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La presente historia es una colaboración entre escritoras.

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—¿Qué dijiste?

Ochako se metió el pollo terayaki a la boca, ella no entendía el porqué de la reacción de su esposo que se notaba incrédulo.

—Cierra la boca, se te meterá una mosca. Y dije que Hatsu está muy apegada a Haruki, hoy que cuidé de ellos al igual que todas las tardes de esta semana, porque el gran Dynamight fue solicitado…

—No cambies el tema, Cara Redonda. ¿Qué hay entre Spicy Mochi y la rata de Haruki?

—Quizás a Hatsu le guste Haruki, siempre está muy pegada a él desde que empecé a cuidarlos. El amor de infancia es tan lindo. —comentó ilusionada Ochako ignorando que Katsuki estaba a punto de pegar al grito al cielo. —Es un niño muy lindo, estoy segura de que Deku-kun será feliz de que nuestras familias sean más cercanas.

—¡Me puedo casar con Haruki-kun!

—Claro que sí, pequeño Mochi. —seguía el juego Ochako sin darse cuenta de que Katsuki estaba pensando muy seriamente en follarle la boca y que había roto un par de palillos nuevos.

—No juegues con eso, Spicy Mochi. —acotó con la vena marcada y una sonrisa de maníaco.

—¿Por qué no?, Haruki es lindo conmigo, igual que tú.

“Esa rata es amable con quién le conviene”. Pensó molesto.

—Porque tú eres una mujer lista e independiente, no necesitas de ningún hombre, mucho menos del demonio mayor de los Todoroki. Y si Haruki no lo entiende, rómpele las bolas.

—Espero que estés bromeando, Katsuki.

—Yo no estoy jugando cuando se trata de nuestra hija, Cara Redonda.

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—Bien, dejé gelatina en el refrigerador y compré el yogurt que pueden combinar con la misma los hijos de Deku-kun, no voy a combinar nuestro yogurt y la gelatina, además esa es para ellos porque me la pagaron. —dijo Ochako corriendo por la casa buscando sus cosas y su maletín con su traje de heroína.

Ella estaba ignorando que Hatsu y katsuki aún seguían medio dormidos, sobretodo la más pequeña que sacó de su cama y dio a Katsuki al que había arrastrado flotando. La niña babeaba en el brazo del otro rubio que no había podido dormir sus horas por la promesa silenciosa de follarle la boca a Ochako; aunque ella parecía llena de energía, empezaba a creer de manera seria que su esposa era un maldito conejo, pero que no tenía más hijos como los dos bastardos calenturientos de IcyHot y Deku.

—¿Qué más? ¿Qué más?, oh sí. No pidan comida chatarra.

—Me lo dices a mí como si yo nunca cocinara, Cara Redonda.

—Ehm, sí. Deku-kun tiene cirugía programada a las doce y quizás traiga a los niños antes de la hora. Nos vemos en la tarde. Adiós pequeño Mochi, adiós Kats, ¡Katsuki!

—Sí te oí, no me grites. Adiós, Cara Redonda.

—Los amo y los veo a las siete.

Aku GakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora