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La presente obra es una colaboración entre autoras de distintas zonas geográficas, por lo tanto hay términos que son distintos a los locales de algunas personas, creo debí aclarar eso desde el principio, vaya, mejor tarde que nunca. Disfruten.

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Katsuki odia convivir con los Todoroki, especialmente con la familia Todoroki completa (Deku, IcyHot y los demonios), pero la bruja de Ochako lo ha arrastrado hasta esto. Esto también es culpa de ella.

Están en campo abierto, en algún lugar donde coordinaron para jugar paintball después de que Haruki los convenciera para divertirse.

—Será divertido, de verdad. —había dicho mientras ellos tomaban el té. Katsuki jura haber visto la sonrisa malévola de Haruki cuando se miraron.

—Mocoso bastardo. —gruñó cuando se ató los cordeles de la bota; en su brazo derecho una pañoleta morada.

Tomó el arma en cuanto llegó, encontrándose con los equipos formados. Para su mala suerte, él, Deku y Haruki eran del mismo equipo, aunque no lo vio tan mal. El demonio mayor no haría nada delante de Deku.

—¡Hey, Bakugo! —Kirishima lo golpeó amistosamente en la espalda y tuvo el impulso de explotarle la cara, solo se detuvo porque Yuka, el hijo de Kirishima y Mina, estaban ahí.

—Hola, tío Bakugo.

Ochako lo había obligado a invitar a los Kirishima y a Sero cuando vieron que eran impares porque los más pequeños no iban a jugar.

Mina estaba en su segundo trimestre, ella se encargaría de cuidar a las gemelas y a Hatsu.

Katsuki no alegó que se sentía feliz cuando vio que Hime era del bando contrario, junto con Sero, IcyHot, Ochako y un primo que estaba de visita en casa de los Todoroki… ¿Takeru?

Entonces Deku, Haruki, Yuka, Kirishima y él eran del bando morado. Era un buen equipo, Bakugo tenía al demonio mayor de su equipo, el muy bastardo era ágil.

Cuando empezó el juego, Yuka y Kirishima se escondieron, hablaron sobre sorprender al enemigo y algunas cosas que Katsuki no le prestó atención.

Deku le estaba hablando de algo que a Katsuki no le importaba, Dios del cielo, que se callara, quería explotarle la cara, pero Deku era su pase para que se salvara del demonio de Haruki.

Hubo un ataque, por suerte nadie fue golpeado por las balas de pintura, pero logró separarse de Deku. Rayos, su suerte era que Haruki no estaba cerca.

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Haruki se reunió con Hime y su primo Takeru.

—Tardaron. Pensé que no podría separar a mamá del Tonkatsu. Ese hombre me estresa. —haló con sus manos la piel debajo de sus párpados.

—¿No somos de bandos contrarios? ¿Por qué atacarías a alguien de tu bando? —Takeru preguntó y Haruki lo miró.

Takeru era un año mayor y era hijo de Natsuo, le agradaba su primo, era con quién jugaba hasta que Hime dejó de ser fastidiosa.

—El Tonkatsu es un traidor, a los traidores hay que darles para abajo. Sacarlos del juego.

—¿Cómo sabes que es un traidor?

—Hime me lo dijo.

—Oh.

—¿Quién es un traidor? —Yuka preguntó cuando salió de entre los arbustos. Su ametralladora descansó en su hombro.

—El tío Katsu. —Hime respondió.

—¿Cómo lo sabes si eres del bando opuesto?

—Precisamente porque es del bando opuesto es que sabe que él es el traidor. —Haruki respondió y eso fue suficiente para Yuka.

Los niños planearon el ataque hacia Katsuki y en el interior de Haruki se formó ese aire de satisfacción, descargaría todas sus municiones en el Tonkatsu.

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—¿Qué haces, nena? —Shouto preguntó cuando vio a su hija apuntando su pistola.

—El tío Katsu está ahí, pero no soy buena disparando.

Shouto se sentó a su lado en el piso y la punta de su ametralladora se asomó por el arbusto de manera silenciosa, su ojo se concentró totalmente en la espalda de Katsuki hasta en el momento en el que la pintura negra estalló violentamente contra Katsuki.

—¿Eh? ¡Quién fue? —Katsuki gritó y rápidamente fue golpeado por las bolas de pinturas negras y morada sin piedad.

Haruki fue el primero en salir y su corazón se llenó de felicidad cuando toda la pintura morada estalló contra el Tonkatsu. En este punto, Katsuki estaba en el suelo, sus manos como escudo para tratar de contrarrestar el impacto. Pronto, Takeru y Yuka se acercaron para disparar más cerca hacia Katsuki.

Cuando Haruki se dio cuenta (y su pistola estaba vacía) sus ojos se fijaron en los de su padre y se sintió atrapado y avergonzado de que él viera esa parte de él que tanto intentaba ocultar hacia sus padres.

—Puedo explicarlo, papá… —dijo tímidamente y los gritos de Katsuki contra las balas de Yuka y Takeru no lo inmutaron.

La mirada de Shouto se mantuvo neutra y solo le disparó una bala de pintura a su hijo en el brazo.

—Auch. Eso duele.

—Estás muerto. —fue todo lo que dijo antes de irse con Hime.

Para cuando las municiones de sus amigos terminaron, Katsuki tenía la cara roja de ira.

—¡Malditos mocosos, vengan!

Todos corrieron lejos de él.

Aku GakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora