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La presente obra es una colaboración entre escritoras.
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Katsuki no sabía qué pensar al hallarse en la casa de las bestias Todoroki, por una cena que Deku siempre preparaba en señal de agradecimiento de cuidar a sus hijos demonio. 

El ambiente era ameno con una charla tranquila a diferencia de estar en su casa y posiblemente recibir patadas de Haruki y Hime por hallarse en las sillas del comedor occidental, contrario a estar en las almohadas sentados sobre el tatami. Pero a pesar de eso y más, le daba asco estar rodeado de las cinco ratas Todoroki, su bastardo padre IcyHot, el inútil de Deku y la bruja de su amada esposa, Ochako, que ahora se comportaba menos bruja que siempre, teniendo a su adorable hija a la que tuvo que enseñarle como usar bien los palillos.

No es que odiara salir, pero de cierta manera se ponía a pensar en la gran diferencia entre familias y no es que fuera una perra competitiva, aunque no podía evitar pensar que los “Todoroki” le ganaban en varios aspectos.

Él quería ser el número uno, todavía no llega al mugroso top tres y el bastardo medio caliente ya estaba rozándolo con las patas.

Se suponía que él era el más inteligente y resulta que el maldito de Deku es más inteligente porque es un jodido doctor, ¡UN JODIDO DOCTOR!, esos hijos de perra se bañan en conocimiento toda su maldita vida.

Su casa es acogedora y suficiente para su pequeña familia de tres, pero la mugrosa casa tradicional en la que se encontraba lo hacía ver como un pobretón, a pesar de que tenían dinero y compraban lo que necesitaban al igual que algo a su hija cuando se portaba bien, pero eso sí, no le podía quitar la maña de querer ahorrar a su antes jodida mujer.

Y para rematar los malditos se reproducen como conejos, ya tienen cinco malditos demonios que le joden el culo cada que van a su casa, mientras que él solo tiene a su Spicy Mochi, todo porque Ochako a pesar de ser una calenturienta, no quería quedarse demasiado en casa y perder el progreso como héroe que tenía, por supuesto que era buena madre de familia, pero técnicamente a él lo tenía amarrado a su departamento para cuidar unos mocosos que ni son suyos y le revientan la úlcera.

¡Él debería de quejarse por estar en la casa!, Ochako técnicamente era una inútil que no se dedicaba más que a trabajar y a veces se encargaba de la limpieza que hasta hacía mal y le daban ganas de patearle su redondo culo aprovechado e inútil. ¡Él cocinaba, él lavaba, planchaba, peinaba a Hatsu para así llevarla a la escuela y para rematar, cuidaba parásitos que no eran suyos! En general, él era la puta ama de casa y Ochako el marido inútil que, si no hubiera dado a luz a Hatsu, la vieja de su madre no la adorara y la amara como un idiota, la mandaría al demonio.

“Vaya mierda”. Pensó después de comer y tomar té iniciando una charla más trivial donde las gemelas correteaban a Hatsu.

Él mencionó que la comida no era un asco, pero tampoco era la mejor, al menos en eso le ganaba al inútil de Deku que se veía demasiado feliz con la vida que tenía a pesar de que su sueño de ser héroe fue sepultado, rematado, disparado, explotado y todavía picado y echado al fuego, solo que ahora era un héroe más cotidiano, ¡pero que se vaya a la mierda, nunca se lo diría!, tenía límites y ese era uno de ellos.

—Hey, tío Katsu, tío Katsu. —le llamaba Haruki que había dejado de hablar con IcyHot y su hermana.

Katsuki miraba cómo Ochako hablaba feliz con Deku que tenía a Ryuu durmiendo en sus piernas y el bastardo de IcyHot hablaba con la rata doble cara de Hime que le quitó las cejas la semana anterior.

Aku GakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora