Tangible

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Recuerdo como jugabas con mi mente, como tu cuerpo me llevó tantas veces a descubrir lo puro que puede llegar a ser un pecado, nuestro pecado, que fue tan nuestro que incluso muchas veces llegó a parecer real y tangible.

La pude ver era una mujer aún más hermosa que en sus fotos de piel muy blanca, cabello largo algo ondulado unos hermosos y grandes ojos color café claro apenas entró en la habitación su aroma lleno todo el lugar la mire fijamente me llené de su perfume y en ese momento no lo sabía pero ese realmente fue el minuto que me cambio la vida para siempre.

Los caminos de el amor pueden llegar a ser tan misteriosos y tan confusos, pero siempre, siempre tan perfectos que nos llevan al destino correcto y a mi me habían llevado hasta ella.

Al igual que la mayoría de personas en el mundo siempre pensé que mi vida estaba destinada a algo grande y maravilloso sin embargo ya con 33 años vendiendo artesanias a los turistas en el puerto de Manila no creí que ese minuto que cambiaría mi vida para siempre pudiera realmente llegar a suceder.

Habían pasado unos dos años desde que conocí a Dionisio en el puerto, en aquel momento pensé que sería solamente un turista más de esos amistosos que por querer conocer la cultura de mi país había entablado conversación conmigo sin embargo no fue así.

Dionisio Santiesteban era un hombre muy poderoso dueño de una de las navieras Españolas más importantes del país, un reconocido empresario de 50 años muy atractivo y hace poco mas de un año mi esposo . Después de conocernos en Manila mi ciudad natal pasamos 22 días increíbles era un hombre muy inteligente de mundo que había podido con todo su encanto dejarme completamente deslumbrada en muy poco tiempo y yo que era una mujer sin nada que perder había aceptado venirme a vivir con él a España, pase de no ser nadie a ser la mujer de uno de los hombres con más dinero en este país Europeo.

Era feliz y aunque todo el mundo pensara que estaba casada con él por dinero no fue así cuando nos conocimos nunca me contó realmente cual era el cargo que desempeñaba en la naviera de eso me di cuenta después cuando ya lo quería, me hace sentir completa, en paz conmigo misma y su familia me aceptó bastante bien, creí que mi historia estaba completa que conocerlo a él, mudarme a España era mi gran final feliz pero no podía estar más equivocada, mi historia estaba apenas por empezar.

Dionisio era un hombre viudo con tres hijos Valentín de 30 años,el mayor quien era su mano derecha en la naviera y quien al igual que él viajaba mucho al exterior para mantener el negocio, Tala de 27 que a pesar de tener estudios en administración se había dedicado a su perfecto matrimonio desde hacía años y por último la más pequeña que hasta el día de hoy para mi seguía siendo un misterio Althea de 22 años y a la que aún no tenía el gusto de conocer.

Desde que llegue aquí tanto Tala como Valentín fueron bastante amables conmigo un poco distantes al principio pero después de un tiempo se hicieron a la idea de que su padre estaría con una mujer menor que él y al igual que yo me acostumbre a verlos a ellos, ellos se acostumbraron a mi.

Todo este tiempo quise conocer a Althea quien se encontraba fuera terminando sus estudios, estaba segura que al ser la menor de los tres hijos de mi marido seria la más llevadera, después de todo había tenido dos años para hacerse a la idea de que su padre estaba casado con una mujer mas joven que él , yo había visto fotos de ella, una joven hermosa, pero nunca había venido de visita a la que desde hoy sería su casa nuevamente. yo estaba muy nerviosa por que ni Tala ni Valentín vivian con nosotros a diferencia de Althea que se instalaría en su casa nuestra casa, que de todos modos era inmensa solo para nosotros dos y unos cuantos empleados. Valentín había ido por ella al aeropuerto y ya estaban por llegar, escuché la puerta de entrada abrirse mientras mi marido y yo esperábamos en la sala los pasos se acercaron rápidamente al mismo tiempo que mi esposo se ponía de pie.

Dionisio corrió a abrazar a su hija a la cual tenía cuatro años de no ver en persona, ella le correspondió un tanto desanimada. hija estas hermosa, mírate eres ya toda una mujer, me da tanto gusto que por fin estés aquí con nosotros otra vez. Ven quiero que conozcas a alguien.

Dionisio - Mira ella es Francella mi esposa de la que tanto te he hablado.

Althea - Así que esta es la zorra que tiene envueltos a todos en esta familia.

Las palabras de aquella niña me cayeron como un balde de agua fría sin duda ella no sería alguien con quien pudiera llevarme bien de buenas a primeras, su mirada era intensa su postura desafiante, sus palabras reflejaban todo el rencor que yo no sabía que me tenía y el gesto en su rostro demostraba una seguridad que me hacía sentir pequeña frente a ella, la personalidad de esta niña era sorprendente y al parecer una guerra estaba apunto de comenzar, una guerra que me llevaría a descubrir lo real y tangibles que pueden ser los pecados más grandes que habitan en el fondo de cada uno de nosotros.

Mis niñas hermosas aquí vamos una vez más

ahora con una historia muy diferente espero les guste,

esto lo hago por y para ustedes que tanto me lo han pedido.

se les quiere muchísimo saludos.

Barcos De PapelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora