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19 de noviembre, 2013.
Jacob
Guardo el conjunto de llaves del local en el bolsillo de mis pantalones negros una vez que llego al estacionamiento del centro comercial, saco las llaves de contacto de la camioneta y siento como mi teléfono empieza a vibrar, tal y como lo ha estado haciendo toda la maldita tarde. Lo reviso, una mueca de fastidio se dibuja en mi rostro al ver los molestos mensajes de Stephan, que parecen multiplicarse a medida que pasan los minutos, decido ignorarlo y me concentro en los mensajes de Mujer Preciosa que acaban de llegar.
«Thomas, te acabaste toda la leche y dejaste la caja vacía en el refrigerador, así que no te hagas el desentendido y compra más de camino a casa.»
«Tu bola de pelos no me deja terminar de tejer, hace demasiado ruido y quiere jugar con la bola de estambre.»
«Su comida se acabó, así que también compra lo que sea que coma ese animal.»
Tecleo una respuesta rápida para mamá prometiendo, de manera intencional, que pasaré por la tienda de mascotas para comprar la leche y el supermercado por la comida de Bigotes, solo porque sé que eso la hará rabiar, la imagino con los ojos entrecerrados y murmurando palabras en francés mientras mueve con destreza esos palitos de metal que usa para tejer, con su único nieto al lado.
Sonrío ante la imagen de mi madre en el sofá de la sala, con mi pequeña bola de pelos sentado a su costado, hablándole como si el animal le entendiera. Sé que, aunque no lo quiera admitir, Bigotes es una compañía dentro de toda la vida solitaria, en donde siento que la estoy obligando a vivir desde que me largué de Francia y ella decidió venir conmigo. Mi mascota es quien la recibe cada vez que llega a casa luego de hacer sus compras y que la sigue por todas partes en todo lo que hace durante la tarde hasta que llego del trabajo.
Suspiro con pesar al recordar todas las conversaciones que he tenido con mi madre respecto a este tema, he hablado tantas veces con Wanda de lo mismo, que sé con exactitud qué es lo que dirá, antes de que las palabras salgan siquiera de su boca.
Siempre es el mismo tema, por eso siempre es la misma respuesta.
Cierro los ojos con fuerza y sacudo la cabeza antes de que los recuerdos de esa fatídica noche lleguen a mi mente. Al abrirlos, dejo escapar un pequeño jadeo, apenas audible, al ver a la persona que me espera junto a la camioneta viendo su reloj de muñeca de rato en rato. ¿Hace cuánto que está esperando? Coloco una mano en mi pecho, al sentir como mi corazón se acelera, trago grueso, intentando ordenar las ideas que cruzan por mi cabeza.
Verla con esos pantalones de mezclilla que ella misma cortó para el verano, hace que me estremezca, sobre todo cuando siento la corriente de aire que hay en el estacionamiento ¿Es que acaso no tiene frío? Lleva tan solo una blusa de tirantes, y sus shorts favoritos ―que en definitiva no dejan nada a la imaginación― en otoño. ¡En otoño, joder! Si bien es cierto, estos días han estado mucho más cálidos de lo normal, pero eso no significa que podamos andar como si hiciera un calor de mil infiernos, incluso siento la necesidad de sacarme la sudadera y dársela para que no se enferme.
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¡Respóndeme Grey! - Saga RG #1
Teen Fiction[TERCER LUGAR EN EL CONCURSO JOYAS TERRESTRES] ❝Los escritores, músicos, y artistas estan cortados por una misma tijera. Sus mejores obras, salen de sus peores momentos❞ ¿Qué es lo que pasa cuando tienes un teléfono, saldo ilimitado, el número del c...