lovely | sanji

dos | discusiones

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– ¡¿Cómo?! –exclamó Sanji sorprendido.

–Ya escuchaste. –habló el jefe restándole importancia mientras se recostaba en el respaldo de su cama.

– ¿Por qué se quedará en mi habitación? –preguntó un poco más molesto que antes.

–Decidí que tienes razón, no puede quedarse con todos los idiotas. –Sanji bufó.

– ¿Y dónde se supone que duerma yo? –Zeff enarcó una ceja.

–Pues en el piso, ¿o acaso pensabas dormir en el techo, mocoso? –le dio un golpe en la cabeza con su sombrero.

–Sabes a qué me refiero, no podemos compartir habitación. –habló ignorando el golpe, el jefe lo ignoró mientras se quitaba el sombrero de su cabeza y lo dejaba sobre la mesita de noche. –Te estoy hablando, viejo de mierda.

–Niño irrespetuoso. –gruñó Zeff. –Son de la misma edad, trata de llevarte bien con ella y deja de ser un asocial que no congenia con nadie, aprovecha esta oportunidad. –Sanji gruñó esta vez. –Y ahora vete, cerramos hace un rato y ya pasó la hora de dormir, todos deben estar dormidos ya.

El rubio se dio la vuelta y caminó con pasos pesados fuera de la habitación, caminó por el pasillo hasta la suya y entró sin más dando un portazo, la peli-azul se sobresaltó y se giró con las manos sobre el pecho.

– ¿Estás bien, Sanji-kun? –preguntó tímidamente, el nombrado caminó hasta el armario y lo abrió, sacó una cobija y tomó una almohada de la cama, y se dispuso a salir nuevamente. –Espera, ¿a dónde vas?

–Iré a dormir a la cocina, tú puedes quedarte aquí. –habló con un tono mucho más frío y seco del que esperaba.

–N-No, no puedes irte, es tu habitación. –lo tomó del brazo cuando abrió la puerta, Sanji relajó los músculos tensos de la espalda y los brazos al sentir su tacto, ella lo soltó inmediatamente y se sonrojó. –Quédate aquí, yo puedo dormir en otro lado.

–No dejaré que duermas fuera, tuviste suerte al no enfermarte por el frío, duerme en mi cama. –la chica miró la almohada y la cobija que llevaba sobre los brazos. –Si te parece mejor dormiré en el suelo. –la chica comenzó a jugar con sus dedos nerviosa. –Vamos, mañana debemos despertarnos temprano a trabajar.

–Está bien. –sonrió de lado y caminó hasta llegar y recostarse en la cama. Sanji puso la almohada en el piso y se recostó. –Buenas noches, Sanji-kun.

–Igual. –se dio la vuelta y se dispuso a dormir.

***

– ¿Entonces dónde está mi ropa? –preguntó la peli-azul con el color rojo sobre sus mejillas.

–Lavamos la ropa que tenías ayer, aunque pasó algo raro y... –Patty sacó algo detrás de su espalda.

– ¿Ropa de muñecas? –preguntó ella, Sanji rodó los ojos.

–No pueden ser más idiotas. –gruñó él. –Encogieron tu ropa. –le informó fríamente a la chica.

–Lo sentimos, Yuu-san. –Patty y Carne se inclinaron ambos avergonzados.

–N-No se preocupen. –sonrió incómoda.

–En la tarde podrás ir a comprar ropa. –habló Zeff cruzado de brazos desde el marco de la puerta. –Mientras tanto, Sanji te prestará algo de la suya. –Patty y Carne carcajearon en voz baja al ver la reacción del rubio.

– ¡¿Por qué debo prestarle de mi ropa?! –gruñó Sanji enojado, Zeff ni se inmutó.

–Creo que es obvio, Sanji, tu ropa le quedará mejor que la de cualquier otro. –carcajeó Carne.