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A lo largo de un arroyo encontraron pisadas de lo que parecía ser un grupo de ciervos, habían dado al blanco y rápidamente fueron corriente arriba, en dirección a las pisadas

En todo el camino, Merlín podía sentir la mirada de Gofritt y cuando volteaba para confirmarlo, se encontraba con sus ojos mirando a algún punto bajo de su cuerpo, ni lo disimulaba, y le hacía sentir incomodo, intentaba ocultarse lo más que podía con el cuerpo del principe y éste al notarlo, le lanzaba algunas miradas molestas al caballero que con miedo volteaba hacia otro lado

Cuando llegaron a un punto del arroyo, donde principalmente su orilla estaba llena de gravilla, perdieron el rastro, así que decidieron separarse a unos metros de distancia, aún siguiendo la dirección del arroyo, buscando la continuación de las pisadas

Merlin no sabía bien cómo rastrear, cualquier hoja magullada le parecía una pisada, y por estar siguiendo quien sabe qué cosa, terminó algo separado, aún podía ver a los demás a lo lejos, cuando ningun arbusto o tronco de arbol los cubría. Sin querer encontró algo que le llamó más la tención, un enorme árbol del que no alcanzaba a ver la copa, su tronco era tan grueso que necesitaría a cinco personas para cubrir su circunferencia completamente

Era muy hermoso, se preguntaba cuantos años tendría; comenzó a rodearlo, saltando encima de las raíces que sobresalían, parecía un niño jugando; cuando llegó al otro lado, se encontró con otra sorpresa y con asombro se ocultó un poco atras del tronco para no ser descubierto

Era un ciervo rojo macho, con unas astas enormes, nunca había visto un ejemplar así, todos los ciervos que habían encontrado tenían astas pequeñas, las de éste tenían más de doce puntas, apostaba que Arturo nunca había cazado uno cómo éste

Con este pensamiento se sintió algo triste, si Arturo lo viera no dudaría en cazarlo, y exhibirá su cornamenta en alguna parte de sus cámaras

Aunque parecía que no estaba cerca de aquí y no lo estaría al menos en un momento

Quería verlo más de cerca, pero no quería que escapara, tal vez no estaba tomando la mejor decisión, pero pocas veces lo hacía. Lanzó un pequeño hechizo para relajar al animal, lo suficiente para que no temiera a su precenfia, cuando salió de su escondite el ciervo levantó la cabeza al verlo, pero no corrió

Merlin sonrió emocionado al saber que el hechizo funcionó, y se acercó un par de pasos más, terminando sólo a un metro de distancia. El ciervo lo miraba con curiosidad, acercandose y olfateando, tal vez le había llamado la atención su bufanda roja

El animal tenía su altura, sin contar las astas, pero no sentía peligro sabiendo que estaba bajo el hechizo. En un impulso tocó su hocico, sintiendo la aspereza de su pelaje, pero el animal no estaba acostumbrado a ese contacto y retrocedió un poco

No lo volvió a intentar, no quería incomodarlo, pero estaba tan absorto que no escuchó los pasos de alguien acercándose, sólo hasta notar que detrás del tronco, a espaldas del animal, se asomaba una figura, que rápidamente descubrió que era el principe

La armadura brillante lo había delatado, y la ballesta apuntando delataba sus intensiones. El animal estaba completamente con la guardia baja, que ni siquiera haber escuchado al intruso le hizo reaccionar, sólo le importaba seguir comiendo

El mago se tensó de los nervios, comenzando a sudar un poco por el inevitable final que técnicamente había sido su culpa, el ciervo habría podido correr desde hace mucho si no hubiera lanzado el hechizo; y ni siquiera podría romperlo, estaba a la vista del príncipe, no estaba muy lejos y era seguro que lo escucharía o vería si removida el hechizo, sólo pudo quedarse quieto, mirando la ballesta esperando que la flecha fuera lanzada

Un Amor Real | MerthurDonde viven las historias. Descúbrelo ahora