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22 de noviembre, 2013.

Megara

La señora Yancey nos da las pautas acerca del ensayo que presentaremos la próxima semana respecto a un libro que ya he leído más de tres veces, así que no presto demasiada atención a lo que habla.

Veo la hora en mi teléfono y suspiro al ver que faltan diez minutos para que termine las clases.

Solo diez minutos y seré libre de esta tortura.

Golpeo mi cabeza con suavidad contra el pupitre al escuchar las ruidosas carcajadas que Louis intenta contener luego de contar su tercer chiste del día, cada uno peor que el anterior. Presiono mi mejilla contra la fría superficie del pupitre y lo observo mientras sigue riendo. Sus ojos color miel se achican detrás de sus gafas de montura, su risa es tan contagiosa que trato de no reír para no obtener otro mal chiste por parte de mi compañero.

Se limpia las lagrimitas que ha dejado salir y enfoca su atención en mí. Me preparo mentalmente para escuchar uno más, porque sé que no me dejará salir ilesa.

Aclara su garganta―Tengo uno más―comenta emocionado, acomodándose las gafas.

Niego con la cabeza apenas lo escucho, haciendo que el junte sus manos en suplica.

―Por favor, Meg. Es el último, lo prometo―ruega haciendo un pequeño puchero que lo hace ver adorable.

Suspiro y asiento cerrando la cremallera de mi mochila.

―Bien, ¿Sabes de donde vienen los gatos? ―cuestiona, empieza a reír nuevamente sin haberle contestado.

Niego una vez más ―No lo sé, Louis. ¿De dónde vienen?

―De Michigan―es su respuesta y empieza a carcajearse.

Cierro los ojos con resignación ante lo que ha dicho.

¡Santa virgen de los torturados! Recuérdenme comprarle un libro de chistes para su cumpleaños, porque al paso que va, mi amigo terminará bañado en tomates por todos los malos chistes que le gusta contar.

El sonido de las sillas siendo arrastradas invaden el aula una vez que suena el timbre de salida, los desconocidos con los que estudio empiezan a salir de manera desordenada viendo de reojo al chico a mi costado, que parece que en cualquier momento va a tener un ataque cardiaco por la forma en la que se ríe.

―Vaya, cada día te superas más, compañero de pupitre―digo con sarcasmo.

Mi comentario detiene su risa, pero no borra su sonrisa―Puedo sentir tu sarcasmo, Megara―comenta levantándose del asiento.

Lo imito luego de pasar las correas de la mochila por mis hombros, salimos juntos del aula y caminamos por el pasillo, río mientras me cuenta como al no parar de estornudar, su madre llegó a la conclusión que su hijo era alérgico al polen y no podía exponerlo haciendo arreglos florales. Ambos sabemos que Louis no es alérgico al polen, solo es alérgico a estar en la florería de su familia, y que los estornudos fueron una actuación para que no lo involucren en el negocio familiar. Aun me pregunto cómo logró convencerlos.

¡Respóndeme Grey! - Saga RG #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora