diecinueve | trabajo

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diecinueve | trabajo

–Ya no llores, Yuu, no arreglarás nada de esta forma. –pidió Ryo acariciándole el cabello.

–Es cierto, Yuu, nosotros te ayudaremos a cumplir esa misión, no dejaremos que Sell-sama te mate. –animó Kai tomándola de la mano.

–Chicos...maté a un hombre. –sollozó, Kai bajó la mirada entristecido. –Mis manos están manchadas de sangre.

–Lo sabemos, pero nadie te juzgará por eso, fue en defensa propia. –Yuu escondió su cara en la almohada y volvió a llorar.

– ¿Dónde está Hikari? –preguntó Ryo al darse cuenta de que no la había visto desde que salieron.

–Fue a que la tatuaran, lo habíamos olvidado con todo lo que sucedió. –se recostó justo a su lado. –Yuu. –le picoteó el costado tratando de hacerla reír. –Yuu~

–Déjame. –pidió ahogando las palabras en la almohada.

–No querrás deprimir a Hikari con tus lágrimas, sabes cómo se pone cuando llora. –le quitó el cabello de la cara. –Vamos, sal de la cama. –ella lo miró un segundo y luego volvió a la almohada, Kai suspiró y miró a Ryo.

–Déjame hablar con ella. –pidió, Kai asintió, se levantó y salió de la habitación.

–No quiero hablar ahora, Ryo. –él a la fuerza la levantó en brazos y la sentó sobre su regazo como a una bebé.

–El hombre iba a matarte, ¿no es así? –Yuu asintió sin mirarle a la cara. – ¿Entonces? Hubieras preferido que te matara antes que tú a él. –ella dudó un poco y luego negó con la cabeza haciendo pucheros, comenzando a llorar de nuevo.

–Sé que normalmente...no soy muy cariñosa con ustedes...al menos, no desde que comencé a trabajar. –apretó los labios evitando sollozar. –Pero eso es...porque son unos idiotas. –Ryo no pudo evitar carcajear ante eso, cuando ella lloraba solía insultarlos. –Unos idiotas que obedecen las reglas de alguien más idiota.

–Todos aquí tenemos que obedecerlo. –Yuu asintió.

–Lo sé, yo también soy una idiota por obedecerlo. –se recargó en su pecho y comenzó a rodear su muñeca tatuada con sus dedos. –Lo odio, Ryo, lo odio con todo mi ser.

–Te entiendo, Yuu. –le besó la frente y comenzó a mecerla entre sus brazos.

La realidad del Reino pasa desapercibida ante los ojos de los niños, quienes no tenían que trabajar hasta cierta edad. De pequeños todos se emocionan por recibir su tatuaje, pero una vez que lo hacen se arrepienten.

El día de la misión llegó, Sell-sama mandó a llamar a Yuu y esta se postró ante él para recibir sus órdenes. La mandó a buscar a cierto hombre, robarle todas las riquezas que tuviera y toda la gente bajo su mando debían pertenecerle a él, así que le dio la orden de asesinarlo.

–Tendrás una semana, si no vuelves me encargaré de ir en persona por ti, pero no para traerte de vuelta. –Yuu no necesitó escuchar más para saber de qué se trataba esa amenaza, tragó en seco y asintió. –Vete, no quiero volver a verte por aquí a menos que traigas lo que he pedido.

Yuu salió de ahí y se fue directo a su hogar, tomó la mochila que había preparado con anticipo y se despidió de los niños huérfanos que vivían con ella. Hikari estaba llorando cuando la abrazó, pero ella le prometió que volvería.

–Cuida a los niños mientras no estoy aquí. –besó su cabello y salió de aquella casa agitando su mano.

En la costa esperaba el barco que Sell-sama le había autorizado llevarse, Ryo y Kai se encontraban en este hablando con unos hombres, quienes parecían molestos. Yuu se acercó y subió al barco, tiró su mochila cerca de ahí y se cruzó de brazos mirando a los hombres que peleaban con su hermano y amigo.

lovely | sanjiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora