𝐄𝐋𝐈𝐓𝐄 4 •MewGulf •SaintZee (+más parejas)

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Luego de escuchar la puerta de la casa ser cerrada, el moreno cae de rodillas al suelo. Nadech baja las escaleras a la sala de estar para encontrarse a su hijastro tirado de rodillas con un rostro muy perturbado. Nadech camina hacia su hijastro. -Gulf, ¿qué pasó? ¿Por qué estás así?- Se agacha para quedar al nivel del moreno que comienza a respirar agitadamente.

-Mew no confía en mí, papá. Cree que soy un puto que se acuesta con todos - Llora su hijastro. Se señala temblorosamente con ambos dedos. -y tal vez eso es lo que soy, papá. Soy un puto que se acuesta con todos los que le hablan--

-No. Hijo, eso no es cierto. Oye.

-Ni siquiera eres mi papá...

Nadech lo toma de los cachetes. Mirándolo a los ojos. Su hijo lo mira aunque adolorido. Mostrándose demasiado adolorido.

-No eres un puto y aunque no tengamos la misma sangre, eres mi hijo y yo te críare y te educaré como tal.

-Papá...

-Él no es quién para decirte qué eres. Tú primero fui yo y estuviste tres años con Tor. Si dos son "todos" para él entonces que se vaya a la mierda.

-No digas eso, papá. Duele más.- Gulf llora negando con la cabeza mientras se sostiene de las cálidas manos de su padrastro. -Él solo no quiso creerme...

-Pero no quiso darte la oportunidad y mira la duda que provocó en ti.- Nadech lo abraza mientras el moreno llora abrazándose a él también.

-Yo lo amo, papá. Si no lo amará esto no sería doloroso.- Cuenta el chico. Nadech suspira frustrado por el daño que le hicieron a su hijo y le acaricia el cabello con una mano.

Mew no se encontraba bien. Estaba llorando con cada paso que se alejaba de la casa. Lloraba más y más. Su nariz ya estaba roja. Él se limpia la nariz con el roce de su mano y se da la vuelta parado en el mismo medio de la carretera para ver la casa. La carretera estaba vacía después de todo. Este se encontraba arrepentido. No quería pelear con su novio. Y menos por algo estúpido. Pero su novio no le quería contar la riña con Naphat y eso era muy sospechoso.

Vuelve a sollozar con los ojos bien rojos del llorar y se va.

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Al medio día, Saint estaba sentado frente a la mesa de su propia sala de estar. Algo deprimido aunque vaya que se hacía el frío.

Frente a él quién estaba fregando los platos sucios es Zee. Vistiendo un delantal rosado sobre su ropa cotidiana. Dándole la espalda por lo que se veía el movimiento de sus brazos amasados. Apaga la pluma cuando ha finalizado, con una sonrisa de labios y se da la vuelta. -Ya están listos.- pero Saint está tan adentrado en su mente que ni hace un comentario a lo que dice el de las trenzas como si no lo hubiese escuchado. Eso hace que el de las trenzas deje atrás su sonrisa para mirarlo preocupado.

-Oye, ¿estás bien?

-¿Mm?- Saint sale de su descarrile para mirarlo. -Ah. Sí. Estoy bien.- Vuelve a mirar a otro lado. El de enfrente pilla su labio inferior con el superior. Pensativo. Brinca un poco en sus pies. -¿Puedes hacer piñas coladas?

-Te puedo hacer de todo menos eso.

-Tacharé el "de todo" de tu oración. Gracias.

Sarcásticamente comenta el mafioso antes de alzar su teléfono y darle un vistazo.

-¿Es esto por la traición de Perth?- Pregunta el de las trenzas. Saint alza la mirada de su teléfono antes de plasmarlo contra la mesa fuertemente. Rompiendo la pantalla. Aunque eso es lo menos que le importa.