⌲•°; Son Chaeyoung y Myoui Mina, llevan cuatro años de matrimonio, pero cuando algo se lleva una parte de sus vidas, tendrán que saberlo afrontar, de no hacerlo... podrían perder más que eso. ⸃⸃
␥ No está en la saga.
␥ Historia, portada e idea ori...
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La bufanda se sentía bastante delgada y sumamente ligera para la ventisca en Canadá. Chaeyoung caminaba poco a poco, había alquilado una cómoda y amplia habitación en un hotel bastante agradable, sus paletas eran minimalistas y nada extravagante. Límpido. Había recogido la llave y metido en el bolso.
El hotel era bastante bonito y acogedor, como siempre, le gustaba estar a solas en el último piso. Mentiría ella si dijera que a veces no extraña aquella nipona que rodearía su cintura.
— ¿Sana? —preguntó vocifereando al teléfono. Estaba sentada en el sofá de color crema, en frente de la chimenea escuchando de fondo una serie estadounidense que la haría reír un poco de tiempo, haciendo que su estrés fuera bastante bajo. — Espero estés bien —sonrió sinceramente al teléfono—. ¿Podrías hacerme un favor?
— Entonces te dijo que me avisaras, ¿no? —cuestionó Mina con la maleta de viaje en la mano, un hermoso equipaje de cuero que tiene la etiqueta de un buen reconocido diseñador—. Seoku me lo comentó ayer, de hecho, ya estamos aterrizando en Canadá, Sana. ¿Ella sabrá acaso que voy también?
— Oh —carraspeó su garganta suavemente al teléfono—, le he dicho que no sé nada, pero le avisaría si sabía algo de ti —Sana se sentó en la silla de su consultorio. Rosa y blanco, como su misma personalidad.
— Ya veo... Muchas gracias, Sana. Entonces... —una sonrisa pequeña pero sincera salió de las comisuras de la nipona menor— me está buscando.
— Al parecer, Mitang —dijo suspirando.
— Oh, Sana, deja de llamarme así —mordió su labio inferior—, es vergonzoso.
— Deja de ser tan amargada, eh —la regañó mientras señalaba al aire, dónde nadie podía verla.
— Bueno, bueno —Mina subió al taxi que pidió Seoku mientras bajaba la ventanilla. El pelo curveaba cada que una ráfaga entraba, hacía un frío infernal pero se sentía viva después de esa llamada.
Al final, Chaeyoung había preguntado por ella. ¿Eso era una buena señal? La verdad parecía que sí, o tal vez no, no quería ilusionarse tan rápido.
— ¿Qué le dijo la señorita Minatozaki? —Seoku sacó su celular y envió un mensaje de texto.
— Chaeyoung me busca —confesó tomando su abrigo, poniéndolo encima de su regazo mientras miraba a la ventana, ya estaban en Canadá—. Sir —dijo al hombre del taxi— Can you please go us for the down park?
— Of course, but the traffic not work today, so the travel can take a little time, like a middle hour —el hombre tomó otro camino mientras miraba con cuidado a los lados. Seoku miró a Mina
— What's wrong? —sonrió molestando al hombre, con una sonrisa juguetona y un tono sarcástico.
— ¿No íbamos para el hotel? Se supone que por la app le dijimos al hombre, sé que cambió el destino, pero no sé a dónde centellas vamos, Señora Myoui. No hablo en inglés —la miró acomodándose la corbata, Mina vio las manos de Seoku y noto un peculiar tatuaje subiendo por su muñeca, nunca lo había visto, pues siempre llevaba camisa planchada virgen de manga larga.
— Le he dicho que vayamos a un parque. Ya verá porqué, pero quiero saber qué significa ese tatuaje, Seoku —marcó desde lejos con su índice.
— ¿Ah, esto? —señaló la marca con sus ojos. Remangándose con cuidado, como si no quisiera dañar el perfecto planchado.
— sí, eso.
— Verá —había una interesante brújula, tenía una venda, una daga incrustada y unas alas interesantes. Daba bastante miedo e ímpetu, pero también era bastante curiosillo, podría decirse. ER raro ver a un hombre como Seoku tatuado. — La brújula significa el destino, la daga las acciones que se toman, y las alas las consecuencias de ello.
— ¿En qué contexto se tomaría? Explíquemelo —Mina era audaz, pero realmente esas cosas de significados revoloteando entre profundidades filosóficas que daban muy grandes para su mente tan centrada en ideales, en conclusión, no era una mujer tan creativa como se necesita.
— La brújula es nuestro destino, la daga son las acciones que hacemos nosotros para cambiar ese destino, sin embargo la venda demuestra el poder del destino y que aunque certeramente es verdad que las acciones influyen mucho en este, porque lo hacen, realmente el destino a veces es fijo, y muchas cosas se salen de las manos, ahora, las alas significan el resultado de todo esto, el producto, la respuesta, la consecuencia —volvió a guardarse su interesante y ahora descubierto tatuaje para mirar al frente.
Pasó un poco más de lo que había dicho aquel conductor con una cuidada barba de ojos celeste y cejas gruesas. Mina pagó y con una sonrisa bajó al gran parque con grandes árboles y algunos juegos para niños que claramente ella ya no puede usar.
— Bien, deme ánimos y espere aquí, Seoku —tomó su celular y le dejó el abrigo al hombre. Con nervios comenzó a caminar.
— ¡Señora! —espetó Seoku— ¿Qué hace?
— Espéreme aquí —se limitó a decir.
Continuó caminando hasta encontrar aquel ruin edificio que estaba descuidado y lucía dejado. Con algo de desconfianza subió las escaleras, tan tétricas, pensó que una buena limpieza serviría de mucho. Sus pasos iban lentos, intentando recordar qué piso era, pero fue inconfundible cuando el pelo largo castaño relucía mientras una hermosa mujer se encontraba de espaladas dudosa de tocar una puerta, esa misma mujer tomó vuelta y entonces sus dos pardos ojos hicieron una aberrante abertura de sorpresa al encontrarse con Mina.
— ¿Mina? —Chaeyoung alzó sus ojos y sintió un pequeño apretón en el pecho, a la vez de felicidad, sentía como su corazón se aceleraba a medida que la nipona se acercaba; lento, como tanteando el piso, como estaciones en cada andar. —¿Qué rayos haces acá?
— Podría preguntar justo lo mismo ahora —su mirada era suave, y por alguna razón no sentía enojo—. Además... —Mina miró a su alrededor algo consternada, enmarcando una ceja, intimidante pero no lo suficiente, aquel detalle que encantó a la coreana— este lugar parece de mala muerte.
— Mina, yo... —pero sus palabras cersaron u fueron cortadas cuando un estruendo dentro del apartamento anteriormente visitado y sus dos ojos se abieron. — Creo que dejaremos esta conversación para luego.
¿Para luego? Dioses, Chaeyoung estaba volviendo loca con la intriga a Mina, no obstante y sin más caso, tenía toda la certeza de primero averiguar qué estaba ocurriendo.
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Lamento tardar tanto :(. No sé que me pasó, siento que ya no soy la misma, igual no dejaré la historia nunca. Los amo, prometo acabarla lo más pronto <3