El Camino de los 10,000 Golpes

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Habían pasado 3 meses desde que Darren despertó sin recuerdos de quién era y desde que había entrado al servicio del maestro Mu, que en estos tres meses había demostrado ser un maestro estricto y exigente pero también un hombre justo y amable y era bueno incluso aún, cuando lo regañaba pero, aunque, lo entrenaba diariamente el arte de la espada cuando le decía alguna regla de la caballería ya fuera del código de caballería o de experiencias personales, parecía desanimado cómo si el mismo no creyera sus palabras pero aún así, Darren recordaba cada uno de sus enseñanzas el brazalete lo limita bastante pero, durante el primer mes se había ido acostumbrando poco a poco al peso de las cosas 10 veces más pesadas. Durante el segundo mes cada vez sentía menos la diferencia entre el brazalete activo e inactivo y últimamente era casi natural hasta olvidar pedirle a Mu que desactivara el hechizo del brazalete, tal vez fuera debido a que el entrenamiento duraba casi todo el día todos los días y, ese entrenamiento aprendía cómo fabricar lanzas con madera, cómo ensillar un caballo, las partes de una armadura Y cómo aprovechar las cualidades de diferentes armas en diferentes lugares; por ejemplo una espada era mala opción en espacios cerrados ya que las espadas requieren espacio para ser blandidas con efectividad, las lanzas son más efectivas a caballo ya que poseen mayor alcance qué una espada y además a caballo su longitud no sería un impedimento como en combate a pie, ya que, las lanzas al solo tener una punta sí está llegara a quebrarse o si simplemente el oponente se acercara por delante de esa punta la lanza sería completamente inútil mientras que las hachas y los martillos poseían más fuerza de impacto y eran bastante versátiles aunque, su debilidad era que contra oponentes con armadura el combate se dificulta, ya que, las cabezas de las hachas A menos que estén complementadas con un pico en la parte posterior o superior no sirven para atravesar también le había enseñado cómo construir un refugio, encender fuego, cómo orientarse con señales naturales como el musgo de un árbol o la dirección del viento, que bayas puedes comer entre otras cosas. Actualmente era una noche de luna llena Darren y Mu cabalgaban a lomos de los caballos salvajes qué no eran de raza que Mu había atrapado hace tres meses, qué eran sorprendentemente dóciles cosa rara en caballos salvajes pero muy parecida a tener una conexión con ellos y con muchos animales e insectos, nadie ha sido pocas las veces en que Darren había visto como animales se acercaban a mí, solo para qué este los acariciara o les entregará comida que el mismo no consumía, cosa que en él era normal desde que comieron pescado juntos el día que lo conoció, jamás lo había vuelto a ver a comer incluso cuando pescaba o la única vez que se detuvieron en una posada, no comió ni siquiera una migaja de pan mientras Darren se comió una buena tajada de jabalí, aunque, lo que sí que hacía era deber y a veces le daba a Darren un poco aunque a él le desagradaba el sabor.

-Maestro Mu-dijo Darren a lomos de Masapan(así había bautizado a su caballo)-usted es un caballero errante pero por lo que he aprendido en estos meses, un caballero errante entra al servicio de un señor mientras esté tiene un conflicto con otro o, durante la Guerra y, cuando ese conflicto o guerra termina vuelve a los caminos, pero no hemos entrado desde que lo conozco al servicio de ninguno y se nos está acabando el dinero-en estos tres meses habían pasado por al menos tres castillos, pero en ninguna habían intentado ponerse al servicio de ninguno, de hecho, lo único que hacían era recolectar provisiones pero el dinero qué les quedaba solo constaba de cinco platas y 46 peniques.

-aunque lo intentará no nos tomarían a su servicio-dijo con su habitual tono profundo- me dirían que soy demasiado viejo sí son amables otro simplemente dirían que no por mi piel o porque soy de Uluru-dijo soltando una risa al final.

Darren no tenía una respuesta para ello ya que sabía, que tenía razón cuándo se encontraban con otras personas podía ver El desprecio reflejado hacia Mu aunque, al maestro parecía no importarle y le había explicado que dicho desprecio se debía a que para ellos su piel lo hacía poco más que una alimaña, y el lugar donde nació el continente de Uluru era para ellos una desgracia así como su gente. Darren había visto el desprecio, la superioridad y la grosería que expresaba el resto de las personas hacia su maestro ya fuera por parte de posaderas, aldeanos, ladrones, forajidos o caballeros así había entendido que las historias de caballeros galantes tenían más en común con los cuentos de hadas que con la realidad al menos en su mayoría.

Los cuervos de la Luna: Los Dos hermanos(Libro I) (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora