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Había pasado más de dos semanas y la coreana había estado en un perfecto estado, claramente tenía algunos bajones de la presión por unas afectaciones nerviosas en secuelas

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Había pasado más de dos semanas y la coreana había estado en un perfecto estado, claramente tenía algunos bajones de la presión por unas afectaciones nerviosas en secuelas. Mina iba diariamente hasta el hospital, no hablaban, o escasamente, pero ahí estaba. Y aunque Chaeyoung pensaba aún si divorciarse, al ya estar bien, volvieron a llevar a cabo el juicio en Canadá. El viaje fue en un avión de una aerolínea segura, para ir cómodas. La embajada Coreacanadiese, les ofreció una bonita casa para hospedarse mientras el juicio y los papeles se llevasen a cabo.

Chaeyoung pudo estar con sus padres unos días antes de irse, y la pasó bastante agradable, mejorando su relación desde lo sucedido. Mina, por otro lado, no supo más de ellos. Había decidido dejar que Sana y Momo se quedaran en su american-stylehouse, palabras que describieron las dos niponas. Sana se había ofrecido a ayudar en un tratamiento psicológico a la coreana, también le comentó a Mina, pero esta declinó por el momento. Al tanto, Sana había ayudado bastante a Chaeyoung, inclusive la coreana había podido superar algunas cosas, pero seguía siendo un extenso proceso. Aún así, sus funciones automotrices volvieron a andar normalmente, pudo hablar y caminar, puesto que la primera semana tuvo que estar en silla de ruedas mientras su sistema nervioso despertara de buena manera.

— Seoku, ¿Podrías por favor pedir un té de miel con frambuesas? —pidió la japonesa. El trayecto era de unas seis horas y debían estar cómodos. — también pregúntale a Chaeyoung si ocupa algo... Muchas gracias —Mina se dispuso a recostar su cabeza en la almohada.

Estaban compartiendo el vuelo, y compartirían la casa. No es como si quisiesen, aunque Mina lo agradecía en el fondo, sin embargo Chaeyoung intentó buscar estar por otro lado diversas veces, pero dejo de negar cuando supo que sería más sencillo hacerlo así.

Seoku se levantó y se dirigió a pedirlo, mientras, pasó por el lado de la coreana y se agachó levemente. — Señora Chaeyoung... ¿Ocupa algo? ¿Tiene sed o hambre? ¿Necesita algo? —exclamó entre pequeños susurros, para no asustarla.

— Oh, Seoku... Ah, claro, un té de miel con frambuesas... Muchas gracias —dio una corta sonrisa. A Seoku le dio gracias que tenían una coincidencia en lo que pedían. Le regaló una pequeña reverencia para caminar por el pasillo y pedir las bebidas.

Las tomó en sus dos manos y llegó nuevamente al asiento de Chaeyoung, se la ofreció pero vio como arrugó levemente su cejo en busca de entender porque el par de bebidas.

— Gracias... Pero sólo hacía falta una —llevó sus castaños ojos al rubio de su lado—. Y Hyunjin está dormido. Pero la coreana quedó más confundida cuando el hombre esbozó una sonrisa traviesa.

— Es para la Señora Myoui, ella pidió lo mismo que usted. Qué conectadas se encuentran, curioso. —dejando a la menor con un agridulce en su boca, y su corazón corriendo frenéticamente. Se sentía como una adolescente, la cual le decían que su amor platónico, le había coincidido el asiento a su lado. No evitó sonrojarse un poco, a pesar de ser su esposa, y en proceso de divorcio, la emoción de su corazón y temblores en la mano no pudo ocultarlos.

— Ya veo, gracias. Pensé que... Bueno, usted sabe —apretó sus labios. Seoku simplemente desistió y volvió a sentarse con Mina.

La mujer se veía algo intranquila, su dedo no dejaba de dar toques al mango del apoyo de la silla. Su mirada estaba preocupada, estaba pendiente de cada acción de Chaeyoung.

— Sólo necesitaba una bebida, graciosamente igual a la suya, Señora —soltó una carcajada que hizo sonrojar a la japonesa.

— ¿Cuánto falta para la llegada? —interrogó Mina. La coreana estaba a unos puestos adelante, junto con Hyunjin, que pidió acompañarla y aunque eso no le agradaba al cien, puesto que, este le tomó un prominente recelo, no tenía derecho para decirle.

— Dos horas, la casa hotel nos espera. Y descanse, no se preocupe mucho, deje que las cosas fluyan, recuerde lo que tiene en el tobillo... —señaló con su índice—. Sólo duerma algo, no la vi reposar como usted debería toda esta semana, ha tenido mucho trabajo y aún así se desvelaba toda la noche cuidando a la señora Chaeyoung.

Mina dejó escapar aire audazmente—. No quiero divorciarme.

— Las cosas ya hablarán por si solas, señora. Usted no se preocupe.

El vuelo duró un tiempo prolongado hasta que aterrizaron. En un vehículo se dirigieron al nuevo hogar, viendo como el sol se escondía y la lluvia chocaba con el vidrio, empañando un poco los cristales.

El lugar era amplio, una casa con ventanales enormes que dan a un bosque, el clima era frío como si estuvieran en un pequeño cubo de hielo, pero también muy atractivo en vista. Casi parecían unas vacaciones, y los cuatro tenían su propio cuarto. Sana y Momo habían decidido quedarse en Corea, al fin y al cabo, estarían allí un par de meses. Sana sólo le deseó fuerza y se sintió algo impotente al rechazo de un tratamiento psicológico para ella, pues también tenía algunas heridas emocionales bastante hondas. Chaeyoung estaba mucho mejor, diría que Sana se volvió más cercana y una gran amiga, agregando claramente, que es su psicóloga.

Mina dejó las maletas en su cuarto, cuando pasó al lado Chaeyoung, para entrar a su habitación y también dejar algunas cosas, no dormirían juntas, era algo lógico, pero Mina se moría de ganas de poder acercarse a la chica, a pesar de haber convivido tanto en el hospital, la chica seguía algo lejana, no podía culparla. Aunque tal vez esa lejanía las estuviera torturandi a Mina, y no sólo a ella, también a la menor.

— ¿Necesitas ayuda? —entró Mina, alertando un poco a la chica.

— Ah, hola... No te vi, ya estoy bien, ¿Lo sabes, no? —dijo algo seca, pero no demasiado—. No hace falta, Hyunjin está descansando en su cuarto, podría pedirle ayuda a él —la coreana notó la agriedad en sus propias palabras y se sintió extremadamente mal pero tenía aún algo de enojo—, sólo para no molestarte, no hace falta, Mina. Pero de verdad lo agradezco.

—Lo siento, no quería asustarte... —susurró algo alfigida, esa capa que había puesto la coreana la estaba torturando—, tampoco molestarte. Bueno, aún así, si necesitas algo, no dudes en comentarme, ¿Bien?

Sabía que esto era en parte su culpa, pero de verdad quería hacer algo. Chaeyoung por su parte, no evitó sentirse algo molesta con ella misma por seguir siendo así, creía, sólo tal vez, que ya estuvo bien su mal trato hacia la chica. La seguía recriminando.

— Lamento tratarte así —Mina sonrió algo triste, restándole importancia cuando levantó la mano. Sin embargo la estaba carcomiendo algo.

— ¿Tú realmente quieres divorciarte, Chaeyoung? —la coreana soltó la ropa que estaba acomodando.

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Hola... <3

Hoy volví a clases presenciales y ando muerta buen. ❤️

-Anónima.

❛❛The last piece❜❜ |  ೃ Michaeng.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora