Chasqueó su lengua por décima vez. Pasó la carne de la punta de sus dedos por sus dientes. Una de sus piernas se movía golpeando levemente el piso una y otra vez taladrando en su mente una melodía inequívoca. A veces, sus pensamientos se convertían en algo difícil de manejar. Recordó entonces ciertos días de su infancia donde se escabullía de sus responsabilidades y la manera en que su cabeza le susurraba cosas en donde terminaba por anteponerlas en primer plano. Se sentía algo parecido esta vez, sólo con la única diferencia de que en esta ocasión el sentimiento le consumía de manera distinta. Ella ya no tenía ocho años. Podía manejar lo que su mente le pedía hacer y tener un poco de cordura. Sin embargo, esta vez, como ninguna otra, le estaba costando ignorarla. Sabía con antelación que aquello no podía terminar de una buena manera. El dulce néctar de la impaciencia era un brebaje peligroso que se tomaba la mayoría del tiempo. No tenía problemas en aceptarlo ni mucho menos negarlo. Ella, Hu Tao, era la reina de la desfachatez y la rareza después de todo.
Haber reprimido sus impulsos en el restaurante Wanmin no había sido para nada fácil. Algo dentro de ella se encendió concibiendo algo parecido a tener ansiedad pero revuelto con algo distinto. Intentó por los medios conocidos interpretar aquello que sentía. Aún desconocía qué exactamente le había descolocado de su natural posición frente a sus amigos. Agradeció de manera indirecta el no haber estado sola en aquella mesa; si no, seguramente hubiera cedido fácilmente a los susurros incesantes que le oprimían su pecho.
Dejó salir el aire que estaba reteniendo mirando como la anterior pila de papeles había sido terminada. Debía sentirse realmente desesperada por opacar esa pequeña voz interna que intentaba persuadirla. Creyó que seguramente recibiría algún tipo de halago si alguien la estuviese observando. Trabajar para ignorar lo que oscuramente sube por tu espalda no era una forma saludable de ignorarse. Sin embargo, al menos le había auxiliado a desviar su atención un poco.
Miró impaciente por la ventana. El sol ya se estaba escondiendo en el horizonte y aún no había señales de su Asesor.
─ ¡Oh Vamos! ¿Dónde estás Zhongli?
Algo no había estado dentro de sus parámetros normales últimamente. Le costaba seguirle el ritmo a las emociones y eso no era agradable. Le confundía bastante. La llama de su pecho se encontraba revolviendo todo. La adrenalina corría peligrosamente por sus venas. Necesitaba experimentar un poco más, tal vez. Las palabras cayeron como lluvia en monosílabos. Una a una intentando enfrascar inexpertamente sus sentimientos.
Preocupación. Sobresalto. Inesperado. Desconocido. Conmoción. ¿Hambre?
La puerta se abrió permitiéndole ver a su encargada entrar para dirigirle algunas palabras con respecto a una incineración que debía llevarse a cabo en un par de días. La joven le miró de manera retorcida sonriendo. Tenía tiempo que no realizaba un rito de incineración. El fuego a veces le brindaba las respuestas que necesitaba. Y muy en el fondo, y de manera inesperada, pedía que fuese quizás el encargo que le calmaría los nervios.
Se levantó tomando la hoja de pedido y la escaneó con su vista rápidamente. De manera rápida buscó al solicitante implorando que fuese por parte de las Siete Estrellas. No lo era. Bufó y se tomó parte del rostro extrañamente defraudada.
Esperanza. Incomodidad.
Mengpo la miró intentando averiguar si algo pasaba. Le preocupaban últimamente el par de trabajadores. Recientemente se sentía algo distinto proveniente de ambos. Ella no era la única que lo pensaba, los demás también lo sentían. Y el reciente problema que Zhongli había tenido le había prendido las alarmas de que tal vez no se encontraban bien de salud.
─ ¿Se encuentra bien?
Irritación.
Hu Tao le dedicó una mirada rápida mientras llevaba las hojas al escritorio. Y por primera vez, se cuestionó qué responder. Ni ella sabía si se encontraba bien. No obstante, respondió de manera automática la pregunta como cualquier otro día. No pretendía ser descortés con ella. A diferencia de otras personas, Mengpo se preocupaba realmente por ella. Eso había hecho que le tuviera cierto afecto y confianza por lo que de manera directa le preguntó si conocía algo acerca de lo que había logrado escuchar en aquella mesa de restaurante. Liyue se caracterizaba por ser un lugar en donde la privacidad no era algo que podía tenerse. Todo se terminaba por esparcir de una manera u otra.
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Paso a Paso (ZhongTao) (Genshin Impact)
RomanceHu Tao, la Directora de la Funeraria El Camino, fue iniciada en el mundo espiritualista y de los negocios de la funeraria desde muy pequeña. La muerte se convirtió en la sombra que le impidió poder tener un desarrollo adecuado de ciertos aspectos re...