Capitulo XVI

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– Bien, ¿que los trae por aquí niños? – el anciano dijo mientras entraba en la cueva como si no hubiera pasado nada anteriormente.

Emely estaba sorprendida mientras que Raner actuaba normal como si la actitud del anciano no fuera novedad.

– Mael quiere que la revise porque puede ser que se haya enfermado por estar tanto tiempo en el agua, yo también creo lo mismo ya que hace un momento se frotaba su cabeza como si algo la aquejara – la voz de Raner sonaba preocupada.

"Por dios... por favor, que vergüenza se parece a mi mamá cuando íbamos a una cita médica" – Emely sufría internamente mientras gritaba avergonzada en su interior.

– No, no... no es nada grave solo son cosas que pasan en el momento – dijo apresuradamente a ambos hombres que la miraban fijamente como si no le creyeran – lo que sí es preocupante es la herida que tiene él en su pecho, puede infectarse en cualquier momento por favor trátelo rápidamente – hablo tan rápidamente mientras cambiaba el tema ya que de verdad si era preocupante esa herida.

– Mmm... – El anciano la miro detenidamente mientras se tocaba su desprolija barba – es la primera vez que una hembra me pide que revise a un macho por una pequeña herida...

– ¿Cómo? – Emely esta desconcertada por las palabras del anciano – ¡¿Cree que esta es una herida pequeña?! Discúlpeme señor... pero ¿acaso no es alguien que cura a los heridos y enfermos? Porque si está herida pequeña como dice usted se llegara a infectar ¡ÉL PUEDE LLEGAR A PERDER SU VIDA!

Se molestó tanto por lo dicho que sin darse cuenta le estaba gritando al anciano sin ninguna vacilación y miedo, provocando que ambos hombre se quedaran impactados sin poder creer que esta pequeña niña reaccionara así.

– Bien... si no lo puede tratar usted lo haré yo misma, ¡salgamos de aquí! – tomo del brazo de Raner que aún estaba inmóvil y casi lo arrastro hasta la salida hasta que una figura se interpuso entre ellos y la salida.

– Esperen, esperen no se vayan – el anciano apresurado le estaba cortando el camino.

Emely lo veía con recelo, la verdad que solo quería irse lo más rápido posible para tratar primero al joven orco herido y luego idear otro plan de escape.

– Por favor pequeña no te enojes con este anciano, no era mi intención ofenderte pero es la primera vez que una hembra me pide que trate a un macho y más uno que no es ni siquiera su compañero.

El anciano estaba en lo correcto ya que la forma de reaccionar de Emely lo dejo sorprendido, pero de algo si estaba seguro y es que la forma de ser de ella era especial, única en este mundo ya que si fuera como las otras hembras solo darían órdenes a los machos y no necesitarían hacer cosas como tratar las heridas que sufren o velar por el bienestar de ellos.

A lo largo de la historia, fue un principio incuestionable que los machos cuidaran de las hembras. También se decía que la mujer más gentil simplemente sonreía a los hombres a veces o comentaba algunas palabras de consideración y honor. Pero la forma en que Emely cuidaba a un hombre por su cuenta... era simplemente inimaginable, incluso en sueños.

Raner también la estaba observando cuidadosamente, sus ojos brillaran tan intensamente mientras que en su interior la ola de sentimientos que tenía por ella se intensificaba, aun así no pudo evitar cuestionarse a sí mismo "¿esto es real? ¡¿Una oportunidad tan buena en realidad había caído en sus manos?!

Pero de repente se escucharon diferentes tipos de aullidos y rugidos alertando a ambos hombres, sobresaltados salieron fuera de la cueva siendo seguidos por Emely sin saber lo que estaba sucediendo.

A los pocos segundos se escuchó dos fuerte rugido silenciando a los demás ruidos, pero a continuación un rugido diferente y potente se hizo presente enviando un aire frio a la atmosfera provocando que la piel de Emely se erizara.

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