Capitulo X

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– Pequeña hembra, pequeña hembra, elígeme como tu compañero soy fuerte y capaz de protegerte...

– No, elígeme a mi pequeña hembra, tengo colmillos y garras afiladas, puedo atrapar una gran cantidad de presas para ti. Nunca volverás a tener hambre si eres mi compañera...

– Pequeña hembra, pequeña hembra...

Todos se acercaron eufóricamente alrededor de Emely tratando de poder llamar su atención y que los eligiera como sus compañeros, era la oportunidad más grande para ellos de poder tener una hermosa hembra como su compañera.

Mientras tanto Emely no tenía ni idea del pensamiento de estos orcos ya que en lo único que podía pensar era que esta gente está verdaderamente loca, quien en su sano juicio se confesaría después de haber sido abofeteado y ni hablar de sus amigos.

Si esta fuera una forma de conquistar en la tierra y tuvieran pensamientos tan simples todos tendrían aunque sea una pareja y vivirían felices comiendo perdices... no obstante, la verdad no es tan sencilla como parece.

Estaba tan absorta en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando Amsha la había atraído hacia sus brazos hasta que sintió algo duro golpear su cara, molesta levanto su mirada para quejarse pero se mantuvo en silencio cuando vio a Amsha con la boca torcida frunciendo el ceño, él estaba realmente molesto.

Si todos no hubieran estado obsesionados con la belleza de la pequeña hembra hasta perder la cabeza, se habrían dado cuenta de que Amsha estaba a punto de perder los estribos. Era una clara señal de peligro.

Sin embargo, resultó que los machos eran criaturas impulsadas por el sexo opuesto, independientemente del mundo en el que se encontraran.

Aunque Emely siempre soñó con ser el foco de admiración de otros nunca pensó en ser una Helena de Troya rodeada de hombres guapos, cuando realmente sucedió, estaba sorprendida. Se sintió tan abrumada que no pudo evitar preocuparse por el desenlace que esto producirá en su vida en este mundo.

Pero lo primero que debía hacer era calmar al leopardo, no quería que se produjera una sangrienta pelea y menos con los que se supone que son sus compañeros.

Respiro hondo y exhalo suavemente para calmarse, con una mirada determinada pero suave miro al orco y hablo lo mas lamentablemente posible para captar su atención. 

– Amsha, por favor cárgame... – algo le decía que esto funcionaria ya que sabía que él la quería por más que ella tratara de negarlo.

El joven leopardo que estaba a punto de golpear a los miembros de la tribu, se detuvo en el acto al escucharla y como si fuera una orden absoluta sin rechistar la cargo como una princesa. Aliviada se inclinó más hacia los brazos de Amsha y rodeo con sus brazos su cuello para esconder su rostro en el, se sentía morir de la vergüenza pero de algo estaba segura... lo que estuvo leyendo y viendo en la televisión ha valido la pena.

Mientras tanto por el lado de Amsha la poca ira que aun recorría en su cuerpo se fue en un abrir y cerrar de ojos al sentir el suave aliento de Emely en su cuello. La confianza de ella en él quedó claramente indicada por los brazos de ella que lo rodeaba con fuerza, mientras que el aroma único y elegante de la mujer entre sus respiraciones lo distraía.

Tanto es así que la conmoción circundante parecía casi inexistente. Sus oídos solo podían escuchar sus suaves respiraciones

Amsha sostuvo a Emely en una mano y giró la otra mano que estaba a punto de usarse para golpear a otros para levantar la piel que estaba puesta en ella, envolviéndola nuevamente. Encantado por la confianza de Emely, el leopardo estaba de muy buen humor, siendo incluso más amable de lo habitual cuando trataba a los miembros de la tribu, como si la persona que había estallado momentos antes fuera otro.

– Aún es muy joven no puede encontrar pareja por ahora – dijo con voz profunda, monótonamente, pero afirmando un dominio incuestionable – Mael y yo elegiremos a su pareja después de que madure hasta la edad adulta.

Sus palabras calmaron un poco a la bulliciosa multitud, pero solo un poco. No obstante había alguien en la multitud que no se quería dar por vencido.

Raner era uno de los mejores guerreros de la tribu, aunque no se le podía comparar con Amsha, se le consideraba destacado entre los demás. El dulce olor de esta niña había hecho que su corazón se acelerara. Solo el olor que desprendía de su cuerpo pudo hacer que él estuviera dispuesto a dedicarse por completo a ella e incluso sacrificar su vida, sin mencionar su rostro inmensamente hermoso.

Así que dio un paso adelante con la cabeza en alto y dijo: "Amsha, por favor déjeme cuidar de esta niña".

– ¿Tú? – Amsha levantó una ceja y miró a Raner con ira.

El joven orco podía sentir la formidable presión ejercida por Amsha, ya se habría arrodillado con respeto en circunstancias normales, pero ahora apretó los dientes y se puso de pie. Sintió que esta era una forma de probar su determinación...

Por supuesto, fue un malentendido no tan hermoso.

Porque la rabia de Amsha no fue una prueba. Si no todo lo contrario, si alguien con un poco de experiencia en citas lo viera podría decir que él estaba celoso.

Justo cuando Raner estaba haciendo la solicitud, Amsha ya había imaginado los detalles de Emely viviendo felizmente junto con este orco.

Con las venas abultadas, Amsha miró a Raner con los ojos entrecerrados, indicando peligro.

Mientras tanto, el sudor corría por las mejillas de Raner. La inmensa presión le había hecho difícil incluso respirar, pero mirando a la pequeña mujer en los brazos de Amsha, se mantuvo firme y no retrocedió ni un centímetro.

Amsha movió los labios con una mueca condescendiente, la persistencia de este orco fue vista como una burla.

¿Quiere arrebatársela enfrente de él?, debe estar cansado de vivir.

Amsha dio un paso adelante, junto a Raner, y puso su mano aparentemente ingrávida sobre su hombro. En esa fracción de segundo, el rostro de Raner se torció. Antes de sentir el dolor en el hombro, había oído crujir su hueso.

Raner miró a Amsha en estado de shock y horror, ni siquiera sabía lo que hizo mal. ¿Por qué Amsha se enojó de repente?

– Muévete, muévete, sal de mi camino – Se escuchó una voz en el espeluznante silencio y el mundo que estaba detenido volvió a moverse.

Los machos siendo machos, era normal que se atacaran entre ellos. Aunque Amsha normalmente no se involucra con sus compañeros de tribu, Raner era un guerrero y sería normal que Amsha pusiera a prueba sus habilidades como líder. Si Raner ya había pedido cuidar a la niña, ¿cómo se puede permitir eso sin probarlo?

Con esto en mente, los machos ingenuos ignoraron el asunto.

De un momento a otro se abrió una brecha en la multitud densamente poblada, los hombres solteros que rodeaban a Amsha y Emely se separaron a los lados y apareció un camino vacío.

Con la cabeza en alto, un orco que era visiblemente más bajo que los demás caminó por el camino y se detuvo a un paso de Amsha. Jugueteó con su cabello desordenado y pegajoso, adoptando una pose que consideró halagadora, y dijo con voz aguda: "Amsha , has vuelto".

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