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Era viernes, desperté y literalmente corrí a ducharme, luego me vestí casual y corrí a la habitación de Jasper, quería hablar con él para ver si saldría el sábado o si podría quedarse con Alice y Dorian.

Llegué a su puerta y la golpeé con mis nudillos, no iba a entrar así como así, podría estar vistiéndose o ocupado en otra cosa y no quería perturbarlo, no me gustaría que entraran a mi habitación sin tocar la puerta antes.

Escuché que algo se caía dentro de la habitación mientras dos voces se reían, deduje que probablemente no estaba solo, ¿Quién estaba en su habitación tan temprano?, eran las 9:00 am, sería demasiado raro que él hubiese invitado a alguien a esa hora, ¿Alguien durmió en su habitación?, ¿Acaso alguien pasó la noche con él? No sabía por qué, pero el solo hecho de pensarlo me enfermaba, quizá porqué Jasper se había vuelto un poco importante para mi, él me agradaba y después de lo de Leo, ambos comprendíamos el dolor del otro con la pérdida de su primo.

Me quedé ahí parada, frente a la habitación, habían pasado al menos cinco minutos y Jasper no abría la puerta, esperé y esperé pero no abrió, sin embargo estaba despierto y acompañado. Me retiré, bajando por las escaleras, yo lo busqué para avisarle que saldría el sábado, para que se quedara ese día con nuestros hermanos, pero ya no le preguntaría nada, saldría el sábado y él tendría que hacerse cargo de ellos, seguro se divirtió anoche, yo me divertiría en la fiesta.

Una vez en el primer piso, fui directo a la cocina, quería comer algo antes de salir, tenía planeado ir a comprarme un vestido para mañana.

Maya estaba ahí, ¿Porqué?, cruzamos miradas y hablé – Hola May, ¿Qué haces aquí? – pregunté directamente, éramos amigas, no necesitábamos introducción alguna. – Oh, hola Anne, estoy buscando a Oliver y pensé que estaría aquí, fue la casa de su mejor amigo después de todo, Alice me dejó entrar. – respondió nerviosa, me di cuenta de que tenía ojeras bajo sus hermosos y grandes ojos marrones, estaba pálida y su voz sonaba rasposa. – Por Dios May, ¿Qué pasó? – pregunté en voz baja mientras me acercaba despacio a ella.

Sus ojos comenzaron a aguarse, me acerqué hasta que ella eliminó la distancia entre nosotras, abrazándome fuertemente, sentí como su cuerpo temblaba y sentí sus lágrimas depositarse en el espacio entre mi hombro y mi cuello, la sostuve como pude y esperé a que se calmara un poco, luego me separé despacio y le ofrecí un vaso de agua. Lentamente la dirigí a la sala de estar para poder sentarnos en el sillón y estar más cómodas.

Una vez sentadas allá, ella mantenía la mirada baja, sorbiendo su nariz a ratos, pasados unos instantes, comenzó a desahogarse. – Anoche estábamos en mi casa, en mi habitación, estábamos muy bien y de hecho creí...por un momento creí que lo haríamos. – dijo como pudo, llorando un poco en la pausa, no dije nada. – Yo estoy segura de que lo amo, no entiendo que lo hace dudar de eso y no entiendo como esa simple excusa arruinó la noche, quizás él no quiere hacerlo conmigo y uso esa tontería para no tocarme o nunca le gusté y solo estaba conmigo porque es el capitán del equipo de fútbol y yo la capitana del equipo de porristas, tal y como dicen en la universidad. – nunca la había visto llorar por alguien, esta era su primera relación.

No sabía que decir, nos quedamos en silencio un momento mientras mi mente daba vueltas pensando en cómo ayudarla - ¿Podrías ir a ver si esta con Jasper?, son amigos. – pidió, y pude negarme, pero sabía que Jasper no estaba solo en la habitación, esta era una excusa para descubrir quien estaba con él, descubrir con quien durmió, no era mi asunto, pero tenía demasiada curiosidad, necesitaba saber. – Bien, ¿Segura que no prefieres buscarlo otro día o esperar a que él te llamé?, estas algo afectada y sí es que está arriba, tal vez no sea lo mejor verlo justo ahora. – le dije, aunque moría por subir, ella era mi amiga y verla en ese estado me hacía dudar, asintió frenéticamente con la cabeza y entonces accedí.

Hice silenciosamente mi transcurso desde las escaleras hasta la puerta del primo de la familia koch, no quería advertirle mi presencia. Toqué la puerta suavemente, escuché como una voz masculina soltaba un "mierda" y otra solo se reía, claro que no estaba con la oreja pegada a la puerta, al menos no completamente pegada a la madera. A los segundos la puerta se abrió, revelando a Jasper en unos shorts deportivos, sin zapatos y sin polera, con el cabello mojado y bajo sus ojos, la evidencia de sus precarias horas de sueño la noche anterior, ojeras.

Se veía algo cansado, pero a pesar de eso, seguía viéndose atractivo. – Buenos días Anne. – pronunció con una de sus típicas y encantadoras sonrisas. – Buenos días Jasper. – dije neutral, ni siquiera sabía porque estaba enojada, solo lo estaba y quería ahorrarme los saludos para ver si era Oliver quien durmió ahí. - ¿Cómo dormiste?, ¿Está todo bien? – preguntó al notar mi molestia, me sentí un poco culpable, después de todo él no me debía ningún tipo de explicación, mi enojo era injustificado. – Emmm si, gracias, ¿Tú? – intenté ocultar mi enojo. – Mmm me alegro, todo bien, ¿Necesitas algo? – se recargó en su pierna derecha y se apoyó en el umbral de la puerta. – Si, ¿Sabes dónde está Oliver? – fui al grano. – No sé donde podrá estar, la última vez que lo vi fue en la fiesta, desde ahí solo hemos hablado por teléfono. – respondió tranquilamente, guiñándome el ojo derecho, escuché que dentro de su habitación, en el baño, alguien estaba haciendo uso de la ducha y entendí que efectivamente, Oli estaba ahí. – Entiendo, gracias, por cierto; saldré y volveré más tarde. – me miro inquisitivo - ¿A dónde vas? - ignoré la pregunta con una pequeña sonrisa y bajé felizmente por las escaleras, dejándolo en ahí parado, como si nunca hubiera estado molesta.

Al llegar a la sala de estar nuevamente, le dije a Maya que efectivamente su novio estaba arriba, la convencí de pensar las cosas, no permitiría que lo viera en ese estado, estaba triste y se sentía pasada a llevar, rechazada, no sería bueno, por lo que la invité al centro comercial para que pudiera distraerse un poco, luego ellos podrían hablar.

Una vez allá, compramos un par de vestidos, le había contado que estaba invitada a una fiesta el sábado y no sabía que usar, Zev volvió a escribirme para decirme que debía asistir con un antifaz, por lo que el asunto de mi vestimenta se complicaba.

Íbamos caminando por el centro comercial, con una bolsa cada una además de nuestras respectivas carteras, donde teníamos por supuesto nuestros celulares, documentos personales y dinero. - ¿Quieres un helado?, yo me compraré uno de zarzamora, deberías probar ese sabor, es mi favorito. - me ofreció entusiasta May, mientras nos acercabamos al puesto de helados que había en el centro comercial. - Claro, de zarzamora entonces, gracias. - May estaba diciendo que sabor de helado quería a la chica pelinegra con ojos verdes de la caja y no pude evitar notar que estaba algo rara - Gracias. - le dijo a la cajera, quien la miro con desprecio de pies a cabeza mientras May, solo bajaba su mirada al suelo.

Compramos los helados y seguimos caminando, viendo tiendas hasta que me atreví a preguntar - ¿Todo bien con la cajera de la heladería? - se tensó - Sip, es una amiga de Oli, supongo, se llevan muy bien. - no tuve necesidad de preguntar más, Maya se sentía insegura, la noche anterior se sintió rechazada y ahora me di cuenta de que esa amiga de Oli le afectaba, esa amiga de Oli no era muy amable o simpática, miro mal a Maya.

Caminamos un rato más, buscando alguna tienda donde comprar mi antifaz, divisé a un chico con un pasamontañas negro puesto, no le tomé importancia y seguí caminando distraidamente hasta que vimos una tienda y entramos a comprar, compré un antifaz blanco con detalles verdes, combinaba con uno de los dos vestidos que había comprado anteriormente y uno negro con detalles plateados que combinaba con el otro.

Salimos de la tienda y vimos al delgado y bajito chico del pasamontañas correr hacía nosotras, fue tan repentino que no alcanzamos a reaccionar y me empujó, caí al suelo pero no solté ni mi bolsa ni mi cartera, me pateó y mi helado se desparramo, en eso sentí un golpe en mi cabeza y luego vi como agredía a mi amiga, me levanté como pude e intenté golpearlo, pero me tiró lejos y entonces me di cuenta de que no era uno, sino dos delincuentes.

A través de sombras grises Donde viven las historias. Descúbrelo ahora