once | sentimientos

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once | sentimientos

– ¿De qué hablabas con Zeff-san? –preguntó Yuu, Sanji estaba concentrado jugando con los dedos de su mano mientras tenía esta entrelazada con la de él.

– ¿Por qué la pregunta? –ella se encogió en hombros sin despegar la mirada del cielo estrellado.

–No los vi molestos, o peleando. –carcajeó ligeramente. –Es raro.

–Bueno, sí teníamos nuestras diferencias de opiniones, pero al final ambos sabemos en qué terminará todo, no tiene caso pelear. –admitió, Yuu no entendió muy bien pero decidió dejarlo así. – ¿y tú y la doctora?

–Hablábamos de ti. –respondió sinceramente, Sanji dejó de mirar sus manos unidas para mirarla a ella. –De lo caballeroso que eres. –sonrió, Sanji sorprendentemente se sonrojó.

–No es para tanto. –murmuró volteando la mirada al cielo.

– ¿Quién diría que así como eres de gruñón y grosero tendrías tu lado amable? –le pellizcó la mejilla, Sanji se alejó avergonzado. –Está bien, ya paro. –dejó de reír pero no quitó su sonrisa. – ¿Cómo estuvo tu día?

–Normal, aunque los idiotas tiraban indirectas sobre nosotros todo el tiempo. –Yuu lo miró frunciendo el ceño. –Hice lo que les advertí y no me han vuelto a molestar. –comentó totalmente relajado, Yuu no pudo evitar reír ante eso. – ¿Y tú? ¿Hiciste algo interesante hoy?

–Realmente no, todo transcurrió normal. –miró al cielo, se formó una pequeña sonrisa ladeada en su rostro y apretó un poco la mano de Sanji, este se giró a mirarla. –Sabes de qué me di cuenta. –Sanji negó. –Esta tarde cuando entré a tu habitación, noté en tu armario que aún conservas aquella camiseta.

– ¿Camiseta? –preguntó Sanji extrañado, Yuu asintió, luego de un par de segundos recordando entendió.

Hace algunos meses.

–Sanji-kun. –el rubio se dio la vuelta. –Aquí está la camiseta que me prestaste. –le entregó una camiseta sencilla de color azul, Sanji la miró entre sus manos y luego la miró a ella.

–Era la camiseta con la que dormías. –logró reconocerla.

–Ahora ya conseguí algo de ropa, ya no necesito que me prestes de la tuya. –habló en voz baja, Sanji olió la camiseta.

– ¿La lavaste? –Yuu asintió.

–Por supuesto, la lavé. –Sanji miró a Yuu de nuevo y pasó de ella, caminó por su lado con la camiseta en las manos directo a su habitación [donde dormía Yuu aún]. –Etto...Gracias por ella. –Sanji la ignoró y siguió su camino, Yuu simplemente volvió a su trabajo.

Actualidad.

–Oh, esa camiseta. –habló Sanji, sonrió de lado. –La guardé porque aún tenía tu olor impregnado.

– ¿¡De verdad!? –exclamó sorprendida.

–O eres pésima lavando, o el detergente es una mierda. –Yuu se sonrojó, Sanji no pudo evitar reírse. –Es culpa del jefe por comprar detergente del más barato.

–Seré una pésima esposa algún día. –negó ella cubriéndose la cara con vergüenza.

–Claro que no, prometo comprar detergente de calidad para ese entonces. –ella le soltó un golpe en el brazo por seguirse burlando. –Ya se está haciendo tarde, entremos.

Se pusieron de pie y bajaron con cuidado del techo, entraron de nuevo encontrándose con sus demás compañeros entrando a las habitaciones, dispuestos a dormir, Sanji se despidió de Yuu dándole un corto beso y entró en su habitación, Yuu subió algunos escalones para ir a la suya pero se quedó de pie a la mitad de las escaleras.

lovely | sanjiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora