Despedida

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— ¿Ya cenaste?

— No.

El tono apagado de Chloé, entristeció al Agreste, ante lo cual tomó su celular y envió un mensaje mientras continuaba hablando con ella.

— ¿Dormiste bien?

— Mejor de lo que esperaba –dijo dando vuelta y dejando ver su rostro.

— Entiendo. –acarició la mejilla palida de la rubia– ¿No quieres ir con Juleka? Estoy seguro que podrían...

— No quiero ser una molestia. –se levantó con ayuda de sus brazos para sentarse y abrazar sus piernas.

— Se que fue muy caótico para todos, pero ya pasó una semana y quizás podrías salir de tu habitación o ir a...

— No, –interrumpió,
mirándolo molesta– ahora ya no importa eso.

— Lo siento –tomó una de sus manos y la acarició– ¿Quieres algo de comer? –preguntó y ella negó– Está bien, pero si necesitas algo no dudes en pedirlo. Iré a ver a Félix y regresaré contigo o ¿Prefieres acompañarme?

— No te preocupes, intentaré descansar más –se recostó nuevamente y mostró una pequeña sonrisa– Nos vemos luego

— Te quiero mucho. –se acercó y le dió un beso en la frente.

El rubio salió y cerró la puerta con cuidado de no hacer ruido. En cuanto estuvo sola, Chloé se cubrió con las sábanas hasta la cabeza, y comenzó a cerrar los ojos.

No pasó mucho y escuchó un golpeteo que provenía del balcón, pero la rubia quiso ignorarlo pensando en que quizás era algo causado por algún akuma.

Segundos después, el golpeteo se detuvo pero le pareció escuchar un tarareo que se acercaba a ella.

Descubriéndose el rostro miró a quien estaba sentado junto a ella, al borde de la cama.

— Hola, Chloé.

Al escuchar su nombre, se quedó sorprendida y mayor fue su asombro al ver a Luka, mismo que parecía muy serio.

— ¿Luka? –preguntó la Bourgeois la mirada molesta del ojiazul– Espera un momento, ¿Aún estás... aquí? –preguntó acomodándose para quedar sentada en la cama.

— Claro que sí. ¿Pensaste que nunca me enteraría que estás muy delicada? Creía que eras más fuerte, Bourgeois.

— ¿De qué hablas?

— Mírate, –tomó su mano para luego acariciar su rostro– estás muy palida, y tus ojos ni siquiera tienen ese brillo tan... –negó con la cabeza y la abrazó con fuerza– ¿Quieres ir a comer?

— No, solo quiero... –correspondió el abrazo mientras dejaba caer unas cuantas lágrimas en el hombro del azabache

— Promete que no te harás daño nunca más –le acarició la cabeza sin apartarla

— ¿De qué hablas? No me hice nada.

— Ya me dijeron que no dormiste bien, no comiste y no saliste de tu habitación durante una semana. –la apartó lo suficiente y acunó su rostro entre sus manos para que pudiera verlo a los ojos– Promete que no lo harás, otra vez.

Te Haré Mi Reina / Chloé Y LukaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora