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Esa tarde, cerca de las 5:00 pm, llegó la señora K, habíamos acordado que ella se quedaría con nuestros hermanos menores para que Jasper y yo saliéramos, por separado.

Faltaban unos 20 minutos para que fueran las 10:00 pm, yo ya estaba vestida y lista para salir.
Zev me había enviado un mensaje el día que fui al centro comercial con Maya, diciendo que la temática de la fiesta era "gala de antifaces", así que usaba mi cabello recogido en un tomate, un vestido pegado al cuerpo, hasta la rodilla, con tirantes y espalda baja, que combinaba con mi antifaz, pues ambos eran negros.

Sólo faltaba Jasper, él iría a dejarme a la fiesta de Zev y luego seguramente se iría a otra fiesta u a algún otro lugar a hacer cualquier otra cosa.

Ben estaba en la piscina de la mansión Koch, desde que apareció; había estado callado, a pesar de que no llegué a conocerlo en profundidad, sabía que nunca fue de hablar mucho, pero estaba más silencioso de lo normal, se quedaba perdido en sus propios pensamientos, como si estuviera desconectado del mundo a su alrededor.

Bajó las escaleras casi corriendo, - Sube al auto, voy enseguida. - se adentró en la oficina de su tío y yo tomé las llaves de su auto para adentrarme en él y esperarlo allí.

Después de unos 10 minutos, por fin salió y entró al auto. Estábamos en silencio, así que como estaba en el asiento del copiloto, subí el volumen de la radio mientras Jasper comenzaba a conducir.

El auto salió de la propiedad - ¿A qué hora paso por ti? - preguntó sin mirarme, - a la 01:00, ¿puedes? - pregunté, - Claro, aún así llámame antes, y recuérdame la dirección, no sé a dónde estoy manejando. - dijo terminando en una risa, le dicté la dirección y volteó a mirarme desconcertado, - ¿Todo bien? - dije y él asintió, - Avísale a tu cara - logré sacar otra de sus exquisitas risas.

Tras unos segundos de silencio, habló - Dejé los papeles de Leo en la oficina, esperemos que mi tío no note que salieron de ahí. -dijo mientras seguía conduciendo, - Esperemos. - dije y al cabo de un rato, por fin llegamos, - Gracias por traerme. - dije y bajé, pude sentir sus orbes grises examinarme sin una pizca de disimulo, - Te ves preciosa.. - finalizo mirándome a los ojos y sonriendo de esa manera en la que solo él sabe sonreír, - Gracias, tú no estás nada mal, ¿vas a otra fiesta? - tenía una camisa negra y pantalones negros de tela, - De hecho, creo que nos invitaron a la misma. - dijo mientras se ponía su antifaz, también negro.

Apagó el auto y bajó de él, quedando parado a mi lado, - Vaya coincidencia. - dije mirándolo y colocándome mi antifaz.

Tocó el timbre de la casa y se quedó en silencio hasta que una chica abrió la puerta y nos dejó pasar, - No aceptes drogas. - dije divertida antes de separarnos dentro de la casa.

Era una casa vieja, pero a pesar de eso, era bastante grande, parecida a las típicas casas de fraternidad que hay en las universidades estadounidenses. La luz era tenue, suficiente para saber hacia dónde caminas, pero no para reconocer por completo a quién tienes al frente. En lo que admiraba la casa e intentaba buscar a mi objetivo con la mirada, algo tonto ya que ni siquiera había visto bien su cara cuando lo conocí y tan solo me dediqué a estudiar su voz, me llegó un mensaje suyo.

"¿Llegaste?"

"Si, ¿en dónde estás?"

"En la cima de las escaleras.."

Tomé dos vasos de vodka y me encaminé hacia las escaleras.
Eran bastante largas y a mi criterio, peligrosas, ya que con la poca luz, un vaso en cada mano y usando tacones, era fácil tropezar, pero con cuidado seguí subiendo hasta llegar a la cima. A medida que subía, la luz escaseaba.

Vi la silueta de Zev apoyada en la pared, me acerqué a saludarlo cuando él se adelantó - Creo que me encontraste. - subí el último escalón y casi doy vuelta los vasos en mis manos, pude imaginar que había sonreído, - Creo que si, ten. - le di un vaso, - Gracias, también tenía un vaso para ti aquí. - dijo mientras me tendía un vaso con ron - Gracias, ¿Cómo has estado? - traté de mirarlo, de conocer su rostro, pero con la casi nula luz, me era imposible, - Bastante bien, no había ido a alguna fiesta desde la que hicieron Oli y May, estaba ocupado con temas familiares y con mi mudanza. ¿Tú? - Así que por fin se había mudado aquí - Oh, estaba igual, pero sin la mudanza. - me apoyé juntó a él, en la pared, mientras bebía mi vaso con vodka para deshacerme de él. - Deberíamos vernos algún día, la noche me juega en contra. - dijo bebiendo rápidamente uno de sus vasos también, quedando ambos con solo uno. - Me gustaría, pero ¿por qué te juega en contra? - pregunté mientras comenzaba a beber mi otro vaso, por alguna razón, esa noche tenía sed. - Lo sabrás cuándo nos veamos de día. - respondió con un aire juguetón, y agregó- Además, sabes bien que te juega en contra a ti también, y no solo por tropezar en las escaleras. - reí - ¿Ah si?, ¿Por qué? - se acercó, - Porque es difícil apreciar al otro en la oscuridad. - se quedó en silencio unos segundos y de un momento a otro, nuestros vasos estaban vacíos. Bajando el volumen de la voz, confesó - se me ocurrió una manera de verte sin siquiera mirarte, tan solo.. -  su mano comenzó acercándose a mi brazo, pasando por este delicadamente hasta llegar a mi mano, entonces tiro suavemente de ella, - tocándote.. ¿Puedo? - suspiró en mi oído, - define "tocar" - pedí en voz baja, y sentí que su otra mano partía desde mi otro brazo, pasando por mi hombro, bajando hasta mi espalda y un poco más, me acerqué a él, no se si por inercia o por el alcohol, - Tocar, simplemente tocar, ¿entiendes? - sus manos seguían ahí y su rostro se acercó, su aliento se mezclaba con el mío, nuestras narices se rozaban y sus manos, simplemente se apoyaban sobre mi vestido.

A través de sombras grises Donde viven las historias. Descúbrelo ahora