Just (not) my type | Grey's Anatomy.

13. "Solo diversión"

—Deberíamos estar estudiando para tu examen —George señala, balbuceando un poco la última parte cuando siente las manos de Alex meterse por debajo de su camisa.

—Estoy estudiando, ¿no ves? —Alex responde, quitándole la camiseta a George como todo un profesional—. Tengo un modelo anatómico de cuerpo completo justo debajo de mí.

George se sonroja visiblemente. Hace mucho eso, sonrojarse. A Alex le gusta burlarse de él por eso, pero en secreto le encanta ver las pruebas visibles del efecto que provoca en George, quién es tan fácil de leer como un libro para niños.

—Lo digo enserio, Alex —George insiste, aunque los besos en el cuello quebrantan su voluntad bastante rápido.

—Yo también —responde Alex con convicción, y a continuación le quita la camiseta a George como todo un profesional.

A partir de ahí, George se rinde vergonzosamente fácil, dejando que Alex lo acueste sobre la cama de la sala de guardia cerrada con llave y lo atrape debajo de él.

Después del beso en el mirador, fue sorprendentemente fácil. De todos modos, no era muy diferente a la forma en que se habían relacionado desde siempre: George torpe y Alex brusco. Y encontraron un ritmo bastante agradable en medio de todo. Obviamente, nadie lo sabía, y pretendían que se quedara así. No eran nada de todos modos, así que, ¿Qué había que decir? Solo eran amigos que tenían sexo y se besaban ocasionalmente.

Muy buenos besos, había que decirlo. Alex habría pensado que George sería más inexperto, pero, si lo era, aprende rápido.

Dan una vuelta sobre las sábanas y George termina a horcajadas sobre Alex.

Si, aprende rápido.

Alex está feliz de haberse lanzado hacia ésto, de dar rienda suelta a ese deseo suyo normalmente oculto demasiado debajo de sí mismo. Y él besa a George hasta que la voz de su padre deja de sonar dentro de su cabeza, hasta que se convence a sí mismo que nada de esto significa nuevo.

Alex Karev es muy bueno para contarse mentiras a sí mismo.

George gime debajo de él cuando hace un movimiento particular y bueno, evidentemente Alex también es bueno para otras cosas.

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George y Alex llegan al día siguiente al hospital, cada uno con un vaso de papel con una dosis cargada de café para resistir al turno. El hospital está sobriamente decorado con algunos artilugios de navidad.

Aunque ambos entran por la puerta al mismo tiempo, se separan apenas entran como si no se reconocieran, pero para Cristina, que llegó solo un minuto antes, no pasa desapercibida la escena.

Ella no sabe que ambos llegaron en el auto de Alex. No sabe que George estuvo todo el camino quejándose de forma cariñosa de la decoración navideña con la que Izzie había envuelto la casa, como si un reno hubiera vomitado en ella. No sabe que Alex se había reído tan genuinamente como pocas veces lo hace, ni que luego le había insinuado sobre cosas que podían hacer en el asiento trasero de ese mismo auto si George no quería volver a su casa, y había disfrutado enormemente el sonrojo que recibió de George a cambio.

No, Cristina no sabe nada de eso. Sin embargo, ella sospecha que hay algo que ambos ocultan. Tal vez una competencia de la que la están excluyendo o una alianza extraña.

—¿Qué estamos mirando? —Meredith le pregunta, posicionándose a su lado e inclinándose sobre su hombro para buscar lo que sea que Cristina esté mirando con tanta atención.