Chaeyoung tenía un cigarrillo entre sus dedos delgados. Mentiría si diría que no había estado rondando ese parque de colores vivos, de olor fresco con bastantes tiendas alrededor, intentando saber algo de Mina. Porque era falso, lo había hecho, por tres días. Y cuando desistió, apagando en un poste su cerillo lleno de nicotina. Chistó algo molesta apretando sus dedos en un chasquido y aferrándose a su chaqueta negra. Apretó sus labios, sostuvo el celular en sus manos y miró que ya era bastante tarde, pronto serían las nueve y era mejor estar en su hogar, bueno, casa, pues su hogar no existía ahora.
— ¿Seoku? —miró la espalda en un traje ancho pero muy presentado, como si ni el aire pudiera tocarlo y todos los días lo planchara, ni una arruga. — ¿Eres tú?
— Oh —el hombre abrió la boca ligeramente, acompañado de subir sus cejas en tono de ligera sorpresa, se asemejaba a un resorte automático— no esperaba verla, señora. —le brindó una amable sonrisa—. ¿Cómo ha estado?
— Siempre tan formal —la mujer le dio una suave sonrisa—. Por favor, túteame, eres mayor que yo. Además, trabajas para Mina, no para mí —el hombre asintió noblemente y con una mueca de viejo sabio, a la hora de la verdad eso era Seoku, pero no viejo, eso sería una blasfemia. Tal vez su piel tenía ya pliegues y su rostro líneas de expresión, pero Seoku era como un sabio con mente de joven.
— Lo haré, Chaeyoung —respondió—. pero no contestaste mi pregunta.
— Bueno, estoy mucho mejor que antes —una sonrisa sincera bailó en la cara de Seoku—. ¿Y tú?
El hombre acomodó su corbata y dio unas pequeñas palmaditas en su hombro. — Muy bien, gracias por preguntar —la miró—, y me alegra de sobremanera que usted se encuentre bien —el hombre soltó una risa—. Perdón, no me acostumbro, voy de nuevo —se corrigió—, y me alegra de sobremanera que tú te encuentres bien, Chaeyoung.
— Muy bien, Seoku —el hombre sacó unos guantes y los deslizó entre su zurda y diestra, quedando en la manera ajustada y perfecta—. Por cierto.... —el hombre se centró en el rostro de la mujer dubitativa—, ¿sabes algo de Mina?
Su pecho latía con fuerza, sentía como su sangre se helaba bajando por todo su cuerpo y a la vez, su pecho sentía granos de arena. Estaba apenada, pero debía al menos tener un indicio, no sabía qué decirle cuando la viera, ni sabía como debía actuar, pero no importaba. Y tal vez ese era su error o su puerta a ella.
— Señorita Chaeyoung... —el hombre suspiró—, la verdad, ella me pidió que otra persona tomara el puesto por un tiempo y no me ha dado muchas pistas, pero, no lo sé... —su quijada subió hacia el cielo oscuro de la noche—. Sé que está bien, no te preocupes, tómate tu tiempo.
— Lo sé, no mentiré, Seoku —suspiró—, la extraño, pero creo que no moriré, ahora pensar en ella no me produce resentimientos, ni me dan ganas de llorar —Seoku asintió lentamente, con un reflejo de interés en sus orbes—, pero puedo decir que sus caricias, su sonrisa, sus palabras absurdas o profundas, o ella, en sí, me hace falta.
— Amar es difícil, pero valiente —se acercó con cuidado y le dedicó un generoso abrazo—. Usted... digo, tú, sí, tú... has sido una persona fuerte, perdiste cosas que podrían matar a alguien de dolor, pero hete aquí, con tu voraz ganas de salir adelante —se separó sin quitar esa mirada cariñosa—, uno sí necesita personas, eso es lo normal, por eso no te diré que no necesitas a nadie, lo hacemos, necesitamos. Pero, lo más importante es necesitarse a uno mismo.
— ¡Por Dios! —soltó un aplauso eufórico—. Debí darme cuenta de eso antes, pero es cierto y ahora lo he entendido, Seoku—sacó su celular.
— Claro que así lo es, me agrada que lo hayas comprendido. Lo más difícil es ponerlo en práctica —la mujer asintió y el hombre se fijó en como tecleaba de forma apurada a la pantalla—. ¿Qué haces? No quiero sonar intrometido.
— ¡Claro que no! —le dio un pequeño apretón en el hombro—. Tengo que buscar a alguien muy importante.
— ¿A Mina?
— No, ella vendrá luego, o cuando deba hacerlo —su hoyuelo se dejaba bailar con su sincera comisura feliz—. Tengo que buscar a Patrick.
— ¿El niño que entró a robar a su casa? —Seoku cruzó sus brazos mirándola con curiosidad notoria, Chaeyoung respondió simplemente un sí, subió su cremallera y metió su celular a los bolsillos, desapareciendo el aparato—. ¿por qué?
— ¿Por qué no? —hizo una pregunta retórica que quedó sin responder nunca—. Tengo que alistar mi maleta, Seoku. Mañana tengo un vuelo —se acercó y le dio un abrazo con fuerza, oliendo esa típica colonia de hombre mayor que resaltaba.
— Diantres... —el hombre soltó una carcajada—. Bien, bien. Anda, anda, con cuidado.
— ¡Claro que lo haré! —la coreana se metió a un taxi que pidió, despidiéndose muy tranquila pero por dentro llena de emociones desbordantes. Aparte de extrañar a Mina, también tenía en su mente al pequeño. La música del carro era tranquila, jazz contemporáneo de algún artista desconocido que sonaba como miel en las orejas de Chaeyoung.
— ¿Adónde vamos, Señorita? —la sonrisa que no descansaba en Chaeyoung, creció más.
____42____
Uh, bueno, me he sentido mejor, pero aún estoy en proceso de sanación, me alegra sentirme mejor.
Lamento no actualizar como antes, pero ya salí a vacaciones, no veré a mi ex y no tendré tareas así que quiero dedicarme a escribir bastante.
Por fin un descanso de dos meses. <3 🛐
-Anónima.
ESTÁS LEYENDO
❛❛The last piece❜❜ | ೃ Michaeng.
Fanfiction⌲•°; Son Chaeyoung y Myoui Mina, llevan cuatro años de matrimonio, pero cuando algo se lleva una parte de sus vidas, tendrán que saberlo afrontar, de no hacerlo... podrían perder más que eso. ⸃⸃ ␥ No está en la saga. ␥ Historia, portada e idea ori...