en tus venas, a veces intentaba hasta mas no poder darle un buen sabor a el alimento, como aquel doloroso dicho "si no tiene buen sabor, mejor morir de hambre" palabras que replicaba Lost de vez en cuando ya que aún no entendía la regla de "no hay peor sabor que el hambre".

Lamia la niña de cabellos rojos cómo la sangre, ojos del color del cielo, piel bronceada, Tomashi de nacimiento, de carácter fuerte, independiente, audaz y amable cuyos poderes provenían de su madre una demonio cuya especie llevaba el nombre de la niña que solo le interesaba ver cómo se desarrollaba para después comerla. Pero había sido salvada por su padre no sin antes ser maldecida, sufría la pérdida de su padre qué había sido decapitado en La posada dónde ocurrió la masacre, solía llorar junto a Lost la pérdida de sus seres queridos que habían perecido la misma noche a mano de las mismas personas; se entendían y apoyaban mutuamente abrazados mientras lloraban además tenía a Black era audaz y seguro que sí pero mucho menos prudente que ella, aún así juntos eran un excelente equipo de caza tanto a corta como a larga distancia.

En cuanto a nuestro querido protagonista Black de cabellos blancos, ojos rojos como la sangre y tez clara, era una mezcla de valor, imprudencia, determinación, espontaniedad e irresponsabilidad qué adoraba el combate, escalar, brincar y Correr después de ver morir a sus padres en una carreta, caer por un barranco, renunciar a su herencia nombre y apellido, hacer un trato con un demonio a cambio de la vida de su hermano que probablemente nunca volvería a ver, perder el castillo y las comodidades de un noble, haber combinado su sangre con la de un demonio y haber presenciado de primera mano el asesinato de inocentes estaba feliz era libre de ir y hacer lo que quisiera dormir entre las ramas de los árboles aunque si había alguien que le decía que hacer ese alguien era un cuervo de tres patas con tendencias alcohólicas que decía ser un rey demonio.

Ese cuervo era Kuro-Yata que todos los días les hacía hacer pausas para entrenar en armas, combate Y darles consejos de supervivencia quién mejor soportaba y desempeñaba el entrenamiento. Era la niña de cabellos rojos seguida del niño de cabello blanco mientras que el que peor lo hacía era el niño de cabello rojo y ojos dorados qué se quejaba mucho por muchas cosas.

-esto duele más que una colleja!-se quejó Lost mientras seguían caminando por el camino.

-solo te están saliendo callos acostúmbrate niño fresa-le replicó Lamía.

-al menos podríamos conseguir caballos no creen?-se quejó Lost.

-los caballos son caros y hay que darles de comer y no voy a permitir que tiren el dinero en eso. Y además aunque consiguiéramos caballos salvajes son difíciles de domar por no decir peligrosos-le replicó El Cuervo de tres patas.

-querías un caballo pues ahí veo uno-dijo Black señalando un cúmulo de moscas alrededor de un caballo muerto.

-hay un hombre ahí también...-dijo Lamía acercándose más a los cadáveres.

Los niños al estar cerca del cadáver pudieron ver a un hombre viejo alto y muy desnutrido, la armadura que llevaba mostraba óxido, aún llevaba la espada en el cinturón, el escudo de madera en la espalda y su piel delataba que llevaba más tiempo muerto que el caballo que aún muerto llevaba las bolsas con las pertenencias de su dueño.