Inmortalidad

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Durante mucho tiempo se ha contado la historia de un par de chicos que poseían una extraña cualidad.

Eran jóvenes, muy jóvenes, 26 años apenas a la vista, pero su mente ya vieja y llena de experiencia hacía que todos dudarán que lo que veían.

Estos dos chicos eran odiados por la muerte, la grado que ella decidió que jamás los quería cerca.

Por capricho del destino, se volvieron inmortales.

Uno de ellos usan vez dijo que cerca del principio de los tiempos la muerte observó a su compañero cuando recién cumplía sus 12 años de edad... Y que inmediatamente quedó embelesada por su belleza,  eso le había confesado la muerte.

Aquel chico inconsciente sedujo a la muerte con sus tiernos encantos... Sus ojos grandes y brillantes y profundos, sinceros y alegras, que iluminaban como el cielo mismo y daban tanta paz y calidez como ser abrazado por los rayos del sol.

Su sonrisa sincera que hacía derretir el corazón de aquel frío y despiadado ser, su cabello rebelde y esponjoso y con un gracioso peinado.

Era pequeño, bastante más que los demás y eso lo hacía ver aún más encantador a ojos de la muerte...

Quería poseerlo, ahora, que estaba en la flor de su juventud.

La muerte le deseaba de una manera insana, no esperaba que este hiciera algo por ella, solo quería admirarlo para la eternidad, pero sabía que estaba prohibido arrebatar una vida que aún no había cumplido con su misión en el mundo, así que espero... Y espero, entonces el muchacho poco a poco iba creciendo, se ponía las alto y notoriamente más fuerte, lo vio avanzar y ganarse el respeto de todos al punto de llamarlo héroe, y solo hacia que la parca, orgullosa de aquel chico, le desease aún más.

Pasaba horas y horas apreciando a su pequeño héroe llorón, como todos lo llamaban, apreciando como éste era bueno con todas las personas y seres que se cruzaban en su camino...

Como aquel rubio arriesgaba su vida misma por aquellos que le pedían ayuda, obviamente ella nunca intervino en su destino, pues ganará o perdiera la batalla ella estaría ahí para cobijarlo bajo su negro y frío manto.

Era obvio, la muerte estaba enamorada, sin embargo aquel muchacho de ojos azules como zafiros no tuvo piedad al destrozar su supuestamente inerte, injusto y casi imparcial corazón.

Como todo ser en el mundo, como la muerte misma, aquel muchacho había caído en las trampas letales del amor, estaba encandilado con un chico notoriamente más bajo que él, con una sonrisa igual o más radiante que la suya aunque a los ojos del ojiazul le parecía una sonrisa triste.

Ojos pequeños e infantiles, y a la vista del contrario, cansados del mundo, pero encantadores del mismo color que la noche y cabellos rubios y largos que se mecían suavemente con el viento.

Y muy a pesar de la muerte, aquel muchacho de ojos onix... También correspondía a los sentimientos de aquel niñito llorón, que fue el único capaz de ver tras la sonrisa fingida que le daba al mundo para demostrar su falsa fuerza.

Ambos vieron lo que nadie más veía del otro, eso los enamoró, tenían lo mejor de sus máscaras y se apoyaban mutuamente para llegar a la cima del mundo.

Así como tambien observaron lo peor de sus inseguridades y las protegían con amor y cariño, superando las juntos.

Pasaron años creciendo y la muerte los vio profesando su amor... Un amor que sabía bien era de lo más puro y hermoso, pero no esperaba que ver a ese chico, de ahora 26 años y cabello negro ébano ser feliz con alguien más le doliera tanto.

¿Cómo arrancarle las alas a un ángel?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora