Capitulo III

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Casi pierde totalmente su racionalidad cuando ella termino mordiéndolo juguetonamente como la primera vez que se encontraron, dejando escapar a su paso un gruñido lleno de placer.

-Pequeña...tranquilízate, me estas volviendo loco – le dijo como pudo entre medio de los besos ya que sentía que se estaba descontrolando, la bestia dentro su interior quería salir y devorar todo a su paso.

Ella al percatarse de que se dejó llevar demasiado, se separó algunos centímetros de él sin sacar sus brazos de sus hombros y lo miro directamente. Él por su parte estaba respirando aceleradamente, sus ojos estaban dilatados ni hablar cuando bajo su mirada y vio que sus labios estaban rojos, hinchado y una que otra marca de mordida; se sintió morir de la vergüenza al ver que se convirtió en una bestia salvaje que se aprovechó de un inocente muchacho que recién acaba de conocer, se puso roja al instante y escondió su cara llena de vergüenza en el pecho de él mientras aun lo abrazaba tan íntimamente.

-Ahora... ¿Te sientes más tranquila para que me dejes explicarte?- le susurraba suavemente en el oído mientras la abrazaba y besaba su cuello llenándose del dulce aroma que ella desprendía, él ya la había mirado más de cerca cuando la atrajo a sus brazos, no tenía signos de apareamiento ni olores de otros machos. Esto había confirmado su suposición. Emely era virgen.

Este conocimiento lo había hecho deleitarse, ya que significaba que si la llevaba de regreso a la cueva y ella viera que puede cuidarla y protegerla, podría aceptarlo como su socio. La idea de que esta peculiar criatura se convirtiera un día en su compañera lo hizo sonreír levemente, mostrando una sonrisa malvada pero atractiva.

Ella solo asintió mientras aun escondía su cabecita en su pecho de la vergüenza que sentía. Entonces el sin demora procedió a explicarle.

-La bestia de la que hablas que vive en la cueva soy yo, soy una pantera...Te traje a mi madriguera cuando te encontré inconsciente en las profundidades del bosque y no era mi intención asustarte en mi forma bestial cuando apenas te despertaste pero estabas fría y estaba brindándote calor... - le hablaba tan suavemente mientras acariciaba su larga cabellera para que ella no corriera de sus brazos cuando se enterara de la verdad.

Emely trataba de escuchar atentamente a sus palabras pero él no estaba ayudando, sus suaves caricias en su cabeza y espalda la estaban llevando a un estado somnoliento, realmente lo estaba disfrutando.

- Emely...- él la llamó cariñosamente

-"¿Mmm...?"- murmuró para que continuará con lo que quería decirle mientras ella se acomodaba mejor en su pecho para dormitar un poco

-Quédate a mi lado... te prometo que siempre daré mi mayor esfuerzo para cuidarte y protegerte - se dejó caer sobre su hombro mientras la abrazaba y aspiraba el dulce aroma que ella desprendía como si temiera que no fuera real y desapareciera en un solo instante – Si no me quieres como tu compañero por lo menos déjame protegerte al permanecer a tu lado, no me apartes por favor - prácticamente le estaba suplicando que se quedará junto a él en este poco tiempo que paso con Emely hizo su mundo un caos y no quería perderla, sin darse cuenta la bestia feroz e indomable cayó rendida a los pies de esta pequeña hembra.

Ella se sorprendió por la repentina propuesta haciendo que el sueño que sentía desapareciera en un abrir y cerrar de ojos.

-Espera un momento... – se apresuró al decir antes de que él hablara nuevamente, se levantó de golpe obligándolo a mirarla directamente a lo ojos, esto está yendo demasiado rápido no llevan ni un día conociéndose pero él ya está entregando su vida a ella. Sabe que se pasó de la raya al pasar directamente al tacto íntimo antes de llevar un tiempo conociéndose, pero de donde ella viene por besar a un chico no quiere decir que tengas que prácticamente quedarte con él el resto de tu vida...

-Hay muchas cosas que no entiendo cómo se manejan en este mundo pero de donde yo provengo las cosas son diferentes, antes de pedirle a alguien que sea tu compañero o estar con esa persona tienen que gustarse mutuamente y estar enamorados.

-Entonces... ¿yo no te gusto? – él la miro como si fuera un triste cachorro en medio de una tormenta.

-No... quiero decir "SI", si me gustas eres muy guapo, encantador y ardiente pero aun no nos conocemos del todo bien.

-Eso quiere decir... ¿que para que me aceptes como tu compañero debemos conocernos mejor y enamorarte? – mostró una enorme sonrisa al ver que tenia una oportunidad 

Emely tenía ganas de tallarse los ojos no confiaba lo que sus ojos estaban viendo, sobre la cabeza del muchacho de repente aparecieron un par de orejas del mismo color negro azabache de su cabello.

-¿Emely? – la llamo pero su mirada ya no estaba en él mas bien estaba en algo que estaba sobre su cabeza - ¿Quieres tocarlas? - su sonrisa se hizo aún más brillante mientras las movía atrayendo más la mirada curiosa de la muchacha.

-¿De verdad, puedo?

Él solo asintió y bajo un poco su cabeza, ella movió sus manos hasta la parte donde deberían estar sus orejas humanas pero no había nada ahí, trago con fuerza y miro nuevamente esas esponjosas orejas que la incitaban a tocarlas. Sin perder más tiempo tomo una de ella y la empezó a acariciar suavemente

-¡Son... son reales! – Emely casi grito de la emoción - son tan esponjosas y suaves... - estaba tan encantada que no se percató que la joven bestia empezó a ronronear encantado por el tacto mientras frotaba su cabeza en las palmas de ella como un cacharro deseoso de atención.

Pero no contaba con la astucia por parte de él cuándo tomo una de sus manos la puso en su mejilla y la movió lentamente hasta su boca para darle un suave mordisco a su dorso para luego depositar un beso donde dejo su marca latente dándole al final una sonrisa pícara haciendo que su corazón diera un vuelco en el acto.

-Tomare enserió tus palabras Emely... y haré que te enamores de mi – sentencio con un mirada feroz y llena de afecto hacia ella.

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