8. "El trato"

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La lluvia no es algo inusual en Seattle, y uno pensaría que alguien que ha vivido aquí toda su vida llevaría un paraguas consigo siempre que sale a la calle. Ya sabes, por si las dudas.

Bueno, George no trajo uno. Así que se limita a mirar la lluvia a través de la puerta con una mueca de desgano. Ahora es una llovizna, pero definitivamente va a ser mucho peor una vez que llegue al fin a la parada del autobús.

Izzie y Meredith se olvidaron de él y de que tomó el autobús ésta mañana, lo que no hace más que mejorar su ya grandioso día (ni siquiera hace falta señalar el sarcasmo en esa oración). Está mirando con resignación hacia afuera a través del vidrio de la puerta de salida cuando ve a Alex sentado en una banca bajo la llovizna, mirando al vacío como una persona totalmente miserable.

George realmente desearía que no estuviera en su naturaleza su preocupación por todos los seres que no son él mismo. Pero no es así. Él es George O'Malley y eso es lo que hace: se preocupa por los demás.

Empuja la puerta y sale hacia la lluvia, empapándose a medida que avanza hacia la banca donde Alex está sentado.

—Alex —George dice, entrecerrando un poco los ojos por culpa de las gotas de lluvia.

—¿Qué quieres, O'Malley? —Alex pregunta, sin apartar la vista del frente para mirarlo—, ¿Estás aquí para presumir como hiciste una cirugía a corazón abierto en un ascensor mientras yo me congelaba?

—No debí mencionar lo del ascensor así. Lo siento, Alex. Sé que tú estabas-

—¡Cierra la boca! ¡No sabes una mierda sobre mí! —Alex estalla, volteándose a mirarlo con rabia—. ¡¿Crees que me importas una mierda tú o lo que pienses?!

George retrocede un paso por inercia, sobresaltado por los gritos repentinos. Sin embargo, no retrocede más que eso. Aprieta los labios, traga saliva y recupera el terreno perdido. Se queda porque aquí, bajo la lluvia, puede ver claramente la máscara de Alex.

—Alex no-

Alex se pone de pie repentinamente y está lo suficientemente cerca de George, justo frente a él, para que se note claramente la diferencia de altura entre ellos.

—¡Largo! ¡Déjame en paz! —le da un empujón en el pecho pero lo que Alex no espera es que George le aparte las manos y se mantenga en frente de él.

—¡No! —George estalla, sin saber de donde ha salido su determinación. Pero, una vez que empieza, no puede detenerse. Baja el tono de voz pero se mantiene seguro al afirmar:—No, no creo que te importe, Alex. Sin embargo, me importa. Has estado distraído durante días, alejándote de  cada gran oportunidad de cirugía, incluso en el ascensor, lo que me asusta más que cualquier otra cosa, porque aunque eres un arrogante y grosero, ¡nunca has sido un cobarde!

Alex detiene en seco cualquier intento de respuesta rabiosa, genuinamente aturdido. Hay un silencio insoportablemente largo entre ellos mientras el vapor de sus respiraciones se eleva, desapareciendo en la noche.

George luce pequeño y empapado como un cachorro bajo la lluvia, con esa chaqueta que le queda larga en las mangas y, sin embargo, sus ojos arden con el fuego de la determinación.

Me importa, es lo que George dijo...

Es un poco abrumador en un sentido diferente. Alex no creía que le importara a nadie.

—¿Por qué? —Alex le pregunta, su voz repentinamente inestable en los bordes.

George le sostiene la mirada.

—Porque sé que tu enojo no tiene nada que ver conmigo. Eres confuso y desagradable a veces, y se que para ti fácil convertirme en el blanco para descargar tu ira, lo entiendo. He sido un blanco fácil toda mi vida. Pero esto es diferente. Eres diferente y no se trata de mí. Lo sabes tan bien como yo —George no sabe de donde saca el valor para decir esas palabras, pero una vez que empezó a hablar, ya no pudo detenerse. Incluso genera un poco de adrenalina. Su corazón late con fuerza—. Así que, por el amor de dios, Alex, dime qué está mal.

Just (not) my type | Grey's Anatomy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora